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Cultura  |  05 enero de 2020  |  01:11 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda

Cine: Historia de un matrimonio. La sensación de un nudo en la garganta y los ojos aguados

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Charlie no quiere contratar un abogado. No solo porque no tiene dinero sino porque no lo considera necesario y ese no era el trato. Tampoco quiere contratar, si pudiera, a Jay Marotta, que más parece un gánster que un hombre que le pueda ayudar a solucionar su problema, así sea uno de los mejores y le asegure la victoria.

Pero Nicole ya contrató a Nora, un tiburón en leyes. Una depredadora. Ella le dijo a Charlie que si no tenía un abogado pronto, podría perder la custodia del niño.

Antes Nicole y Charlie vivían en New York, pero luego de una sesión fallida con un terapeuta y sin más, ella se fue para Los Ángeles a actuar en el piloto de una serie que puede ser producida y así regresar a la televisión y el cine como tanto ha querido.

Charlie no quiere mudarse con ella. Nunca lo quiso aunque antes de casarse lo hablaron, pues su exitosa carrera como director de teatro está a punto de llegar a Broadway con una obra en la que ha trabajado arduamente.

Y ¿Qué pasará con Henry, el hijo de ambos? Él, que tiene 5 años, no sabe que sus padres por más apariencia civilizada y compostura ante los demás, se están separando.

Charlie tampoco parece ser consciente de que lo que construyeron por 7 años ahora flota en mar abierto en dirección al iceberg. Se niega. No lo toma tan en serio. Nicole dice que es culpa de él. Que nunca la escuchaba, no tomaba en cuenta sus ideas y sus sueños por cumplir como mujer y actriz. Él dice que ella es una egoísta. Que quedaron de separarse sin abogados. De forma civilizada y ahora quiere quedarse con todo incluyendo a Henry.

Pero entre tanto ritmo escénico, diálogos bien elaborados y acciones de las dos partes para llegar a un acuerdo, este tenso drama se tornará en un huracán incontenible de odios pasajeros que tendrán vida en los insultos, agresiones y sin salidas.

Parece que ya no hay amor. Se les fue o eso se ve todo el tiempo. El asunto es que cuando ambos están juntos en pantalla no se nota. Es como si aún existiera y uno como espectador quiere que luchen por reconstruirlo.

Historia de un matrimonio es la nueva película del director Noah Baumbach, protagonizada por Scarlett Johansson y Adam Driver. Esta producción se estrenó en el año 2019 en algunos festivales y la distribuye desde el pasado diciembre la plataforma Netflix. Es sin pensarlo mucho uno de los mejores dramas del año, al igual que en su momento y por el mismo estilo lo fueron clásicos como Kramer vs Kramer en los años 70 y La Guerra de los Roses a finales de los 80.

En esta oportunidad el director nos va dando poco a poco pistas de cuál es la razón para que esta pareja casi perfecta y aparentemente feliz en todo, o al menos por lo que dice el uno del otro en el papel, estén dando el paso a su separación irreversible y dolorosa.

Baumbach nos muestra todo lo que sucede al alrededor de ese momento difícil con abogados que buscan lo suyo y salieron debajo de las piedras, familiares que los quieren ver juntos y un hijo que no entiende la situación y que es en parte lo que ambos discuten; Quién se quedará más tiempo con él.

Historia de un matrimonio es una película llena de ritmo teatral, pues parece ser una obra o estar basada en una, haciendo quizás alegoría al mundo actoral de sus personajes, con muchas conversaciones acertadas y sostenidas en cada escena, que están bien escritas y magistralmente interpretadas al igual que los silencios, que cuando existen son cinematográficos, es decir, que las acciones siguen contándonos el drama a puro talento del director, sus encuadres en cámara y todos los actores que lo hacen ver tan fácil, en especial los dos protagonistas, llenos de una química precisa y que se fajan un par de escenas conmovedoras e inolvidables en la historia moderna del cine, donde es imposible como espectador no conmoverse, no sentir un nudo en la garganta y no aguar el ojo con tanto sentimiento expresado.

Esta es una de esas historias sencillas, sin grandilocuencia pero inolvidables. Un drama profundo que sale de lo cotidiano y explora la rutina de lo que muchos viven en una situación de divorcio.

Esta es una película de la que no tomamos partido por ninguno de los dos y solo nos pone como espectadores a favor de su reconciliación. Un guion lleno de detalles simples pero estremecedores. Una obra casi contemplativa, lenta, que se vuelve poco a poco intensa, pasional, turbulenta y necesaria de ver.
Trailer:

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