Durante el ciclo de vida el ser humano atraviesa por diferentes etapas que van ligadas directamente con las decisiones de cada individuo. Componentes como el estilo de vida, factores de riesgo, y el ambiente en el que se desarrolla define de manera directa su futuro y más el de su salud. Pero a diferencia de los hombres, las mujeres tienen una condición propia que se da por las características de su organismo, que en sí mismas implican diferencias substanciales a lo largo de la vida.

Desde la adolescencia hasta la tercera edad, las mujeres presentan cambios físicos y fisiológicos, los cuales se encuentran asociados al desarrollo hormonal y psicomotor, necesitando de un acompañamiento especial por parte de un especialista que pueda minimizar la generación de factores de riesgo que afecte su salud.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia transcurre entre los 10 y 19 años, dividiéndose en dos fases importantes: mujeres que se encuentran en plena transformación de niña a mujer donde llegan los primeros cambios hormonales y con ellos los físicos. Aparece la menarquia (primera menstruación) y es momento de consultar al médico para que, al lado de su familia, acompañe este primer ciclo.

En la segunda la cual se conoce como la adolescencia tardía, la mujer reafirma el sentido de independencia, evidenciando su crecimiento físico, emocional y corporal. Dentro de las principales enfermedades que se presentan durante este ciclo, se relacionan directamente al componente biológico como la anorexia, bulimia y el sobrepeso, cuyas implicaciones no solo dependen de los cambios fisiológico, si no también de lo social.

Desde los 20 hasta los 60 años, la mujer pasa por una etapa que está llena de energía y rendimiento. El cuerpo se encuentra en al máximo de su capacidad vital y es donde comúnmente la mujer contempla el embarazo como una opción de vida.

Es importante resaltar que en esta etapa, la mujer alcanza una madurez a todo nivel, tanto físico como psicológico. Es así como, en condiciones normales, logra armonizar, la vida familiar con la laboral, sin embargo, es frecuente que la mujer esté expuesta a factores de riesgo que la lleven a presentar alteraciones en su salud física y mental, como son el estrés, malos hábitos alimentarios y falta de actividad física.

Durante la adultez, las patologías más comunes tienen que ver con el inicio de la adultez tardía: hipertensión arterial, trastornos de la glándula tiroides, cáncer de seno y migraña. El cáncer de seno, se considera como una de las principales patologías en la población femenina.

Iniciando a los 60 años y hasta el fallecimiento, es la etapa de la Tercera Edad, que se caracteriza por una disminución notoria de las funciones físicas y mentales; suelen aparecer patologías de carácter crónico y progresivo, principalmente en aquellos casos donde se han llevado malos hábitos de vida como el sedentarismo, mala alimentación y el consumo de alcohol y tabaco.

En esta etapa, y de acuerdo con el seguimiento médico, se puede desarrollar patologías de carácter crónico y de complicación clínica adquirida en la adultez. La aparición de otras enfermedades propias de esta etapa es: demencia senil, enfermedad de alzhéimer, osteoporosis, las cuales requieren un acompañamiento estricto de profesionales de la salud, según sea cada caso.