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Colombia  |  11 septiembre de 2022  |  12:09 AM |  Escrito por: Administrador web

Manizales: desde la ciudad del aprendizaje al dialogo regional

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Luis Ángel Echeverri Isaza

Trabajador Social, MG en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos

 

El pasado sábado 3 de septiembre se desarrolló en la ciudad de Manizales, el diálogo regional presidido por el presidente Gustavo Petro Urrego, el eje central del evento giro en torno a la posibilidad que tienen los actores territoriales de decidir los proyectos estratégicos para ser incluidos en el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.

La convocatoria e invitación del presidente es a planear desde el territorio, planeación al derecho, desde lo que realmente necesitan las comunidades, desde abajo, en la perspectiva de las epistemologías del sur, desde el pensamiento crítico y decolonial, planear desde el poder ciudadano, desde los saberes y conocimientos, desde sus propias realidades, es decir, construir el horizonte para ver más allá y responder a las particularidades de cada territorio en donde habita una sociedad que está en permanente cambio.

En palabras del Señor presidente Gustavo Petro Urrego, “El Diálogo Regional es un proceso, por medio del cual lo que buscamos es que una región, consensuadamente o hasta el máximo del consenso posible, pueda construir, pueda visualizar qué es lo que quiere en los próximos cuatro años de esta región. Lo que vamos a hacer, para ponerlo en términos concretos y así las palabras no gusten a ciertos sectores de la sociedad, es desatar una movilización social para participar territorio por territorio en la construcción de una ley: la ley del Plan Nacional de Desarrollo, en donde, por orden constitucional, se inscriben todos los proyectos con su valor, para ser beneficiados por los presupuestos en los próximos cuatro años”[1].

Una planeación bien direccionada para erradicar a aquellos falsos adivinos de la planeación, la planeación de la sugestión, hacer creer que lo planeado es lo correcto, ejercicio que ya tiene su tradición en las regiones y que se evidencia en los denominados “elefantes blancos”, infraestructuras sin terminar, plazas de mercado, colegios, acueductos, vías en fin y que decir de la abrumadora realidad del país, en términos de pobreza, hambre y desempleo.

Este ejercicio del diálogo regional, se convierte en un viaje continúo al que debemos acostumbramos para que no nos timen con proyectos como, por ejemplo, de infraestructura en cuya lógica racional esta generar recursos para algunos sectores económicos y políticos, pero que no benefician a la ciudadanía altamente golpeada por la falta de oportunidades, ejemplo de ello, la construcción del aeropuerto de Palestina, Caldas.

A veces, las necesidades de la población son manipuladas por ciertos actores que, engañen, planteando escenarios verosímiles pero en realidad distorsionan, nos convencen de respuestas que no generan soluciones, como la ya cacareada flexibilización laboral y baja de impuestos a los empresarios para supuestamente activar la generación de empleo y vemos como el desempleo y la economía informal crecen; es una planeación realizada por las autoridades administrativas bajo una óptica de la sugestión, la confianza, la tecnocracia, engaños, ilusionistas, kamikazes de las soluciones para beneficiar a una “inmensa minoría”.

Concentrarnos en lo que realmente necesitamos para dar salida a las necesidades, transición más rápida a un nuevo enfoque de planear, de hacer y conectar las capacidades instaladas que existen en el territorio; como un dispositivo que orienta el camino, el presente y futuro de la sociedad, que de salidas y respuestas a las demandas sociales para determinar los cambios profundos que contribuyan a una sociedad incluyente, equitativa y democrática.

Para que no se distorsione el diálogo regional por intereses particulares, por premisas, argumentos y soluciones que no dan respuesta a erradicar la pobreza, es indispensable que los liderazgos que están jalonando el proceso tengan la legitimidad social y el reconocimiento de las organizaciones sociales de la ciudad y la región; liderazgos sin representatividad, abrogándose el derecho a decidir y participar, con el prurito de ser los “abanderados y avalados por el gobierno central”, no contribuyen en la construcción de un presente y un mañana promisorio para la sociedad Caldense.

