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Armenia  |  08 marzo de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Miguel Ángel Rojas Arias

Presentamos la mujer más importante del Quindío en el mundo

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Miguel Ángel Rojas Arias

Tuvo que pasar una tragedia familiar para que la quindiana Ángela María Zuluaga Alzate saliera de su natal Quimbaya y se residenciara en Estados Unidos, lo que ponderó su inteligencia y su tenacidad para llegar a ser la vicepresidenta Global y líder de comunicaciones de Coca Cola, una de las empresas más poderosas del mundo. Para dimensionar la posición que ocupa hoy esta quindiana, miremos tres datos: Coca Cola tiene una historia de 136 años, está avaluada en 256.000 millones de dólares, y el área que manejará la quindiana está integrada por 200 países donde la compañía tiene sedes.

Su padre, Orlando Zuluaga, era un reconocido cafetero de Quimbaya en los años setenta. Había contraído nupcias con una maestra, Libia Alzate, también de Quimbaya, en cuyo hogar hubo 4 hijos, Ángela María es la menor, nacida el 25 de enero de 1979.

En los años ochenta y parte de los noventa vivieron, como todos los colombianos, los horrores de la guerra y su padre Orlando Zuluaga fue secuestrado por un grupo armado, lo que provocó un sufrimiento conmensurable a sus hijos y a su esposa. Cuando se logró su liberación, la familia emigró a los Estados Unidos, donde los muchachos terminaron sus estudios secundarios.

Allí, Ángela María estudió Negocios Internacionales con énfasis en Finanzas. Luego se fue a la prestigiosa universidad de Harvard, donde culminó una especialización en Comunicación Estratégica para los negocios.

Su vida empezó en un pequeño pueblo del Quindío, y en las fincas de la vereda el Paraíso, entre cafetales y frutales, y también entre amigos que nunca olvida. Su madre era profesora de una escuela rural, y ella empezó su kínder en el colegio Mi pequeño mundo, de donde aún conserva con cariño y nostalgia a muchos de esos amigos. Luego pasó al colegio Goretti y más tarde a la Institución Educativa Policarpa Salavarrieta, también en Quimbaya.

EL QUINDIANO entrevistó a Ángela María Zuluaga Alzate, sobre su vida en el Quindío, sus sueños y sus grandes realizaciones, que la han llevado hoy a ser la vicepresidente Global y líder de comunicaciones de Coca Cola.

EL QUINDIANO. Usted tiene una enorme responsabilidad sobre sus espaldas, no será fácil desde el área de comunicaciones mantener viva, como se ha mantenido durante 136 años, la marca más famosa del mundo. ¿Cómo la va a hacer?

-Todo se logra por la magia que hay detrás de este producto, es una marca icónica. Hay sentido de orgullo de la gente por la marca. Se ha generado un sentimiento profundo de la gente por Coca Cola, y aunque los cambios generacionales y el mundo cibernético y virtual nos muestran otras realidades, creo que nuestro reto es mantener la marca y proyectarla en el futuro. Claro que nos da miedito cuando se arranca un nuevo cargo, pero qué rico poder comunicar y llevar este mágico nombre a todos los países del mundo.

Hablemos un poco de su mundo en el Quindío. ¿Dónde nació?

Nací en Quimbaya, Quindío, el 25 de enero de 1979, mis padres son Orlando Zuluaga y Libia Alzate. Mi padre trabajando en el sector rural, tenía unas fincas en la vereda El Paraíso y mi madre era profesora de una escuela rural en la vereda Los Tanques.

Yo estudié en un pequeño colegio de kínder, llamado Mi pequeño mundo. Aún tengo amigas de esa época. También estuve en los colegios Goretti y Policarpa Salavarrieta de Quimbaya. De esa época conservo aún muchos amigos. Tenemos un grupo que llamamos Los Ochoa, de hombres y mujeres, amigos de toda la vida. Mi casa era el sitio de encuentro de todos, me hablo con ellos casi a diario, nos hemos encontrado, la cosa más hermosa, y hemos disfrutado ahí en la plaza de Quimbaya, en ‘Los Butacos’, de buen café, cerveza y, por supuesto, Coca Cola.

Después de su paso por estos colegios de Quimbaya, ¿se van a Estados Unidos?

Sí. me fui a Estados Unidos, estudié allá el bachillerato y luego ingresé a la universidad donde me gradué en Negocios Internacionales con énfasis en Finanzas. Y luego hizo una maestría en Comunicación Estratégica para Negocios

¿Cuáles son sus querencias en el Quindío, después de tantos años fuera de él?

