Son recatados, respetuosos, hablan con voz pausada, serena, con tanta delicadeza que parecen en otro tiempo, pese a vivir en esta pandemia en la que todo cambia velozmente y la incertidumbre hace presencia en las vidas de todos.

El primero se llama José Isaac Mosquera, es el más veterano dirigente del Partido Comunista en el Quindío y como tal, siempre ha estado en esa línea ideológica y utópica que propugna por la igualdad de clases sociales y nadie lo mueve de sus planteamientos.

El otro José Isaac Mosquera Ochoa, es un médico que ya sobrepasó los 50 años, es radical en la defensa de la vida, no habla de política y se convirtió en la primera persona que recibió la vacuna anticovid en el Quindío.

Fotografía: José Isaac Mosquera Ochoa, hijo

Sus figuras son imponentes, destacan en cualquier lugar, no pasan inadvertidos y aunque son extremadamente amables, no son fáciles de abordar.

Se trata de padre e hijo, el primero se esforzó en la crianza de su primogénito, le inculcó los valores de la disciplina, el respeto, las buenas maneras y la dedicación al estudio, mientras el segundo, recibió las enseñanzas y orientaciones con tranquilidad hasta hacerse mayor y formarse como médico para servir al prójimo.

Hoy este padre y su hijo, se valoran más que nunca, se respetan y se profesan tanto afecto como siempre, sin embargo, la pandemia los ubica en extremos opuestos, el padre no acepta la vacuna anticovid, asegura que se previene con medicina ancestral, mientras el hijo, reconocido médico en urgencias del Hospital San Juan de Dios de Armenia, fue el primer ciudadano en recibir la vacuna y goza del reconocimiento de sus colegas y pacientes, por su trabajo denodado durante años en la institución y la dedicación máxima en los últimos doce meses cuando se ha vivido la crisis sanitaria.

Este papá insiste en que no se vacuna y que aunque no es científico, su profesión le da luces y criterios sobre lo que sucede a nivel mundial con la "vacuna", por lo que cada día se convence más de no aceptarla. Afirma que hasta en eso, trata de ser coherente entre los que piensa, dice y hace.

Fotografía: José Isaac Mosquera, padre

Confiesa José I.Mosquera, que al enterarse de la aplicación de la vacuna a su hijo, lo llamó un día antes para expresarle con franqueza su desacuerdo y recomendarle con respeto tener mucho cuidado, por cuanto considera, que a su hijo trataron de utilizarlo.

Sobre la relación entre padre e hijo, afirma que es profunda, respetuosa y de conocimiento, máxime ahora con sus convicciones frente a la vacuna anticovid, tema sobre el cual le ha expuesto con anterioridad sus criterios.

Aunque no deja ver sus emociones fácilmente, este papá se siente orgulloso de su hijo con 29 años de trabajo en el hospital San Juan de Dios de Armenia, donde considera que se ha ganado una posición como médico, debido a sus conocimientos, educación y concepción sobre el campo de la salud.

Reconoce que su hijo se ha ganado los homenajes y el cariño de la comunidad y de los pacientes por su trabajo, honestidad y profunda responsabilidad, porque es un convencido de que la medicina es para el servicio de la gente.

Son muy parecidos y demasiado distintos, se aman y respetan, los dos luchan por la vida desde esquinas opuestas y están seguros que cumplen de la mejor manera su paso por este plano terrenal.