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Cultura  |  05 enero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Bolívar en el laberinto del camellón del Quindío: fin del sueño bolivariano

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Por Álvaro Hernando Camargo Bonilla

Vigía del Patrimonio, Miembro de la Academia de Historia del Quindío

El 5 de enero del año de 2023, se conmemoran 193 años de la travesía de Simón Bolívar por el camino de los Andes del Quindío.

Desesperanzado, enfermo, calumniado, criticado de tirano y dictador, abrumado por el intento de su asesinato en septiembre de 1828 y convencido de haber arado en al mar, se dirigió hacia Sur, a reunirse con el mariscal Sucre y emprender la liberación de Ecuador, Perú y Bolivia.

REGRESO DEL SUR, CON DESTINO A BOGOTÁ, A PRESIDIR EL CONGRESO ADMIRABLE (1830).

Terminada la guerra y firmada la paz definitiva con el Perú, Bolívar viajó a Quito el 23 de septiembre de 1829, a donde llegó el 20 de octubre. El sueño de Bolívar, La Gran Colombia, se trunca en 1830. Su territorio se desmiembra en tres naciones, Sucre, el sucesor elegido para dirigirla, es asesinato mientras viajaba entre Bogotá y Quito, cerca de Pasto, el 4 de junio de 1830.

ITINERARIO DE SU REGRESO.

Enfermo, aniquilado moral y físicamente y resuelto a separarse definitivamente del mando, partió de Quito, en octubre 25 de 1829 y llega a Bogotá, el 15 de enero de 1830 (79 días de viaje).

Su recorrido continuó por Ibarra, Pasto y Popayán, en donde permaneció 25 días reposando de sus achaques de salud y activar su correspondencia.

Prosigue para el Valle del Cauca, el 18 de diciembre, un año antes de su fallecimiento, llega a la hacienda de Japio, propiedad de los Arboleada.

En donde en gesto de amistad, el libertador le regala a su amigo Arboleda Arroyo la espada utilizada en la campaña del sur de Colombia del año 1822, y a su cónyuge Matilde, el anillo de compromiso con su esposa María Teresa, valiosa joya que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Colombia. Sale de Japio el 21 diciembre, llega a Cali el 23.

El 24 de diciembre Bolívar firma un decreto ratificando a Buenaventura como puerto franco y ciudad libre, y ordena abrir con urgencia un camino de herradura desde este puerto hasta Cali. Pasa su última Navidad en Cali. Prosigue su camino, visita la hacienda de Mulaló, de propiedad de su amigo José María de Cuero y Caycedo, con el propósito a visitar a Manuela Josefa Bolívar Cuero, su supuesta hija, como aseguran que se llamó y fuera concebida por una esclava.

el 24 de diciembre de 1829, prosigue a Buga, y llega el 26 de diciembre. Aquí, escribe una carta a Páez, quejándose por los pasquines que circulaban en contra de su reputación. Otra misiva a José María del Castillo Rada, informándole sobre la decisión de marchar a la capital a presentar su renuncia de la presidencia para siempre. Informa que llegará antes del 15 de enero, en cuyo día el señor doctor José María Castillo Rada, procederá a instalar el congreso. Igualmente, al General Rafael Urdaneta, manifestándole su decisión de renunciar al cargo, pero con las ideas conciliadoras a fin de mantener La Gran Colombia. También le manifiesta, que ha ordenado la marcha por la montaña del Quindío con rumbo a Bogotá, de tres cuerpos militares y el batallón de Tiradores de Occidente. El 28 de diciembre de 1830, continua de Buga, con rumbo a Cartago.

PERMANENCIA DEL LIBERTADOR EN CARTAGO.

Del 29 de diciembre de 1829 y el 4 de enero de 1830.

Llega a Cartago el 28, a las 7 de la noche, acompañado por una comitiva, conformada por generales y oficiales de las campañas libertarias, quienes organizaron una cabalgata, ofrenda floral y un baile en su honor, preparado por don Francisco María de Cerezo. Se hospeda en la casa del general Pedro Murgueitio, escoltado por general José María Obando quien lo acompaña desde Pasto.

Agotado, de poco ánimo, triste de oír a la gente vociferar en su largo recorrido desde Guayaquil, Quito, Ibarra, Pasto, Popayán, Cali, Buga y Cartago, “muerte al tirano”, pasa su último año nuevo en Cartago. En enero 2 de 1830, le escribe a Urdaneta: “La Nueva Granada no nos quiere y Venezuela no quiere obedecer a Bogotá, yo me iré del país, sin llevar un peso con qué vivir, pero prefiero pedir limosna en un país extraño, a ser espectador de tantos horrores como nos esperan … Yo sigo pasado mañana mi marcha por el Quindío y llegaré a Bogotá el 12 en adelante.”

El 3 de enero, Bolívar recibe una dolida carta de Salvador Córdova, (hermano de José María Córdova), solicitando el indulto para él y su cuñado Manuel Antonio Jaramillo. Bolívar les concede la amnistía y elogia la confesión de solidaridad de Salvador con su hermano.

El 4 de enero emprende de nuevo su viaje, acampando por la tarde en la Balsa (Alcalá).

El 5 de enero prosigue, pasa por el tambo de Novilleros, hoy Filandia, y al atardecer pernocta en Boquía, lugar reconocido por la ventaja estratégica comercial, militar, socioeconómica y política, razones por las cuales fuera designado por la Ley de 1° de junio de 1850, como camino nacional, que en su Art. 1. °, reza: Se designan como caminos nacionales los siguientes: 1. ° El que conduce de la capital de la República al puerto de la Buenaventura por la montaña de Quindío.

El 6 de enero continuo su marcha, buscando traspasar el Boquerón del Páramo, que alcanzó al atardecer y desde donde percibió el espléndido Valle del Cauca y atónito ante tanta belleza, exclamó: ¡Oh! ¡Ni los campos de la Toscana! ¡Este valle es el jardín de América!

Finalmente, llega Bogotá el 15 de enero de 1830. (11días), donde es recibido por una desinflada recepción, en comparación con anteriores entradas triunfales. A pesar de haber organizado un desfile militar para su recibimiento, precedido por 4.000 hombres de infantería y caballería, atravesando arcos de triunfo, acompasado por descargas de cañones, repiques de campanas, la multitud permaneció triste y en silencio, el Libertador se veía enfermo, pálido, extenuado, con la voz difusa apenas perceptible, los pómulos hendidos, labios marchitos, rostro turbado y con una tos devastadora, caminó indiferente.

Luego de referir a sus amigos y allegados las peripecias y aventuras de su penoso paso por los Andes del Quindío, a causa del mal estado del camino, lo que hizo que llegara a Bogotá bastante estropeado, referida situación lo motiva decretar el 25 de enero de 1830, la apertura del camino por el paso de los Andes, denominado Quindío, desde la ciudad de Cartago basta la de Ibagué.

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