Muchos adictos al consumo de cocaína están llegando a la muerte, que en Medellín y Antioquia es casi tres veces superior a la tasa mundial; pues mientras en esta región muere el 3,8% de los intoxicados, en el mundo los estudios hablan del 1%.

Así lo indicó el Hospital San Vicente Fundación, en una investigación realizada en pacientes que llegaron a consulta de urgencias por el alto consumo del alucinógeno.

El estudio confirmó que las afectaciones a los consumidores no se producen solo a nivel de la mente y el cerebro sino también sobre el cuerpo, con compromisos para órganos como riñones, hígado, corazón y sistema nervioso central.

Si los pacientes viven en condición de pobreza las consecuencias son peores, porque hay poca posibilidad de iniciar tratamientos de desintoxicación.

Las altas cifras se les atribuyen a factores como la facilidad de adquirir cocaína por el bajo precio que tiene a nivel local, la alta potencia de la misma en el país y las mezclas que se hacen para lograr mayores efectos.

“Acá la cocaína la hacen más potente y la mezclan con cafeína, con medicamentos anestésicos y hasta de uso veterinario”, indicó una profesional de la salud del hospital.

Resalta que adquirirla es tan fácil, que incluso en Medellín existe un turismo asociado al consumo de estupefacientes, lo que eleva el número de consumidores.

Adicional, gran cantidad de pacientes tienen un bajo nivel educativo y una condición de pobreza que limita su acceso a la salud, lo que hace que cuando acudan a buscar ayuda ya sus afectaciones están más avanzadas y agravadas, lo que desencadena consecuencias mayores, como la muerte.

Este estudio se suma a una investigación del Ministerio de Justicia realizada en Colombia en el periodo 2013 - 2020, en la cual se identificaron 28.541 defunciones asociadas a consumo de drogas, “las víctimas presentaron resultados positivos de toxicología asociados a sustancias psicoactivas; las sustancias encontradas fueron alcohol, cocaína y marihuana, aunque también se hallaron 37 casos asociados a morfina y 19 a tramadol”, dice el informe. La investigación identificó cinco muertes asociadas al consumo de fentanilo, una sustancia de la que no se tenía referencia conocida de mortalidad en Colombia, pero que en Estados Unidos y Canadá causa miles de muertes.

Lo grave de la situación es que la mortalidad por causa de las drogas, es que más allá de los consumidores, hay terceros que reciben el impacto. Según estudios refieren relación entre accidentes de tránsito, comisión de delitos y consumo de sustancias psicoactivas, lo cual hace relevante realizar pruebas toxicológicas para identificar sustancias psicoactivas en las víctimas que ingresan al Instituto de Medicina Legal.

Sobre los otros impactos que deja el consumo del alucinógeno, la investigación del San Vicente halló secuelas a nivel renal y hepático. Estas fueron analizadas a fondo en los 159 pacientes incluidos en el estudio.

El estudio se realizó entre pacientes que llegaron a consulta de alta complejidad y que fueron atendidos entre los años 2016 y 2019, según historia clínica, test de cocaína positivo y sin enfermedad de base que afectara la supervivencia.

La investigación halló que los pacientes en su mayoría fueron hombres, con bajo nivel educativo y edad media de 31 años, y además de la alta prevalencia en la mortalidad, también sufrían lesión renal aguda en el 29,6% de los casos; insuficiencia hepática aguda en un 8,8%; infarto agudo de miocardio en un 4,4%; y ataque cerebrovascular en el 4,4% de los casos.

Los niveles elevados de fosfocreatinquinasa, que son residuos tras la destrucción muscular ocasionada por la intoxicación, que en sus valores normales se aproximan a 100, fueron mayores a 1.000 en 80% de pacientes.

Los consumidores frecuentes de estimulantes empiezan a sufrir problemas de salud como enfermedades cardiacas y pulmonares e incluso a nivel cognitivo.

Pero hay riesgos adicionales, como la infección del virus VIH y hepatitis B y C, esto por el hecho de que el adicto comparte jeringas y la ansiedad hace que, con tal de obtener una dosis, caiga fácilmente en relaciones sexuales sin protección.

Otro agravante que eleva los riesgos de padecer enfermedades como las mencionadas es que los consumidores suelen requerir con mayor ansiedad dosis más altas, lo que genera estados de irritabilidad y paranoia, hasta llegar a las alucinaciones.

Pero bajo las condiciones en que se está presentando el consumo en la ciudad y el departamento, un alto porcentaje de pacientes está requiriendo tratamientos como mallas para el corazón, diálisis y hasta cirugías.