• DOMINGO,  05 MAYO DE 2024

Columnistas  |  19 junio de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: German Estrada Mariño

Amor y esperanza versus miedo y evitación en el amor romántico

0 Comentarios


German Estrada Mariño

Germàn Estrada Mariño

Muchas personas pasan su vida pasada de una relación sentimental a otra sin poder comprometerse de forma seria, estable y funcional.

Estas personas tienden a evitar entregarse afectivamente y nunca se involucran del todo emocionalmente porque padecen un miedo interno asociado a traumas o experiencias tempranas sin resolver.

Es el miedo a ser abandonados, dañados, decepcionados sumado a la percepción de que el amor no es real sincero y genuino.

Estas personas padecen lo que los teóricos denominan un apego relacional de tipo ansioso- ambivalente o evitativo y huidizo.

Dicho apego hace que entren a las relaciones, de antemano, ya que llegan heridos y defensivos, de forma defensiva y que muchas veces sus relaciones se acaben ya que abandonan para no ser abandonados.

La defensa paranoide prima.  Esta defensa se caracteriza por una tendencia inconsciente a esperar traición, desamor, abandono o desilusión y esto lleva paradójicamente a provocarlo o a desatar el peor lado del otro.

El Niño interior o el yo interno está herido, y el adulto no lo sabe, por lo cual evita confiar y entregarse, lo que le impide apreciar y valorar cuando alguien potencialmente bueno se acerca a su vida ya que este es visto como una amenaza de antemano.

Esto se acentúa, cuando descubren mentiras infidelidades y señales de que el otro no los ama, afianzando aún más sus defensas, lo que les impide perdonar, ya que ello alimenta sus tendencias huidizas.

Los heridos tempranamente son víctimas de su propia trampa y no solo de sus traumas tempranos con padres, cuidadores u otros que no fueron suficientemente consistentes y protectores para instaurar en el niño y posterior adulto, la confianza en lo que denominamos apego seguro.

El apego seguro se caracteriza por la confianza en dar y recibir afecto.

El apego huidizo resulta un arma de doble filo ya que allí prima la creencia “seré dañado” lo que lleva a entregar poco de si y a no dar todo el afecto, lo que llevará a que la otra parte, tarde o temprano, se frustre y me termine a su vez a mí al temeroso, defraudando, porque se agota y se aleja debido a que percibe que el individuo huidizo jamás se entregará o confiará lo suficientemente en el amor para poder entregarse.

Si bien el entregarse incondicionalmente puede ser un riesgo, resulta igualmente cierto que el amor amerita saber aceptar, perdonar y permitirse en ocasiones dejarse llevar por la ilusión y el romance (sin caer en idealización) para dar lo mejor de nosotros mismos permitiéndonos dar y recibir afecto con confianza y esperanza.

La trampa del inconsciente es paradójica y contraproducente para las intenciones racionales del individuo: se obtienen exactamente lo contario a lo que se quiere tener: Amor, atención e incondicionalidad y compromiso.

Si los temores inconscientes del yo interno no se han sanado, si la persona no se hace consciente de ellos y aprende a resignificar sus creencias y se da cuenta que sus impulsos le llevan a esperar poco de los demás y que ello se traduce en conductas que sabotean la relación. Si la persona no se da cuenta que estos impulsos a los que subyacen sus miedos internos de ser dañado se encuentran asociados a comportamientos que sabotean la relación poco o nada se percata de que termina ocasionando lo que tanto teme y es allí donde se configura la profecía autocumplida:   se termina comprobando que los demás no me pueden amar y no vale la pena enamorarse, no porque así fuera a priori sino yo mismo (a) lo termino ocasionando.

 

GERMAN ESTRADA MARIÑO

PSICOLOGO CL. PSICOTERAPEUTA- PERITO FORENSE

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

WHATSAPP: 3164502080

LIDER CAMPAÑA PREVENCION DEL SUICIDIO JUVENIL

 

PUBLICIDAD

Comenta este artículo

©2024 elquindiano.com todos los derechos reservados
Diseño y Desarrollo: logo Rhiss.net