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Armenia  |  13 febrero de 2021  |  12:01 AM |  Escrito por: Edición web

Mary Luz la novia del parque Fundadores

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Por Germán Rojas Arias

Bajo los frondosos árboles del interior del parque Fundadores de Armenia, un hombre de más de 70 años descarga su humanidad en una de las bancas, coloca a un lado su inmenso morral color azul mientras deja escapar un suspiro de resignación. Alto, de tez morena luciendo una chaqueta negra y pantalón gris de dril impecablemente limpios al igual que su botas pantaneras, se queda lelo mirando pasar a los transeúntes que desde tempranas horas de la mañana atraviesan el parque rumbo al sector de las clínicas de la ciudad o hacia la iglesia del Espíritu Santo. Su mirada perdida y llena de nostalgia se llena de ansiedad cuando Mary Luz Castaño Tapiero, la escobita de Empresas Públicas de Armenia, la encargada de barrer el parque Fundadores, le pregunta que si quiere tomarse un pintadito caliente. El hombre asombrado la mira, mientras Mary Luz llama a unos de los carritos que venden tinto en termos y le brinda un pintadito y un buñuelo. El campesino con una sonrisa le dice “Dios existe, no me gusta pedir… en las fincas no hay café para coger… el trabajo está escaso. Dios no se desampara a nadie”, replica.

En el mismo sector a pocos metros, una mujer adulta mayor apurada y con dificultad trata de cruzar la cuneta del parque, otrora embellecida por el agua, por los pasos de piedra, Mary Luz corre se mete a la cuneta le da la mano para que se apoye y le ayuda a cruzar. Toma la escoba y vuelve a su labor de barrer, de mimar el parque del que hace ya casi tres años está enamorada.

Madre

Mary Luz Castaño Tapiero es una humilde y joven mujer nacida en Armenia hace 39 años. Pasó su niñez y juventud en los populosos barrios Corbones y Paraíso al occidente de la ciudad. Estudió su primaria en el Amparo Santa Cruz y hasta 7 grado en el colegio Teresita Montes. En la actualidad reside en el barrio Las Colinas al sur de la capital quindiana donde convive con sus hijos. “Vivo con mis cuatro hijos dos universitarios, un bachiller y otro que termina también bachillerato con el poder de Dios este año. Tengo una hija de 24 años que es tecnóloga en regencia, los otros tienen 19, 17 y 16 años. Gracias a Dios y a Empresas Públicas de Armenia los he podido sacar adelante”,

Mary Luz dice con su característica espontaneidad que como rica le falta todo pero que como pobre ha sabido salir adelante, ha sobrevivido. Cuenta que inició trabajando por contrato en el 2007 con el Estado como aseadora en los colegios públicos, después como celadora y que el 2 de enero de 2012 gracias a personas que la apreciaban por su forma de ser ingreso de planta a Empresas Públicas de Armenia, como escobita a barrer las calles de Armenia.

Limpio

Recibió el parque Fundadores en junio de 2018 y desde entonces dedica toda su energía a mantener el parque limpio. Inicia sus labores a las 5:00 de la mañana en jornada continua hasta las 2:00 de la tarde de lunes a sábado.

Mary Luz ama su trabajo, ama todos los sitios del parque. “Amo los árboles, las hojas que caen, la gente que pasa, el indigente, el médico, las enfermeras, los jóvenes y adultos que llegan a diario a realizar ejercicios, a todos los que a diario lo frecuenten, a la naturaleza, los pájaros, las ardillas, las mariposas, a todos los seres que me llenan de positivismo, de amor y de energía. Siento mucha satisfacción cuando la gente que pasa, así sea un indigente, me felicita por mi labor.

Dolor

Dice que empieza la mañana recogiendo regueros de basuras, vaciando cocos, barre la zona de pavimento y por último las zonas verdes. Asegura que la cuneta la enferma: “Tengo un dolor en el alma por esa cuneta porque no sé cuántos años hace que la construyeron, desafortunadamente le hicieron mal la caída. He tratado de tocar una puerta, un corazón, yo digo que inicio con dos bultos de cemento a ver quién me apoya para arreglar la cuneta para hacerle una muy buena caída para quitarnos el abandono de esta parte porque por ello es que en este momento hay tanto sancudo y no se le ve la perfección a la limpieza, más ahora que no tiene agua”.

Cultura

Sobre las zonas blandas que carecen de prado, cuenta que en octubre estuvieron mirando para rescatar las zonas verdes la gramilla, “pero la gente no capta que no se debe de andar por encima de la gramilla, sino que pisotean, o sea que si la ponen ahora el pasto no va a tener vida porque la gente lo va a seguir pisando, si tuviéramos sentido de pertenencia, si supiéramos amar este parque todos cuidaríamos las zonas verdes, como lo hacían nuestros abuelos.

En cuanto a las basuras no hay cultura de la gente porque desafortunadamente el indigente trae la basura del barrio que la saca la noche anterior y por la mañana en el parque amanece el reguero de basura domiciliaria de toallas higiénicas, papel higiénico, cebollas, tomates podridos. “Es muy diferente encontrar vasos desechables, botellas porque al fin y al cabo es el diario vivir de la gente que viene al parque. Hay mucha falta de amor de los ciudadanos por el parque y por la ciudad. Sin embargo yo barro, yo me pulo con mi labor, la gente ha aprendido a respetar un poco no todos pero si muchos.

Un ser humano íntegro

Mary Luz es una de esas mujeres de las que muchos tenemos que aprender. Dice que la vida le ha enseñado que de nada vale llegar a este mundo a no servir. “Creo que me voy a morir sin bienes raíces porque soy feliz dando, me encanta dar, me encanta poderle brindar a alguien un tinto, o un qué te pasa o un qué necesitas, con ello y en el momento podemos salvar una vida, podemos hacer sentir a un indigente que él es importante para alguien, ofreciéndole un café con amor, me apasiona brindar, ayudar a quien no conozca porque de todas maneras es un ser humano” .

Señala que al parque llegan personajes de toda clase, algunos buenos y otros no porque les tocó la suerte de estar en la calle, decidieron mal la vida y uno no es quien para juzgar, señala. Dice que y lo único que hace es encomendar a la gente a Dios, un saludo, algo para que esa gente se lleve que la escobita no es solo la persona que viene y barre el parque. “Con la palabra o la frase más sencilla se le puede ayudar a un ser humano”.

Esta humilde mujer de cabellos que cuando se lo suelta le llega hasta la cintura, asegura que es feliz con lo que hace, con la vida, con sus hijos. “Soy completamente feliz y si algún día me sentara a escribir un libro tendría muchos capítulos porque la vida no me fue fácil y hoy en día tener lo que tengo mes siento muy súper bendecida, me siento muy agradecida con Dios, con el universo y con la gente, porque gracias a la gente yo tengo un trabajo”.

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