En Colombia durante 2021, el 0,4 % de la población fue atendida en los servicios de salud por diagnóstico epilepsia.

La epilepsia es una enfermedad cerebral no transmisible crónica de causas diversas, caracterizada por crisis recurrentes, debidas a una descarga eléctrica excesiva de las neuronas, considerada como un trastorno neurológico, asociada con diversas manifestaciones clínicas.

Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 50 millones de personas en todo el mundo padecen epilepsia, cerca del 80% de quienes la padecen viven en países de ingresos bajos y medianos y su riesgo de muerte prematura es hasta tres veces mayor que en la población general.

El Ministerio de Salud cuenta medidas especiales de protección para las personas que padecen esta enfermedad a través de la implementación de la Política Nacional de Salud Mental.

Entre los factores de riesgo en el embarazo, dependientes de las condiciones maternas como la edad (menores de 18 años y mayores de 40 años), enfermedades previas o durante el embarazo, estado nutricional, exposición a violencias, falta de control prenatal, amenazas de aborto, infecciones, accidentes, exposición a sustancias tóxicas, preeclampsia y epilepsia en la madre.

Otros factores de riesgo se pueden presentar durante el parto como la prematurez, postmadurez, bajo peso, parto prolongado, parto rápido, parto múltiple, eclampsia, hipoxia y hemorragias maternas.

Así como los que pueden manifestarse a lo largo del curso de vida, entre los que se destacan las infecciones (meningitis y encefalitis), traumas, tumores, trombosis, hemorragias, malformaciones cerebrales y enfermedades metabólicas y enfermedades degenerativas.

En cuanto a la relación de la epilepsia con la salud mental, diversas publicaciones señalan una alta frecuencia de psicopatología y una mayor prevalencia de trastornos psiquiátricos en pacientes con epilepsia, siendo la depresión el trastorno más frecuente con una prevalencia estimada entre un 20% en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal y un 62% en pacientes con crisis parciales complejas resistentes al tratamiento seguida por los trastornos de ansiedad, trastornos psicóticos y Trastornos por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Las personas con epilepsia frecuentemente presentan problemas mentales asociados a la discriminación en los entornos de desarrollo. Discriminación que se da como producto, muchas veces, del desconocimiento de las características de la enfermedad y sus causas.

Es fundamental hacer un diagnóstico oportuno, garantizar la continuidad del tratamiento y potenciar la rehabilitación integral orientada a la inclusión laboral, educativa y social; así como establecer acciones estratégicas de prevención de sus causas, entre las que se destacan:

• Controles prenatales para identificar y limitar retardo del crecimiento intrauterino, exposición fetal a infecciones como citomegalovirus y toxoplasmosis, y uso materno de cigarrillo u otras sustancias potencialmente tóxicas.

• Cuidados durante el periodo perinatal, con énfasis ante presencia de condiciones maternas como pre-eclampsia y diabetes, garantizando idoneidad de las personas que atienden el parto, y minimizando el riesgo de encefalopatías hipóxico-isquémicas, hipoglicemia e infección perinatal, sobre todo en partos prematuros y labores de parto prolongadas.
• Control del riesgo de adquirir infecciones en los diferentes momentos del curso de vida como: meningitis bacteriana, encefalitis viral, malaria cerebral y neurocisticercosis.
• Condiciones de seguridad en entornos donde se pueden presentar accidentes con consecuentes traumas craneoencefálicos, como la vía pública.
• Afectación de los determinantes de eventos cerebrovasculares con acento en la sana alimentación, reducción del estrés y control de patologías como la hipertensión arterial.