• SÁBADO,  18 MAYO DE 2024

Cultura  |  26 abril de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Cuando las piedras le hablan… el mejor escultor colombiano las convierte en arte

0 Comentarios

Imagen noticia

Samaria Márquez Jaramillo

Los sonidos de las piedras y la poesía de las figuras esculpidas, estarán hoy a disposición de los ojos, las percepciones y las sensaciones de quienes a partir de las 5 de la tarde asistan al coctel de inauguración de la exposición titulada Tierra eres y en arte te convertirás, abierta al público en forma gratuita por Comfenalco, Quindío, en la carrera 15 Nro. 13-15, local 4, Biblioteca. Esta exposición tiene como curador a César Martínez, un excelente cultor de las artes visuales.

Visitar una exposición de Hugo Zapata supone dejar atrás el mundo exterior para sumergirse en lo más íntimo de la expresión humana que el escultor vivo más importante y famoso de Colombia y, ¿por qué no decirlo?, del Orbe,   plasma en piedra de forma magistral, mientras convierte en arpegios el sonido monótono del martillo, el runrún inquietante del cincel o el ruido rasposo de la lija, como música de fondo, mientras en el recorrido  hablar con el artistas o simplemente, contemplando la obra expuesta, hacer un viaje en el tiempo y en las sensaciones, mientras los ojos no saben por dónde empezar, aunque ya de un primer vistazo, la emotividad y  la capacidad creativa, del autor quedan cinceladas en las retinas de los visitantes.

El trabajo de Hugo Zapata, un artista que goza del reconocimiento de ser considerado el más importante escultor vivo y artesano de la piedra, no deja de suscitar admiración.  Muchos ojos se han puesto en esta maravilla del arte, que sigue asombrando a quienes la contemplan. Y desde luego, abundan los estudios acerca de su contenido. No voy a hacer un recuento preceptivo de la obra que el público quindiano tiene la fortuna de poder conocer y que luego no cesará de hablar de ella.

Por milenios, se cree que, desde antes de la Edad de Bronce, los escultores eligieron el mármol, por su composición suave y fácil de tallar y por la translucidez de su superficie. Por su parte los egipcios emplearon una amplia variedad de piedras para sus esculturas. El artista que, ahora coronado con la calidad de su obra regresa para que sus coterráneos la conozcan. Hugo Zapata (La Tebaida,1945) obsesiva y lúdicamente se ha apropiado de la piedra, con la certeza de que representa la eternidad de la materia cósmica y constituye un depositario de signos y mensajes que él, como artista, tiene la misión de descifrar y potenciar.

Consecuente con este arrobamiento, Zapata recorre parajes remotos de la geografía nacional a la búsqueda de piedras que colecciona y trabaja en su taller, en medio de un profundo respeto a su carácter y texturas primigenias. A Zapata la piedra le interesa por lo que la piedra es en sí, por lo que espontáneamente le ofrece y le entrega de su propia esencia. Tal vez por eso en sus obras se perciben ecos de voces lejanas y remotas que hacen parte del encanto que ellas nos suscitan.

La singular obra de Hugo Zapata nos confirma que la piedra no es un objeto más, sino acaso el más privilegiado y simbólico de los elementos del mundo pues ni el agua ni el aire ni la tierra ni el fuego han merecido ser utilizados así por el arte. Sus obras aluden a la piedra tallada por el hombre en todas las culturas, a su huella heredada desde los inicios de las civilizaciones. Así, del taller de este inmenso artista que generosamente facilitó su obra, surgieron   los Amantes, los Testigos, los Pensadores, las Flores, las Mandalas, los Vestigios, unas veces en solo piedra, otras acompañadas de materias como vidrio, pigmentos, resinas o agua.

“Yo de niño coleccionaba piedras”, relata el maestro Zapata. “Mi mamá decía que en las fotos de los paseos siempre salía mirando al suelo, buscando cosas. Tuve una empatía con la piedra porque me gusta mucho la historia y estudié muchas escrituras antiguas, tengo un texto que dice que antes del hombre la tierra ya escribía”.  Fue entonces en su infancia en La Tebaida, que se forjó el Zapata que describe William Ospina, ese  que “parece intentar que celebremos la piedra, no al tallador; que veamos en las capas de piedra, que se abren en una zanja tortuosa un mapa impersonal, un árido cauce antiquísimo, como si la obra fuera un millón de años anterior al artista, y este sólo la hubiera apartado como a una niña de basalto; la hubiera iluminado como a un estanque en la noche; como si la suya fuera solamente la labor de un vigía, el índice de un pensamiento que señala esplendores en la selva del mundo, y que se aparta para que digamos: ‘qué extraños dioses conversan en estos jardines!’”.

PUBLICIDAD

Comenta esta noticia

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net