El Quindío sigue siendo nuestro corazón. Ya no tenemos café, quisiera, aquí tengo mi hermana y dos tíos que viven en Quimbaya, ellos son nuestros referentes, a donde siempre llegamos. Tengo una gran simpatía y amor por el café, me gusta el café con panela, o preparado en filtro de tela, así es que lo preparamos en casa, donde siempre bebemos un café de origen Quindío, Café San Alberto.

Su padre fue secuestrado por un grupo armado, y eso los marcó, tanto que decidieron irse para Estados Unidos. ¿En la distancia, cómo ve usted hoy ese episodio que los marcó?

Qué cosa tan horrible fue ese hecho, mucho sufrimiento para mi madre y para toda la familia. Pero mire usted, eso que fue horrible y nos causó tanto sufrimiento, ahora lo vemos como que fue lo mejor que nos pasó, porque si eso no hubiera pasado yo no sería lo que soy hoy. Ese episodio y nuestro viaje a Estados Unidos, me abrió el mundo, me mostró cosas maravillosas y, lo mejor, fortaleció la unión familiar.

La Coca Cola y el café tienen mucha relación. ¿Usted lo ve así?

Claro que sí, precisamente hace unos pocos años lanzamos un producto: Coca Cola con café y le cuento que el café es 100% colombiano. Coca Cola con café de mi tierra. Mi tierra, las fincas, Quimbaya, siempre han estado presente en mi trabajo. Antes era la líder de otros productos de Coca Cola, como jugos y lácteos, y yo viniendo del campo, de los cafetales, de los palos de mango, eso me emocionaba cuando iba a promocionar las otras bebidas distintas a Coca Cola por todo el mundo.

Ángela María el Quindío atraviesa una difícil situación, por pobreza, microtráfico, violencia, suicidios… ¿qué le podemos decir a los quindianos para superar estas dificultades?

No hay momentos fáciles ahora, reconozco las dificultades que está atravesando el Quindío. Una forma de superarlas es apreciarnos más. Tenemos que sentirnos más orgullosos de esta tierra y exaltar más lo que tenemos en el Quindío. Cuando hablo con un extranjero, dicen que el Quindío es el paisaje más hermoso, hablan muy bien de la gente, a ellos les parece el Paraíso. Yo soy orgullosa del Quindío, siempre digo que soy pueblerina y soy feliz. Nos hace falta creernos el cuento del maravilloso lugar de donde venimos y donde vivimos. No más odio, más positivismo, esa es la receta. La gente en el exterior nos ve con unos ojos increíbles y nosotros parecemos ciegos, poniéndonos zancadilla.

¿Cómo pensaba hace 20 años, cuáles eran sus objetivos?

Mi principal objetivo era asegurar que personal y profesionalmente fuera exitosa, midiendo el éxito desde lo que lo hace a uno feliz. Logar estabilidad personal y profesional, pero también como mujer, esposa y madre. Que me vaya bien, sin ambicionar mucho, pero sí llegar a algo.

¿Y ahora, en el nuevo cargo?

Desde este nuevo cargo, los objetivos han evolucionado, retos distintos, responsabilidades distintas. El nuevo cargo lleva a muchas cosas, liderar la reputación de una compañía y de una marca de las más destacadas y reputadas del mundo. Y en lo personal, poder seguir siendo la mamá, la pareja, la hija, la hermana de siempre, sin que una compita con la otra. Soy mamá de dos hijas, separada y vuelta a enamorar.

Usted lidera en la compañía un grupo para que las mujeres se empoderen y compitan en igualdad de condiciones. Mejor dicho, para que tengan ellas las cuotas que merecen en Coca Cola. ¿Es así?

Odio la palabra cuotas. Más allá de pensar en cuotas hay que generar la costumbre y las disciplinas detrás de las organizaciones para que la mujer sea vista con igualdad y equidad. Que no me den un trabajo porque soy mujer, que las oportunidades se den por igualdad de todos, que en todas las organizaciones nos veamos iguales, ni más ni menos, nos necesitamos todos.

Y ¿cómo lo hace?

Liderar con el ejemplo. Para poder inspirar la otra. Sin perder la esencia de ser mujeres podemos ser exitosas. Velo mucho porque las mujeres tengo su espacio emocional, que puedan disfrutar con su familia, con su pareja, con sus padres y sus hijos.

Finalmente, ¿qué es lo que más añora de Quimbaya?

Los alumbrados de Quimbaya. Ese trabajo de meses atrás, con el bisturí, el cartón, los papeles, la goma, el bambú, para hacer los faroles en un trabajo colectivo y solidario, y el día antes del alumbrado, la pintada de las calles con cal.

Les quiero decir, a los quindianos, a través suyo Miguel Ángel, que cuenten conmigo, yo soy una megaembajadora del Quindío que está dispuesta para ayudar.

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