Por Manuel T. Bermúdez

Quién iba a pensar que un vehículo que se creó para cubrir algunas de las necesidades de la guerra, con el transcurrir del tiempo se convertiría en un carro de culto con miles de fanáticos, que los restauran, los embellecen y los miman.

Fue encargado por el gobierno de los Estados Unidos para cumplir tareas en terrenos agrestes, pero resultó muy eficaz y seguro para labores de reconocimiento gracias a su diseño, poco peso y gran fuerza.

Capaz de cargar más de mil kilos, y desplazarse hasta unos 105 kilómetros por hora, y su tracción 4x4, lo convirtieron en el auto más versátil y útil para los soldados.

Hoy, a este automotor, muchos lugares de la geografía colombiana le deben su progreso y pujanza, pues ha sido durante  muchos años un medio de transporte  para vencer la intrincada y difícil topografía de nuestro país.

Dicen a que a Colombia llegó  por el año de 1946. Fue conquistando las regiones cafeteras que empezaban a convertir sus caminos de herradura en incipientes carreteras. El Willys, debido a su fuerza y versatilidad, se ganó el apreció de los usuarios en estos parajes.

Para los transportadores o yiperos, estas pequeñas, pero poderosas máquinas, se convirtieron en la fuente de sustento para sus familias.

Es por todo esto que al Jeep Willys, en muchos municipios de Colombia le rinden culto con monumentos para agradecer sus invaluables servicios. Además, quien posee un vehículo de estos se siente más que orgulloso y le prodiga las más  minuciosas atenciones para mantenerlo en perfectas condiciones tanto de funcionamiento como su parte estética.

Sevilla, en el Valle del Cauca, no es ajena a la pasión y culto que se le rinde a este pequeño automotor y es por eso que allí se celebra un encuentro que los organizadores le han dado el nombre de «Pasión por los Willys».

Esta es la edición número 4, y en esta oportunidad llegaron hasta la Capital Cafetera de Colombia propietarios de Yips procedentes de los más variados puntos de la geografía colombiana, quienes ofrecieron un bonito espectáculo al realizar un desfile por las principales vías de la también llamada «El balcón del Valle del Cauca».

Los participantes recibieron la admiración del público, quienes elogiaron la belleza de los automotores, los lujos que los propietarios les colocan para hacerlos más vistosos, y los cuidados que les propician para que permanezcan como recién salidos de fábrica.

Este evento ya se ha posicionado como uno de los más importantes de la región y en él participan vehículos desde los años de 1940 hasta los más modernos provenientes de Bogotá, Medellín, Sabaneta y Cali, entre otras ciudades de Colombia que tienen gran aprecio por estos autos.

El evento no es un concurso, y no ofrece premios; solo permite que los amantes de estos carros se reúnan, intercambien experiencias y hagan alarde de la belleza de sus automotores.

Este espectáculo es una nueva propuesta turística desde Sevilla, Valle del Cauca,  para Colombia.

Fotos tomadas de video de Hernán Giraldo