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Cultura  |  24 abril de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

El demonio en la escuela

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Gloria Chávez Vásquez

“Como cristiano, yo lucho espiritualmente contra la bestia"

Gabriele Amorth, Exorcista italiano.

 

El diablo no es como lo pintan y por eso tanta gente le ha perdido el miedo o el respeto a la imagen con que la Iglesia, antaño, caracterizó a las fuerzas oscuras, “invisibles” al ojo humano. Pero, Satanás, que siempre ha utilizado agentes terrenales para reclutar almas, en la actualidad ha modernizado sus maléficos trucos y ahora emplea relacionistas públicos.

Los reclutadores luciferinos no solo se infiltran en el entretenimiento y la educación, sino que se disfrazan de samaritanos y operan como una fundación filantrópica, fingiendo que sus maquinaciones son para el beneficio de la humanidad.  Y como el satanismo está de moda en todas las latitudes de este Mondo Cane, sus fanáticos aspiran a beatificar al maligno, para, de ser posible, convertirlo en santo.

Aunque el demonio de cuernos y cola es tan solo la siniestra alegoría de la fuerza destructora espiritual y por ende no es posible verlo, su existencia es innegable; por sus múltiples manifestaciones lo conoceréis: En las pasiones más bajas del ser humano, en sus obsesiones y desequilibrios, en su envidia, su odio y su violencia. Entonces es cuando el pacto con el mal se hace real y las tablas de salvación de la religión, ofrecen un freno salvavidas.  

En “El retrato del diablo”, uno de los capítulos de su libro El mono degenerado (1988), el escritor y filósofo uruguayo-español Georges Roos, formula que, la visibilidad de Satán reside en la crueldad y la maldad de los seres humanos, a través de los cuales el maligno actúa. ¿Quién no ve al demonio en la crueldad con que algunas personas maltratan a los animales?  Y por lo mismo, ¿quién no detecta la oscuridad diabólica en el violador, el asesino, el parricida, en fin, todo aquel que comete un crimen contra la vida?   

Los poseídos

Gabriele Amorth (1925-2016) nos lo confirma cuando dice que los individuos responsables de torturas, guerras y masacres están poseídos por el demonio. Eso no les resta culpabilidad o responsabilidad, porque ellos a sabiendas, han abierto voluntariamente el portal por donde entra el destructor.  

El famoso sacerdote y exorcista italiano, explica, además, como las fuerzas negativas actúan en la mente de los malvados para incitarlos a actuar, escudados en ideologías o artimañas políticas, religiosas o culturales. Pero, ¿no nos hace cómplices del mal el permitir que los malvados tomen decisiones o cometan actos dañinos e inhumanos alegando que lo hacen por nosotros?

Cuando uno piensa en los crímenes cometidos por personas como Stalin o Hitler, [es obvio] que estaban poseídos. Esto se ve en sus acciones, en su comportamiento y en los horrores que cometieron. El padre Amorth añade que los terroristas del estado islámico que persiguen, torturan y degüellan cristianos con el pretexto de una guerra “santa”, realmente están sirviendo al espíritu del Mal.

 Y si el hombre que realizó 70.000 exorcismos durante 30 años, no tiene la autoridad moral y espiritual para reconocer a Satanás y cómo opera, ¿quién lo va a reconocer?   

 

Abriendo el portal 

La prueba de que las fuerzas oscuras se instalan en este mundo de manera inusitada, gracias a las gestiones de los seres humanos, es muy tangible. A veces se valen de eventos que aparecen normales en la vida diaria, pero que, de cierto modo, brindan oportunidades a sus vehículos e instrumentos en sus agendas, muchas veces con nuestra colaboración. Entonces es que llegamos a la realización de que no hay uno sino muchos demonios, algunos de los cuales no han trascendido su forma humana. 

Veamos un solo ejemplo. En 2001, la Suprema Corte de EE.UU. dictaminó, que las escuelas no podían discriminar contra un discurso religioso específico. Ante la ausencia de Dios en la enseñanza, por lo menos se permitiría a las organizaciones religiosas incluyendo el islamismo, llevar a cabo actividades extracurriculares y formar clubes religiosos en los planteles.

Aprovechando la rendija constitucional, los líderes del Templo Satánico, con 200.000 miembros y sede en Nueva York, lo inscribieron como organización religiosa con el fin de poder penetrar en las escuelas. El TS tienen 20 oficinas en las ciudades principales y se promociona como un grupo “ateo” que no cree en seres sobrenaturales. Sin embargo, sus adeptos se identifican con el ángel caído (un ser sobrenatural) por su rebeldía ante la autoridad de Dios. (¿En qué quedamos? ¿Existe o no existe Dios?)

Su objetivo real es, como el de otros grupos satánicos, mantener la separación entre la iglesia y el estado. Y aunque se valga de “preceptos morales” como la tolerancia y la justicia social, aun utilizan los textos y objetos asociados con sacrificios humanos y animales para rendir culto a Lucifer. Hemos visto en las noticias las imágenes de los aquelarres y monumentos demoniacos levantados en las plazas y edificios públicos, con la aprobación de los políticos de turno. 

Aparte de que su propuesta parece más una “provocación”, la idea del Templo Satánico de llevar su mensaje a las escuelas, despierta escepticismo en las comunidades cristianas por sus contradicciones y tácticas de distracción.

 Lo que sí es evidente, es que los grupos satánicos han cobrado fuerza política y económica, no solo en Estados Unidos sino en otros lugares del mundo. Y aunque se presenten como ángeles y benefactores, su verdadero objetivo es normalizar el satanismo e imponer sus prácticas en la sociedad. ¿No es esa otra señal de que el diablo anda suelto o que camina como Pedro por su casa?

 

¿Otra forma de adoctrinamiento?

La última barrera de protección, en este caso, son los padres de familia, encargados de tomar la decisión final de si permiten que sus hijos sean adoctrinados en las artes del diablo. Pero, ¿y qué pasará en los hogares de familias disfuncionales o con los huérfanos u ovejas descarriadas, que desconocen las motivaciones del TS y solo ven la novedad en el asunto? Como si no hubiese suficientes depredadores en el tráfico sexual y el wokismo, el satanismo busca a sus víctimas entre los más vulnerables: los niños y los jóvenes.    

Algunas autoridades han invitado a los voceros del diablo a hablar en las juntas escolares para “familiarizarse” con los detalles. Sus programas incluyen clases de ciencia, pensamiento crítico, bellas artes e historia indígena para niños de primaria. También hay ejercicios para la autoestima y el desarrollo de la empatía. Los niños podrán inscribirse en El club de Satán para actividades después de clases y los satanistas prometen ofrecer una formación distinta a la de otros grupos religiosos.

De acuerdo con Mat Staver, abogado del Liberty Council y asesor de la organización cristiana, el Templo Satánico no tiene nada bueno que ofrecer a los estudiantes.  Es ilegítimo y está disfrazado de religioso. Su única razón de existir es perturbar. Ningún padre en sus cabales consentiría que su hijo asistiera a estos eventos.

 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista, educadora reside en Estados Unidos.

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