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Armenia  |  17 abril de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La galería de Armenia, una historia a prueba de demoliciones. CUARTA ENTREGA.

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Por Jair Castro López

El presente contenido  condensa el exterior de la estructura, en sus cuatro manzanas; igualmente alude al entorno, al-rededores, periferia, cuantificando una amplia gama de artículos, productos, servicios, recurso humano, eventos especiales y  síntesis de aconteceres ignorados u olvidados, sindéresis del complejo comercial, su devenir histórico, la influencia  territorial y las derivaciones sociales, nunca bien ponderadas por quienes fungen como notarios periodísticos de esos girones de gloria, progreso y desarrollo, hoy en alarmante estado de postración, abatiendo la percepción nacional, que la Ciudad Milagro de Colombia, tenía la más bonita y funcional galería del país, criterio ratificado en las matrículas de monumento histórico y patrimonio arquitectónico nacional, con  la prohibición expresa de destruirla, en sendas resoluciones pre y post terremoto, transcritas al final del presente contenido.  Procede la enumeración de las grandes bodegas y depósitos en el área de influencia y su función abastecedora a los minoristas afincados en la plaza de mercado.

Los expendios llamados almacenes, graneros, o negocios, tenían espacios más amplios y ajustados a las necesidades de mercadeo; un vestíbulo para los consumidores, separados por mostradores y múltiples divisiones en madera para almacenar los artículos con rigurosa disposición. Hacia el fondo, una bodega amplia con mesón para el empaque de la producción y seis empleados en rotación, normalmente encargados de estos menesteres, actividad que se convertía en un proceso repetitivo, con disposición de días específicos para cada producto reempacado.

 Usualmente, tres mensajeros eran los encargados del servicio domiciliario, carretas de sólida estructura y bicicletas de doble parrilla. Los locales tenían una altura considerable, las paredes a más de seis metros, estaban habilitadas con espacios para albergar vinos y otros productos y artículos de consumo ocasional; un mezanine con más espacios para seleccionar otros insumos como huevos y similares. Una segunda  caseta   construida para albergar lo necesario para las actividades administrativas, reuniones con personas especiales, tarea contable con secretaria permanente y ocasional visita de contadores públicos , para conciliar los respectivos libros , Este formato estructural, tenía variables de acuerdo a los titulares de cada establecimiento; para resaltar que una actividad rotativa, era “ surtir “, en  buen lenguaje,  reponer el material consumido , una  tarea de paciente disposición , inaplazable antes de los días de mayor demanda..

Partiendo de la carrera 18, calles 17 a 15, entrada transversal y un primer espacio para lugares como el café Londres, cigarrería de Leopoldo Zuluaga , panaderías de  Darío Leyva  y otros graneros pequeños ; por esta entrada se accedía a los locales de la  manzana cuatro ; el café Londres tenía su propia mitología , la resumiremos para la próxima entrega.

Iniciando el periplo por la carrera 18, calle 17 , droguería 13 - 13 de Francisco García y José Gómez, almacén El Torrente, de los hermanos Gil, granero La Arteria de Alcides y Fernando Ocampo , en diferentes épocas ; el Sultán, almacén de Edilberto Silva, excéntrico y peculiar ; almacén La Granja, Efraim  Castro ; portada principal de la plaza calle 16 , carrera 18 ; continuando con la siguiente cuadra, El Maizal, de Octavio Mejía y otro  comerciante que fue asesinado en La Tebaida, por razones desconocidas ; droguería Titán de Hernando Toquica , El  Latino de Pedro Montalvo, acceso al espacio mencionado antes, entrada transversal  con los servidores de cafeterías tradicionales,  consumo de pie , por espacio y clientela antes de despuntar el día..

Aquí es pertinente, referir el tema del transporte público de la calle 17 a la calle 15; la carrera 18 estaba señalizada sur -norte y así se movilizaba el servicio urbano . Existía un andén peatonal y hacia  la calzada,  gradas, como separadores ,  donde iniciaban los espacios de los buses urbanos  :  frente a la Droguería 13 - 13, iniciaban el parqueo  los buses amarillos, con diferentes   rutas de mayor demanda de usuarios ; hacia la portada principal, frente a La Granja, estacionaban los buses que cubrían la ruta al estadio San José y barrio Quindío ; como nota marginal para el recuerdo , la figura de Juan Grajales, el eterno administrador todero del estadio , de un genio terrible, el terror de los gorriones ; compraba su mesada en La Granja y dialogaba con empleados y propietarios sobre el tema  Deportes Quindío , mientras llegaba el bus amarrillo con ese destino .

Por la carrera 18, calles 16 a 15, el estacionamiento de los buses blancos, con recorridos diferentes a los amarillos y similares características de despacho… era tan importante la galería, que hasta los vehículos de transporte público, supeditaban su accionar a las condiciones de movilidad existentes . 40 metros delante de la calle 16, enseguida de los buses blancos, se apostaban los buses de la empresa Isaza Cadavid, teniendo como destinos zonas diferentes, como Las Palmas, Niágara y Corbones ; esta empresa  fue la primera y única en poner al servicio microbuses pequeños , novedad en el momento, importación europea . Detenidos en la carrera 18 con calle 15, se encontraban los Ford 48, destinados a cubrir ruta a El Caimo y otras veredas circunvecinas.

 

                                                                          CONTINUARÁ.

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