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Cultura  |  25 julio de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Historia de Preston Thomas Tucker

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Un texto de Carlos Alberto González Quitian. Hace parte del libro Literatura Herramienta de la Historia. Un proyecto del grupo Café y Letras Renata.

Preston T. Tucker, inventor norteamericano nacido en Packard en 1903 y fallecido en 1956, desde pequeño fue aficionado a la mecánica y luego se destacó como constructor de automóviles. Su vida es la historia del creador frente a los intereses y celadas que le impone el medio.

En 1949 se vio atacado y forzado a enfrentar el sistema reinante. Sus inventos, adelantados a la época del automovilismo, eran de un iluso o en el mejor de los casos, demasiado atrevidos. Su vida fue contada en la película: “Tucker: The Man and His Dream” o "Tucker, Un hombre y su sueño", protagonizada por Jeff Bridges, producida por George Lucas y dirigida por Francis Ford Coppola en 1988.

A sus dieciséis años adquiere un viejo automóvil y lo refacciona para venderlo, demostrando un talento especial en el diseño, la construcción mecánica y el emprendimiento. Adulto se une a la policía de Lincoln Park, donde tiene acceso al parque de vehículos de persecución, caracterizados por su velocidad y alto rendimiento, donde lo amonestan por instalar aditamentos no autorizados al auto oficial. Renuncia definitivamente y se centra en el mundo del automóvil.

Vende autos, es dinámico, optimista y carismático gestor de proyectos, tiene éxito en Michigan, en la Cadillac, Ford, Studebaker, Stutz, Chrysler y llega a ser gerente de una agencia de autos de lujo en Memphis Tennessee.

Su motivación por traspasar las fronteras del diseño, lo lleva a viajar cada año a Las 500 millas de Indianápolis. Logra convencer a Harry Millar, más ganador que ningún otro en esos años, para construir juntos autos de carreras. Fundan Miller and Tucker Inc en 1935. El primer trabajo, fabricar diez autos de carreras con 8 cilindros mejorados en V.

Sin tiempo suficiente para el desarrollo y las pruebas, los carros fallaron por sobrecalentamiento y tuvieron que abandonar su primera carrera. Luego, ya perfeccionados, volvieron a correr la Indy y la compañía continuó con el desarrollo y construcción de autos hasta la muerte de Miller en 1943.

Tucker se muda a California y comienza un vehículo terrestre de combate para el gobierno de los estados Unidos, que alcanza los 185 km/h, superando las expectativas y especificaciones originales. Este blindado ligero de alta movilidad con torreta para cañón, fue rechazado por el ejército, entre otras cosas por su velocidad, dado que triplicaba los estándares de la época y se alejaba del paradigma reinante. (Hoy día los tanques de alta tecnología logran estas mismas velocidades, consideradas estratégicas para el éxito en combate).

A pesar del rechazo, la marina de Estados Unidos se interesó en comprarlo, aunque no se concretó su construcción. También recibe pedido del gobierno Holandés para fabricar un tanque ligero, pero Holanda sería invadida por el ejército nazi. Sin embargo, el tanque terminado alcanza 130 km/h. La torreta y sus sistemas, le daban gran desempeño y poder, por eso el ejército de los Estados Unidos adoptó la torreta que sirvió además para ser aplicada en barcos y bombarderos.

El Tucker Turret comenzó a producirse (al principio en el taller de Tucker en Missouri y luego en serie), para los botes PT, naves de asalto, y bombarderos como el B-29.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Tucker se asocia como vice-presidente con Andrew Jackson Higgins, constructor de los buques de guerra y motores para buques de torpedo.

Terminada la guerra, la industria en Estados Unidos estaba lista para la producción de vehículos civiles. Los primeros modelos de auto aparecidos en el mercado eran muy similares a los que se producían antes del conflicto bélico, con ligeros cambios, pero el consumidor esperaba vehículos nuevos y no los mismos exhibidos antes de la guerra maquillados.

Tucker, vislumbró una posibilidad. Construir un coche verdaderamente original, pertinente e innovador y llevarlo al mercado. Diseñó uno con motor trasero, sistema de inyección directa de combustible, frenos de disco, y orientado a la seguridad con cinturones y vidrios de protección en caso de choque, así como un tablero que incluía el panel de instrumentación en el volante, más accesible para el conductor. Incorporar estos elementos ponía en evidencia la inseguridad de los vehículos y esto provocó desavenencias en las corporaciones que producían automóviles.

En diciembre de 1946 contacta al diseñador Alex Tremulis para dar forma al famoso modelo Tucker Torpedo 1948. Después de presentar el prototipo, la dificultad para encontrar materiales y la necesidad de fondos, llevó a Tucker a vender franquicias a futuros concesionarios e ideó un plan para comercializar accesorios para los coches Tucker.

Cuando logró su objetivo, la SEC (Comisión de Seguridad e Intercambios del gobierno norteamericano) inició una investigación, instigada por los competidores que temían su éxito. Para agravar la situación, la información fue filtrada a la prensa, con aspectos del coche que no funcionaban bien, sin tener en cuenta que no eran modelos definitivos sino prototipos.

El pánico entre los compradores potenciales, concesionarios, proveedores y accionistas, que veían peligrar sus intereses, fue inmediato. Un juez federal inicia un proceso por fraude en julio de 1949. Fue clausurada la fábrica, sus activos confiscados y despedidos los empleados. Las acusaciones decían que Tucker era un total fraude y que nunca había construido un sólo automóvil.

Las 51 unidades que el gobierno confiscó y otras razones, hacen pensar que las tres compañías más grandes de entonces, tuvieron que mediar en su fracaso. Hay quienes afirman que si a Tucker le hubieran permitido producir su revolucionario automóvil, habría hecho tambalear a los tradicionales fabricantes de Estados Unidos.

dificultades no menguaron la capacidad del inventor y empresario. Finalmente el jurado declara a Tucker inocente y aunque su fábrica cerró y no se produjeron más automóviles de este tipo, su legado perdura. Gracias a él, tenemos en la actualidad autos más seguros con base en sus propuestas.

La popularidad de Preston T. Tucker, a pesar de la mala prensa, subió hasta que un grupo inversionista brasileño le propuso la fabricación de un automóvil llamado "Carioca". Tucker, murió algunos años después de cáncer en los pulmones sin poder ver adelantado el proyecto, pero sí sembradas las semillas del auto del futuro.

Cada innovación de Preston T. Tucker, propició una era en el automovilismo, los frenos de disco, los sistemas de seguridad, el sistema de inyección directa y gran parte del diseño básico del automóvil, son usados hoy, como lo concibió su gestor. Su legado perdura y ha salvado millones de vidas.

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