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Cultura  |  14 enero de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Robinson Castañeda.

El Irlandés: Una catedra del mejor cine

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Sin pensarlo mucho Frank Sheeran se convierte en el ladrón de la empresa en la que trabaja como conductor. Le vende la carne a mafiosos de rango medio que se la pagan a buen precio y la sirven en sus restaurantes de lujo en Estados Unidos.

Y en ese entramado del que ya no puede ni quiere salir porque le da poder y acceso a un mundo que honradamente no podía alcanzar, Frank conoce a todos esos mafiosos de su generación. Tipos duros e influyentes en la política que poco a poco fueron asesinados en su ley en distintos años y por diferentes razones.

Pero uno entre tantos mafiosos y jefes de las llamadas familias, no carteles, como se les dice actualmente, sobrevive al paso de los años al igual que Frank, y es su mentor Russell Bufalino. Un tipo cauteloso, prudente, aparentemente pasivo que dicta, da las órdenes y también guarda los secretos que lo mantienen vivo y protegido.

Frank obedece esas órdenes que le da su jefe y amigo sin preguntar nada. Como en el ejército cuando hacía que los prisioneros de guerra cavaran las tumbas y luego los mataba pensando en que ellos tenían esperanzas de salir vivos. Eran órdenes. Pero la carrera criminal de Frank pasa poco a poco a ser algo más contundente y peligrosa. Se convierte en el matón a sueldo de la familia Bufalino. También es el mandadero y saboteador de más rango y confianza para dar resultados con golpes que benefician a políticos, sindicatos y empresarios del País.

Con el tiempo Frank se hace amigo de uno de los hombres que en su momento era más poderoso que el presidente de Estados Unidos: Hablamos de Jimmy Hoffa, líder del sindicato nacional de camioneros y que desapareció misteriosamente sin que hasta la fecha se sepa qué le pudo haber pasado. Todo un misterio.

Y en parte, de eso y un poco más se trata El Irlandés, la última película del galardonado director Martin Scorsese estrenada en Netflix, con guion escrito por Steven Zaillian basado en el libro de Charles Brandt llamado Escuché que pintas casas.

Esta producción reúne a un grupo de actores leyendas vivas de la historia del cine de los últimos 45 años como son Robert De Niro, Al Pacino, Harvey Keitel y Joe Pesci, en una historia basada en algunos hechos reales donde el personaje principal interpretado por De Niro es Francis Joseph Sheeran, conocido en su momento como El Irlandés, que hizo parte de la familia criminal Bufalino entre los años 50 a finales de los 70.

Es de acotar que algunas partes de la obra se ficcionan y dan su versión de los hechos, como por ejemplo la desaparición de Jimmy Hoffa que se resuelve en esta película diciendo cómo ocurrió, quién lo hizo y por qué sucedió. También se da una hipótesis muy interesante y bellamente arriesgada sobre cuál fue la razón y quiénes pudieron estar detrás del asesinato del presidente John F. Kennedy, así como narra otros hechos de la historia reciente norteamericana.

Pero a lo que se va con esta obra del séptimo arte que tiene tres horas y media de duración, es que lejos de ser la mejor cinta de Scorsese, porque a mi juicio y gusto no lo es, (solo es una opinión) si es una catedra de cine moderno que acude a la vieja escuela y estilo propio de este director, recordándonos otros de los títulos que lo hicieron grande en su filmografía como Los Buenos Muchachos, Casino e Infiltrados, y haciendo cameos a otras películas del subgénero gánster como El Padrino, por citar solo una.

En este filme Martin Scorsese se toma el tiempo y la paciencia para desarrollar los personajes, darles forma y razones por las cuales actúan y toman sus decisiones. Nos dice poco a poco cuál es la motivación de cada uno y sin prisas nos va contando en diferentes tiempos, qué los llevó a ese presente lleno de nostalgia, arrepentimientos, olvido, decadencia, vejez con una ternura senil, y cómo pudieron llegar vivos para contarnos todo lo que hicieron, conocen y lo que le sucedió a los demás

Es en definitiva una película que entra entre los nuevos clásicos. Que nos dice que el cine de estilo sigue en pie y nunca se ha ido ni se irá. Que sin importar la edad los grandes directores dan lecciones a los nuevos de cómo se cuenta una buena historia y cómo se corren riesgos narrativos, de producción o incluso de casting, rejuveneciendo digitalmente a sus estrellas para darle credibilidad y de paso innovando.

El Irlandés es, sino la mejor cinta del 2019 para muchos, al menos sí la que puso a pensar a los productores sobre qué es lo que la gente quiere ver en cuanto a cine.

En esto muchos espectadores nos quedamos con las buenas películas, obvio, y no con los parques temáticos de super héroes y efectos especiales pero sin guion. No importa que duren más de lo pensado, se tomen todo el tiempo y lentitud posibles con tal que nos pongan a especular y conspirar con la historia de lo que pudo haber sido y si fue.

Excelente apuesta la de Netflix que siempre sabe hacerla.

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