Me encontraba una mañana, en un taller de escritura, cuando se hizo una pausa.

En ese fragmento de tiempo y espacio, observo cómo del interior del grupo, emerge una pareja empuñando un termo con café y una bandeja cubierta con una especie de sábana, debajo de la cual se esconden unos gustosos pandebonos.

Este ritual, se prolonga, en cada encuentro sabatino en el denominado museo Quimbaya, en la ciudad de Armenia, capital del departamento del Quindío…

¿La excusa? El taller de literatura y escritura creativa “café&letras renata”

Con el pasar de los meses, hago consciencia: El caballero, quien se denomina asimismo el etíope y la dama que lo acompaña, no se separan ni un instante y sus rostros se iluminan cada vez que el ritual se celebra.

Puedo advertir, en este mismo espacio, la presencia de otro caballero, de mirada un poco nostálgica, cuyo rostro también se ilumina al leer sus propios escritos y que mi olfato los percibe como caminos que se cruzan para tejer historias de vida. Es Enrique Álvaro.

Poco a poco intuyo que estos tres personajes, tienen algo en común, conservan una especie de misterio.

De forma sorpresiva, recibo una invitación. ¿Quieres estar este viernes en la biblioteca Municipal de Armenia?

Una semana después recibo otra ¿Quieres estar este viernes en la biblioteca de la Sociedad de Mejoras Publicas de Armenia?

Pasan las semanas, las invitaciones siguen llegando.

Por fin un viernes del año 2019, tomo la decisión y después de atravesar una especie de laberinto, mis ojos contemplan dos construcciones paralelas, separadas por un abismo, algo así como si en un instante las trompas de Falopio de un útero -fuente de vida hubiesen sido cercenadas.

Me encuentro por vez primera, en el Museo de Arte del Quindío. Mis pasos se dirigen hacia la Biblioteca Municipal y al momento de ingresar, recibo de ipso facto, la mirada de los tres personajes aludidos.

Presiento que no se encuentran solos.

Pasan unos segundos…

Es como una película y del fondo aparecen otros rostros. Rostros de sabiduría. De esa sabiduría no producto de la erudición, sino de la experiencia; rostros que develan triunfos y derrotas, tal cual es la vida.

Es allí, donde me entero de la existencia de la Tertulia “café&letras renata”, entonces pienso que Renata es la dama inseparable del ritual.

De forma esporádica, me asomo algunos viernes a este espacio de conversaciones.

Se precipita el año 2020, un ejercicio de miedo mundial y aparece una nueva invitación: “Participa en “café&letras renata” a través de la plataforma virtual y entonces brotan nuestras vivencias, añoranzas y significados en el desarrollo de los proyectos: “Recordar es jugar” y “La literatura como herramienta de la historia”

Llega el año 2021, continúa el distanciamiento social, pero también el espacio virtual de la tertulia, con temas como la Guerra Fría, El 9 de abril de 1.948, Las 7 pieles de la creatividad de Carlos Alberto González y otros de interés general.

“café&letras renata” es un espacio que honra la fraternidad, el compartir, el disfrutar, el respeto por la diferencia en medio del stress, las carreras y las agonías.

Tres corazones que nos dan aliento y oxígeno: Don Miguel, Doña Gloria y Enrique Álvaro, un grupo de corazones refugio, corazones sin censura, corazones hermanos, los corazones de todos mis compañeros y compañeras de “café&letras renata”.

La esperanza se mantiene, la esperanza sigue viva.