En este sentido, el ejercicio del diálogo regional, debe superar la sugestión generada e influenciada por ciertos sectores de la ciudad y el departamento que, en cabeza de los gremios económicos y actores políticos, venden hechos y soluciones que no responden a las necesidades apremiantes que vive la región.

Esta ciudad se caracterizó en los años 20 del pasado siglo por ser epicentro financiero de Colombia debido a la producción y exportación del grano de café, luego se fue perfilando hacía un municipio con oferta educativa universitaria. En 2019 la UNESCO declaró a Manizales, una de las cuatro ciudades del país, como Ciudad del Aprendizaje; es un referente en el país en educación superior, ciencia, tecnología e innovación.

Cuenta con más de 10 centros de educación superior, entre las cuales, están la Universidad de Caldas, Universidad Nacional de Colombia sede Manizales, universidad Autónoma, Universidad de Católica, Universidad Católica Luis Amigó, Universidad Cooperativa de Colombia, Universidad Antonio Nariño, la ESAP y otras universidades que ofrecen programas de posgrado en las modalidades de especialización, maestría y doctorado.

Esta oferta educativa lleva a considerar a Manizales como una Ciudad Universitaria, contribuyendo con la generación de ingresos y empleo que genera este renglón económico a la ciudad, en términos de las demandas de servicios de vivienda, alimentación, comercio, transporte y servicios financieros, aportando al mejoramiento de la calidad de vida de la ciudadanía manizalita.

Esta particularidad, genera posibilidades de desarrollo y crecimiento en términos de la creación e instalación de tecnologías de la información y comunicación, con la adopción de tecnologías digitales en sus redes, servicios e infraestructura para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Claro, que este es uno de los temas que puede hacer parte del dialogo regional.

Ahora bien, este diálogo regional propuesto por el gobierno nacional, como una estrategia para que, desde los territorios se decidan los proyectos que harán parte del próximo Plan Nacional de Desarrollo, debe convocar ampliamente a los actores sociales, económicos y políticos, sin exclusiones y superar -son ustedes quienes lo deciden- la polarización en torno a la construcción del aeropuerto de Palestina y el proyecto de Manizales Ciudad Inteligente o la construcción de cables aéreos en la ciudad. Estos son los temas que precisamente se deben analizar, debatir y decidir, en este escenario.

Se pregunta el señor Presidente; “¿Qué es lo que entonces queremos hacer? Que ese programa de Gobierno, votado mayoritariamente por la población colombiana, pueda enriquecerse, y enriquecerse no es retóricamente, no es con unos discursos, sino enriquecerse con los proyectos claves, que tras una visión del desarrollo que se quiere de una región, introduzca la sociedad misma del territorio: no Petro, no los ministros, no los congresistas, sino el pueblo del territorio”.

Con las capacidades instaladas que tiene la región y en particular Manizales, se podrían plantear los diálogos, alrededor de proyectos potenciadores de las ventajas comparativas del territorio y con ello, generar procesos de inserción en el mercado nacional e internacional, temas como Manizales ciudad del Aprendizaje, Inteligente y Sostenible, el manejo inteligente del transporte urbano y veredal, los cables aéreos para el fomento de la industria del turismo, el tratamiento de los residuos sólidos y las posibilidades de su aprovechamiento industrial, desarrollo de cadenas de valor agregado a la producción del café y, pensar en una gestión pública que permita la recopilación y generación de indicadores, por medio de herramientas tecnológicas avanzadas para la generación de información para la toma de decisiones.

Estos son, por ejemplo, temas estratégicos que podrían estar en la agenda y generar consenso entre la ciudadanía, ese es el espíritu del diálogo regional, con la participación de las universidades, los gremios, trabajadores, organizaciones y movimientos sociales, para definir alternativas estratégicas que fortalezcan las economías de la región y, contribuir a la solución de las problemáticas sociales que se viven en el territorio y estar a tono con los cambios sociales, económicos y culturales que son necesarios para un mejor vivir.

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[1] Palabras del Presidente Gustavo Petro en el Diálogo Regional en la ciudad de Manizales, 3 de septiembre del 2022.

TOMADO DE REVISTA SUR

https://www.sur.org.co/manizales-desde-la-ciudad-del-aprendizaje-al-dialogo-regional/

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