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Cultura  |  20 octubre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El hombre en el castillo, una versión no oficial de la historia que es igual a la oficial

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Este libro es publicado por Minotaruo, del Grupo Editorial Planeta.

No importa la orilla si el río es el mismo. Podría esa ser la frase con la que se define la historia que nos cuenta el escritor Philip K Dick en su novela El hombre en el castillo, publicada en 1962 y que sin duda es la más icónica de las ucronías en el último siglo.

Esta no puede considerarse un clásico de la ciencia ficción, aunque su autor si es reconocido en el género por novelas como Sueñan los androides con ovejas eléctricas, Sentencia previa o Vengador del futuro. Todas ellas llevadas al cine. 

Y por qué hablamos del mismo río con diferente orilla para referirnos a El hombre en el castillo. Porque en la novela se nos plantea una historia que ocurre en una Alemania Nazi y un Japón como ganadores de la Segunda Guerra Mundial.

En esa sociedad ficticia EEUU fue dividido por los vencedores: hay genocidios, totalitarismo, xenofobia, ambición, destrucción de los recursos naturales, como por ejemplo el secamiento del Mar Mediterráneo por parte de los Nazis, que no es poco, y una conquista espacial en la que el planeta Marte es más que un destino turístico, y salvo esto último, todo lo demás
es igual a esta realidad, donde los ganadores del horror fueron los Norteamericanos y los aliados. 

Lo que vino después y sigue ocurriendo luego de la guerra, demuestra que para el caso es lo mismo quién hubiera sido el vencedor.  La condición humana y todas sus fallas, instintos y errores nos llevan siempre al mismo destino, por la misma senda de la barbarie.

En El hombre en el castillo se narran diferentes historias pero que no siempre se entrecruzan. Lo único que tienen en común algunas de ellas es el libro La langosta se ha posado. Una novela prohibida en varias zonas ocupadas por los Nazis y que sus protagonistas leen con asombro.

En ella un escritor del que se dicen muchos mitos sobre su vida personal narra otra historia, y es la de cómo Estados Unidos sí ganó la Segunda Guerra Mundial junto a los aliados y al final fueron los Ingleses quienes retomaron el poder imperial que siglos atrás les perteneció.

Y todo vuelve a navegar en el mismo río, porque esa sociedad del libro prohibido donde ganaron los aliados, al igual que la de El hombre en el castillo donde vencieron los Nazis, o la  nuestra, donde ellos perdieron, la condición humana es la misma con sus defectos, instintos, errores y horrores. 

El hombre en el castillo es en resumidas cuentas una novela dentro de una novela que está dentro de otra novela, en una espiral que podría ser interminable pero repetible, de nunca acabar. En esta obra el escritor Philip K Dick especula, se deja ir por la probabilidad. Navega en la posibilidad de lo que pudo haber sido y al final si fue.

Algo particular es que en esta novela la literatura prohibida y su la lectura también son protagonistas. Juegan un papel importante como en otras obras, esos elementos del libro escondido, con ideas políticamente incorrectas, censurado, insurrecto y con pequeños conatos de revolución en sus páginas, que deben ser apagados por el poder vigente. Los libros siempre siendo parte de lo que para el establecimiento tiene que ser perseguido y destruido.

Pero El hombre en el castillo es mucho más de lo que en esta reseña se dice. Por eso si la encuentra, léala y disfrútela. Viaje en placentero en esta ucronía. Déjese llevar por la especulación, la probabilidad, la otra versión de la historia. 

Contemple la condición humana y trate de entender que la guerra es solo río con diferentes orillas pero que al final, cuando se llega al puerto, estas terminan siendo iguales. Así como pasa en la política, el fútbol y otras cosas que nos hacen enfrentarnos y destruirnos.

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