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Cultura  |  12 enero de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Libro: Xenofobia al rojo vivo en Colombia

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Este gran reportaje narra historias de extranjeros expulsados de Colombia por causa de sus ideas en el siglo XX. Arranca en los años veinte con la irrupción de los movimientos de izquierda y del Partido Socialista Revolucionario tras la Revolución rusa y concluye en los ochenta con la caída del Muro de Berlín, que simbolizó el fin de la Guerra Fría.

En un capítulo inédito de su historia, diferentes gobiernos colombianos han expulsado a cientos de extranjeros, que en realidad fueron víctimas de arbitrariedades, de xenofobia, de aporofobia, antisemitismo y, sobre todo, de anticomunismo furibundo, una causa compartida por políticos liberales y conservadores. Los casos documentados mediante expedientes judiciales, archivos de prensa y entrevistas develan dramas e injusticias que aportan a la recuperación de la memoria.

Casi inéditos de dramas e injusticias que necesitan ser reparadas:

Además de la ilusión de que hablamos el mejor español del mundo, otro de los mitos nacionales más atornillados en nuestra precaria lista de virtudes es la supuesta inexistencia de xenofobia en el espíritu colombiano y sus instituciones. Ese imaginario linaje moral nos autoriza a escandalizarnos por la persecución de extranjeros en otros rincones del mundo.

Sí, pues creemos que somos una nación que abre las puertas a los perseguidos y los acoge con generosidad, vieja suposición a la que dio alas una medida encomiable del gobierno de Iván Duque a favor de los inmigrantes venezolanos. Pero si algo demuestra la investigación de la profesora Maryluz Vallejo que contienen estas páginas es que el virus de la xenofobia contagia a Colombia desde hace siglos.

Algunos fragmentos:

Bolcheviques revoltosos hace cien años Espías en el aire y debajo del agua en la naciente República Liberal

"El caso que quedó sonando como los timbres del poeta Luis Vidales fue el de Silvestre Savitsky. Ellos dos, junto con el cronista Luis Tejada crearon en 1924 el primer grupúsculo comunista del país en una especie de ceremonia masónica realizada en la tintorería del ruso cerca de la vieja plaza San Martín, base de operaciones del naciente grupo.

Aunque Savitsky no tenía formación marxista, les traducía los periódicos que recibía de su país y terminó traduciendo los 21 puntos de la Internacional Comunista, documento del que distribuyeron diez mil copias en las organizaciones obreras del país, algunas de las cuales recogió la Policía. Eastman y Mejía, que revisaron el expediente, resumieron sus circunstancias personales: Savitsky apareció relacionado con los sucesos violentos de Anolaima (Cundinamarca) ocurridos el Viernes Santo de 1925.

Como las autoridades encontraron en su poder propaganda comunista, lo encarcelaron a mediados de ese año, pero fue liberado mediante fianza firmada por el periodista Luis Cano".

Página 31

"Otros extranjeros, sin ser perniciosos ni comunistas, produjeron malestar en el gobierno colombiano por sus posturas críticas sobre el país, razón por la cual fueron cortésmente invitados a abandonarlo. Eso ocurrió con el hermano Nicéforo María, director del Museo Natural del Instituto de La Salle, a finales de 1931.

A raíz de un incidente con la Biblioteca Nacional de Colombia, el religioso francés hizo pública su inconformidad en una carta que dirigió al Instituto Smithsonian de Washington, como lo registró Colombia News Digest — publicación en inglés editada en Bogotá—, que replicaron medios nacionales e internacionales. El primero en reaccionar fue el ministro de Relaciones Exteriores Roberto Urdaneta Arbeláez, quien consideró que el hermano cristiano afectaba la imagen del país en el exterior. Molesto, además, porque no había dirigido sus quejas a las autoridades competentes, el canciller declaró que “el gobierno colombiano vería con gusto su pronta salida del país”.

Página 50

Silvestre Savitsky Nicéforo María Savitsky llegó a Colombia hacia 1921 o 1922 en compañía de una mujer; se presentó inicialmente en Bogotá con el señor Salomón Gutt, quien le compró una mercancía y luego le dio trabajo en una tintorería donde estuvo un año; trabajando para él [Gutt] se enteró de que [Savistky] había estado en el Japón de donde había sido expulsado por bolchevique. Tanto él como su mujer profesaban ideas comunistas y así se lo hicieron saber a Gutt.

Intelectuales y artistas rojo:

Marta Traba

"En enero de 1966 la connotada crítica de arte argentina, Marta Traba, viajó a Cuba como jurado de teatro en el concurso Casa de las Américas y para recibir el premio de esa prestigiosa institución por su novela Las ceremonias del verano. “Allí la llevó su rebeldía, su espíritu de iconoclasta, su afán de furrusca y de notoriedad”, escribió Camilo Restrepo Suárez en una entrevista publicada en Cromos. Voz Proletaria, un medio muy afín a la controvertida crítica, publicó una entrevista en la cual Traba habló de los beneficios de la Revolución cubana y de la completa libertad de que gozaban los artistas.

Dijo que Colombia, culturalmente, era un desierto al lado de Cuba. Entrevista que habrá engrosado su carpeta de seguimiento del DAS. El escritor Jorge Zalamea, su suegro, profesor como ella de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional, acusó al padre del Nadaísmo, Gonzalo Arango, de haberla delatado a la “soplonería macartista”. Claro que seguramente los agentes del DAS la tenían entre ojos por su activismo de izquierda; por ello, según contó la propia Traba en la citada entrevista de Cromos:"

Página 230

Sobre Maryluz Vallejo:

Estudió Comunicación social y periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, su ciudad natal, donde luego fue reportera y editora cultural en el periódico El Mundo. Hizo un doctorado en Ciencias de la Información en la Universidad de Navarra; allí comenzó la carrera docente y publicó su primer libro: La crítica literaria como género periodístico (1993). Luego estuvo vinculada a la Universidad de Antioquia, donde fue cofundadora y directora de la Especialización en Periodismo Investigativo.

En la Pontificia Universidad Javeriana trabajó veinte años y llegó a ser profesora Titular, dirigió la revista Directo Bogotá, coordinó el énfasis de Periodismo y creó la Maestría de Periodismo Científico. Ha publicado libros sobre la historia del periodismo en Colombia, el último de ellos, Una historia todavía verde (Ed. Javeriana, 2021) sobre periodismo ambiental.

Con Planeta publicó A plomo herido. Una crónica del periodismo en Colombia 1880 – 1980 (2006), y la antología Crónicas Bogotanas de Felipe González Toledo (2008). Es colaboradora habitual del Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la República.

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