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Cultura  |  08 noviembre de 2022  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Los cuentos de Virginia Woolf deben leerse como un manjar de la más exquisita gastronomía literaria

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PeLibroso: Persona amante de las películas y los libros. Esta antología de cuentos es publicada por la editorial Seix Barral.

No es difícil imaginarse a Virginia Woolf parada junto a la ventana. Ensimismada viendo cómo caen las hojas de los árboles en otoño antes de que el gris invierno llegue para helar los huesos.

Es sencillo verla deleitándose en los detalles que tiene alrededor. Disfrutando el silencio y buscando en sus pensamientos la palabra correcta para describirlo. Entonces, luego de imaginarla así, quizás moviendo un poco los labios como saliendo de un trance e intentando decir algo, uno puede verla escribiendo alguno de sus cuentos o el capítulo de una de sus novelas.

Y allí esta ella. Me la imagino cómo pudo ser en un fragmento de su vida. Sola con sus pensamientos enfrentada a la tantas veces mencionada hoja en blanco, venciendo los miedos, escribiendo poco a poco, con la misma lentitud con que se leen sus obras.

Puedo sentirla dándole vida y forma a sus personajes y las acciones que tienen, siempre importando más para Virginia el cómo lo dice que lo que dice de ellos, aunque muchas veces ambas cosas eran vitales para ella, porque por más pequeña o insípida que parezca la historia narrada, es profunda e inspiradora. Nunca nada se le escapó y la maestría con que escribía era única.

Ya dejando de imaginar a Virginia Woolf en sus cosas simples, en sus procesos creativos o de la vida diaria, uno se mete de lleno en la lectura de los Cuentos completos y vive para disfrutarlos. 

Este es el más reciente libro publicado por Seix Barral en una edición traducida al español con tiempo, dedicación, responsabilidad y cuidando los más mínimos detalles que tanto tenía Virginia en sus textos, y esto gracias al trabajo del colectivo Barbárika, de Colombia, que aportó su máximo talento.

En total son 18 historias cortas en las que de manera póstuma, se recogen esas minucias, toda la filigrana precisa e hilos mentales que se desenmarañan en páginas de una de las más importantes escritoras que ha tenido el mundo.

Este recopilatorio de sus cuentos se dio a conocer por primera vez en 1944, tres años después del suicidio de Virginia, y todo gracias a su esposo Leonard Woolf, con quien ella fundó la editiorial The Hogarth Press, una importante empresa que la publicó no solo a ella sino a otros autores de gran reconocimiento.

Son estos cuentos completos e ilustrados un gran homenaje que llega a los lectores y amantes de una mujer considerada arriesgada y valiente, no solo en sus letras, estilo y forma de contar las historias, sino también en la búsqueda de publicar a otras como ella, en unos años entre guerras mundiales con un machismo que todo lo oprimía, tanto como hoy.

La recomendación es a que lean estos Cuentos completos de forma lenta, como un poema, a que saboreen sus letras, sus palabras y oraciones como si fueran el más exquisito plato de la gastronomía literaria, y lentamente se dejen llevar por las páginas sin pensar en los tiempos ni en los finales, solo viajen y disfruten.

Y mientras avanzan imagínense el otoño británico de comienzos de los años 40 en plena segunda Guerra Mundial, y miren los árboles despoblados poco a poco por el viento antes del invierno, y cómo son vistos también por Virginia Woolf mientras piensa en la palabra precisa para definir y escribir en sus historias las cosas simples de la cotidianidad que la inspiraban y luego las hacía ver hermosas.

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