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Colombia  |  09 abril de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Un quimbayuno era el presidente del directorio Gaitanista en Bogotá, cuando mataron a Gaitán

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Carlos Aurelio González

Durante los violentos disturbios sucedidos el 9 de abril de 1948 en la ciudad de Bogotá, participó en forma destacada el dirigente liberal gaitanista Gabriel Muñoz Uribe, nacido en Quimbaya Quindío.

Este famoso abogado, primer graduado en derecho y Ciencias políticas nacido en estas tierras, había crecido en medio de una familia campesina fundadora de Alejandría en 1914, localidad que se llamaría Quimbaya a partir de 1922.

Radicado en Bogotá se destaca como dirigente popular en el seno del movimiento encabezado por el líder y candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán, quien sería asesinado el 9 de abril de 1948.

En esos días, Gabriel Muñoz Uribe era presidente del Directorio Liberal Gaitanista de la capital de la República, coordinando algunas acciones en esta revuelta histórica, como lo narra Arturo Alape en su famoso libro El bogotazo.

Muñoz Uribe fue brillante ensayista en su obra Pigmalion, colaborador del periódico Jornada y otras publicaciones bogotanas. ¡A Palacio! fue su consigna en este día histórico de la vida política y social en Colombia, que este 9 de abril conmemora 75 años.

El diario EL TIEMPO publicó en 2008, exactamente lo que Muñoz Uribe promovió ese día en medio del dolor por la muerte de Gaitán:

Gabriel Muñoz Uribe, uno de los primeros gaitanistas, llegó al lugar del atentado cuando el asesino todavía yacía en el suelo. Muñoz Uribe dio la orden que llegó a todos los labios: "¡A Palacio! ¡A Palacio!". Lo siguieron dos loteros, Jesús Delgadillo Morales y Lázaro Amaya. El guardaespaldas de Gaitán, el 'coronel' Ricaurte, ahora sin cuerpo que guardar, llegó cuando se iniciaba el desfile. En medio de sus lágrimas vio a dos hombres a quienes había visto a menudo, pero cuyos nombres ignoraba, cuando cada uno agarró una pierna y empezaron a arrastrar un cuerpo a la cabeza de la procesión. Alguien gritó: "¡Es el asesino de Gaitán!" Ricaurte vio unos brazos inertes tras su cabeza. No sabía si aún había vida en ese cuerpo; tampoco le importaba”.

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