Por Patricia Londoño Guzmán *

La docencia es una profesión que va más allá del espacio físico, de unos elementos conceptuales y metodológicos enmarcados en diversas disciplinas del conocimiento; silenciosa, intangible e invisible supera las fronteras del aula y pasa a las dimensiones de la espiritualidad, al inconsciente colectivo que se manifiesta en el arte, cuanto presenta contenidos; en la ética a través de la convivencia; en la democracia con la participación de los diversos actores de la comunidad educativa y en la fe en el mañana, tras las más variadas formas de escribir la historia de la humanidad.

El docente como protagonista de esta realidad en el cumplimiento de la norma, durante las diarias y algunas veces agotadoras jornadas de trabajo, por las condiciones laborales, se debate entre:

1. El marco legal como Ley General de Educación (o la Ley 115/93), con la cual se implementan los conceptos del PEI (Proyecto Educativo Institucional), el currículo enmarcado en los componentes curriculares, los estándares, los DBA (Derechos Básicos de Aprendizaje), las planeaciones diarias, la participación en los diversos proyectos institucionales algunas veces asociados con la cátedra (democracia, educación sexual, inclusión, pruebas saber, manual de convivencia, afrocolombianidad, paisaje cultural cafetero, Proyecto Ambiental Escolar o PRAE, plan escolar de gestión del riesgo o PEGERD, escuela de padres, proyecto de investigación, uso del tiempo libre y protocolo y programa de alimentación escolar o PAE), proyectos que bajo el concepto de la autonomía escolar algunas veces superan en forma significativa el número efectivo de las personas que los deben cumplir, razones que hacen necesario la participación del docente en más de un proyecto.

2. Las corrientes de la pedagogía moderna, donde el discurso de los pensamientos dogmáticos, constructivistas y crítico, que las recientes investigaciones respaldan y favorecen con el desarrollo de las inteligencias múltiples y exitosas, le plantean los retos de preparar a los estudiantes para pensar, escuchar, ver la realidad desde la alteridad, desde el otro, a entender el significado de la libertad en la corresponsabilidad de las acciones, que con movimiento pendular van y vienen entre el derecho y el deber, porque la libertad de uno la limita y reconoce la libertad del otro.

3. El miedo y los mecanismos sutiles de defensa u ofensa, como la exclusión y la marginalidad con las cuales responden a las iniciativas pedagógicas los colegas, directivos, la comunidad educativa o las autoridades competentes en educación, la mayoría de las veces incapaces para aceptar al otro y conciliar en la diferencia.

4. El dilema ético de reconocer y respetar la veracidad del conocimiento empírico y académico, que la mayoría de las veces separa la línea sutil del lenguaje o la manera de percibir el mundo. Como se puede apreciar en los conceptos culturales, académicos, científicos y religiosos de la tierra y de Dios que aparecen en los 2 siguientes ejemplos: la tierra que para los antepasados y descendientes de los incas, es la “pacha mama” representa “en conjunto el suelo, la tierra geológica y la naturaleza donde se concentran manantiales, vertientes o apachetas, con gran fertilidad para proveer la subsistencia al hombre y a las demás especies; con ella se dialoga de manera respetuosa, se le pide sustento o se le dan disculpas por alguna falta cometida en su contra y se le agradece por todo cuanto provee” (visión de sostenibilidad y armonía con la naturaleza) y para los académicos, es un planeta que tiene condiciones físico químicas especiales siendo fuente de materias primas para los procesos industriales; la materia y la energía para los científicos “no se crean, ni se destruyen sino que se transforman”, el “alfa y el omega” de las religiones cristianas ”es principio y fin de todas las cosas y estará hasta la consumación de los siglos”. Ante esa diferencia de forma en el concepto se plantea el deber moral de conciliar el conocimiento, para hacerlo más universal en beneficio de unas relaciones interpersonales mas armónicas.

Entonces ¿Cómo puede el docente equilibrar el debate interior y personal con el colectivo al cual lo reta cotidianidad laboral? y surge un nuevo dilema, aceptar las condiciones que determinan la autoridad, algunas veces con visos de totalitarismo, o la práctica de la libertad para dedicarse a la tarea de imaginar, construir, buscar y rescatar del anonimato, las diversas alternativas pedagógicas; fruto de iniciativas individuales o de pequeños colectivos, para implementarlas y/o divulgarlas. Actitudes que son verdaderos actos de patriotismo, implícito en el rescate de la identidad y en la defensa de una idea que sin proponérselo, se relaciona con las riquezas naturales (minería, agricultura y agua) y la larga historia de violencia de una nación pluriétnica y pluricultural, simbólicamente representada en los colores de la emblemática bandera tricolor.

Es importante reconocer que las alternativas pedagógicas se encuentran en instituciones educativas rurales en los distantes lugares de la geografía colombiana, en instituciones educativas urbanas de pequeñas cabeceras municipales o en las capitales de los 32 departamentos del territorio nacional, lugares donde los docentes como “Quijotes”, en los principios de la autonomía escolar, sueñan, creen y construyen modelos propios para detener la perdida de la identidad que plantean los modelos extranjeros, respetables pero que se inspiraron en otras condiciones geográficas, religiosas, culturales y sociales, por ejemplo: los modelos de Finlandia, Singapur y Japón, no tiene los mismas realidades de quien nace o se cría en la Bota Caucana o en Bojayá, Choco, donde las diferentes modalidades del conflicto le niegan a sus habitantes cualquier posibilidad para saborear las mieles del reconocimiento y la inclusión.

Al buscar ejemplos significativos y cercanos de la región llegan a la memoria las siguientes experiencias:

1. “Del colegio al barrio, historia para construir y contar”. Semillero de investigación cultivando historia para el rescate de la identidad del barrio Salvador Allende.

2. El rescate de las lenguas indígenas y el valor de la tradición oral.

3. El método científico como estrategia pedagógica para el desarrollo de las inteligencias múltiples y exitosas, que cumple con los estándares previstos por el Ministerio de Educación Nacional para los grados de 0 a once, tiene para su implementación un manual con 50 capítulos donde se articulan los conceptos de biología, la química, la experimentación se hace con recursos del medio, condiciones que disminuyen los riesgos de los estudiantes y la producción de residuos contaminantes, emplea la lúdica y el análisis de leyes y principios para desmitificar el conocimiento científico y se previene la dolorosa perdida del espíritu de investigador que se da durante los primeros años de vida escolar.

Experiencias con las cuales desde la Historia y la Geografía, el Inglés y las Ciencias Naturales y Educación Ambiental con profundización en investigación, una Trabajadora Social y 2 Licenciadas (una en lenguas modernas y otra en Biología y Química), hacen realidad la transversalidad del conocimiento y comparten lo esencial, “la formación de un hombre con alto sentido de humanidad, por su gran capacidad para sentir afecto, comprensión o solidaridad hacia las demás personas”, “humanizante por su compromiso con la justicia para levantar la dignidad humana, despertando inquietudes y anhelos por un mundo más humano, humanizado y humanizador porque actúa con todos y para todos los seres humanos en comunicación con el medio ambiente”.

*Patricia Londoño Guzmán.

Licenciada en Biología y Química.

Área mayor Biología, área menor Química.

Armenia, Quindío.

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