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Cultura  |  19 octubre de 2022  |  12:50 AM |  Escrito por: Administrador web

Crónica: En Palosanto sobra palo pa cucharas (parteII)

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Una crónica de Luis Carlos Vélez Barrios

En la Normal de La Vega estudié hasta cuarto bachillerato, y luego me fui para Popayán a terminar mis estudios. Creo que a mi padre, que también como mi tío Leovigildo, compraba caballos, chalaneaba, escribía poemas y cuentos, heredé la vena por el arte. Vivió ciento tres años, y mi madre setenta y tres.

En Popayán estudié en la Normal José Eusebio Caro; me contacté con otros grupos de músicos empíricos, donde hice tercera voz y requinto melódico; usted sabe que ese requinto tiene siete cuerdas y hace las veces de guitarra y requinto… Recuerdo al Trío Los tres del Cauca. Con ellos me hice requintista. Terminé bachillerato normalista, y me resultó duro dejar el trío para ingresar a la universidad del Cauca, a estudiar diez años de música: tres de estudios básicos y siete de carrera profesional. Fue muy duro porque debía repartir el tiempo entre las labores docentes y la universidad. De 39 que iniciamos estudios, 38 claudicaron…

El maestro corta su hilo narrativo (la mariposa de la guitarra revolotea por la oficina. Posada en el sofá abanica el aire), marca un compás de espera, y refiriéndose a la mariposa, asegura: viene de recorrer todos los instrumentos. Póngale cuidado y verá que termina asomada a la ventana…

Otro silencio, pero de semifusas, y continúa:

Terminados mis estudios trabajé en varias instituciones educativas como profesor de primaria, en grupos de 1º, y 2º. Elegí estos grupos porque los inicios de la Lecto-escritura tienen que ver con la entonación, el ritmo y la puntuación musical.

A propósito, tengo una anécdota: El mismo día que inicié mis tareas, la directora de la escuela Chuni, a su regreso de Francia, notó que mi grupo pocas veces entraba al salón, y mis clases eran al aire libre, en el campo, en las zonas verdes, en las fincas urbanas de los alrededores, y las pocas veces que mis estudiantes estaban en el salón, no usaban los pupitres, sino en el piso que se encargaban de mantener limpio. Ella me llamó a reunión, y me dijo que le preocupaba lo que pasaba. Le manifesté que mis actividades eran un aprestamiento basado en la música, que los juegos servían para fortalecer el proceso de lecto-escritura, y le pedí un plazo para hacerle una demostración.

Después de quince días de vacaciones de los estudiantes, entró al salón para observar mi método con primer grado, y se dio cuenta de que los niños leían, escribían, y tenían gran comprensión de lectura; mejor que otros de grados superiores. Se excusó, y me pidió editar el método.

Por esa época ingresé al Cuarteto de guitarra Pubenza, integrado por el maestro Luis Alfonso Castillo, director del grupo, Jesús Martínez y Ramiro Vela, estudiantes nariñenses de licenciatura musical. Este cuarteto contaba además con un trío vocal, donde Guillermo Paz hacía la primera voz…La conversación cae en silencio de blanca…...

...Continuará.

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