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Cultura  |  13 julio de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Las bondades de las buenas lecturas

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Un texto de Álvaro Pineda López. Hace parte del libro Literatura Herramienta de la Historia. Un proyecto del grupo Café y Letras Renata.

De niño sufrí de asma y cuando amanecía nublado o lloviendo, no podía salir a trabajar en la finca, entonces me dediqué a leer los escritos que tenía a mano. La Sagrada Biblia, La Historia Sagrada o los periódicos El Tiempo, El Espectador, con que mi papá al ir a mercar siempre llegaba y cada mes el periódico El Campesino. Desde que aprendí a leer e inicié a estudiar, a los siete años cumplidos, que exigían en las escuelas tanto urbanas como rurales; mi primer libro fue la cartilla “Alegría de Leer”.

Me encantó la fábula de la zorra y las uvas…. La zorra por más esfuerzos que hizo saltando no alcanzó las uvas…… y expresó: “las uvas están verdes”. Esta moraleja los campesinos de la vereda, cuando había algo inalcanzable la aplicaban y la repetían: ”las uvas están verdes”.

En la Sagrada Biblia y en la Historia Sagrada, entre muchos pasajes leídos, el que más me impactó fue el de Sansón elegido por Dios para salvar a los israelitas de los filisteos. Sansón desobedece a Dios y se casa con Dalila que era filistea, ella lo traiciona cortándole el cabello, pierde así la fuerza. Los Filisteos que eran los opresores, lo llevaron a la cárcel, lo maltrataron y le sacaron los ojos. Para burlarse de él, lo trasladaron a un templo lleno de Filisteos y Sansón con ambos brazos rompió las columnas. El templo se vino abajo y fueron muchos más filisteos los que mató al morir, que los que había matado mientras vivía.

Moraleja: Ceder a la tentación conduce al pecado.

Interpretación personal: Ante la belleza y los halagos de una mujer, no hay hombre que se resista.

El libro “Secretario español”, escrito por el Padre Rosas, lo leí a los catorce años. Comparaba el origen y crecimiento de un niño con el de las plantas, que crean una flor o forman el fruto, por tanto la vida de ambos depende de los cuidados y un buen ambiente, para obtener un adulto y una planta sanos. Esta enseñanza me sirvió para vivir una buena disciplina personal. “Mente sana, cuerpo sano”.

El periódico El Campesino, dirigido por Radio Sutatenza, era mensual y mi papá lo compraba en la iglesia San José de Calarcá. Lo leía de la primera a la última hoja, en él conocí muchas actividades de la cultura agrícola, como dichos y coplas populares, que el campesino grababa en su mente, y mientras trabajaba las repetía enseñándoselas a los otros trabajadores. Los copleros ponían a hablar al armadillo. Ejemplo:

“Esto dijo el armadillo,

sentao en la cumbrera,

si no me dan de comer,

me llevo a la cocinera”.

Copla popular más moderna.

“Esto dijo el armadillo,

tomándose un aguardiente,

hay que saber celebrar,

sin agredir a la gente

En la cultura agrícola enseñaban cómo hacer cocheras, corrales para gallinas, estanque de peces. Así fuimos mejorando la finca “La Esperanza” de la Vereda Santo Domingo de Calarcá.

En los periódicos, a la columna periodística de I.M (Inés de Montaña), los lectores le escribían manifestando situaciones personales y ella respondía por medio de la misma columna. Yo me atreví a expresarle mi problema: Una gran timidez. Por los caminos de la vereda cuando me encontraba con un forastero, me escondía en los cafetales, hasta que pasara y si me veía abocado a enfrentarme, era callado, temblaba de miedo, sudaba hasta las manos y me ponía a llorar. Por esto me interesé en salir del problema, escribiéndole a Inés de Montaña. Ella me respondió por su misma columna periodística, a la identificación, que era un seudónimo. Me sugirió que pusiera de mi parte, que leyera al sicoanalista argentino CARL JUNG, pionero de la sicología profunda y uno de los estudiosos de ésta disciplina, más ampliamente leídos en el siglo XX.

Leí a Carl Jung en una enciclopedia de la biblioteca municipal de Calarcá, donde explicaba cómo salir de ésos temores, además encontré frases que decían:

“Sólo se volverá clara tu visión, cuando puedas mirar en tu propio corazón”.

“Porque quien mira hacia afuera sueña, y quien mira hacia dentro despierta”.

Expresa que la humanidad es infinita y que el valor de cada hombre y/o mujer es uno sobre el infinito, o sea cada uno vale 1/infinito (un infinitésimo) en éste mundo y por ello somos iguales.

Otros comentarios hablan claramente sobre el miedo al que me refería. Con ésta lectura dejé de mirar hacia afuera para no soñar, sino seguir mirando hacia dentro para despertar. Agradezco a Carl Jung y a Inés de Montaña, haber quedado sin temores

Leí el libro de Juana de Arco. Fue oficial del ejército, como única mujer en las filas que comandaba el ejército para defender a Francia. En campaña recibía todo el apoyo de los militares como también el respeto, pues le reconocían la voz de mando, pero para mí fue una sorpresa la historia de Juana como militar y con ése liderazgo expresado por el escritor León Denis.

Para mí era algo de ficción porque en ésa época, década de los 60, como campesino el concepto que estaba a todo furor era el machismo y estábamos muy lejos de tener mujeres militares en Colombia. Llegué a la finca la Esperanza donde vivía y a la hora de la comida, como siempre nos reuníamos en familia, les conté la chiva noticiosa a mis padres y hermanos, ésa sorpresa: En siglo XV en Francia, hubo una mujer llamada Juana de Arco que alcanzó un rango de comandante y era respetada lo mismo que si fuera un hombre. Todos quedaron sorprendidos.

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