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Cultura  |  01 julio de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

Libro recomendado: Mi vida y el Palacio

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Se trata de una nueva edición que contiene un capítulo revelador sobre el caso de su padre, Carlos Horacio Uran, asesinado por el ejército en 1985.

Esta es una historia de violencia estatal en contra de un hombre y su familia, compuesta por cinco mujeres que debieron, tras el horrendo hecho, emprender un camino doloroso hacia el exilio.

Este texto de Helena Uran Bidegain no sólo es un acto de justicia poética sino una profunda reflexión sobre una de las peores tragedias que ha vivido Colombia. La masacre del Palacio de Justicia fue, además de un hecho luctuoso para la sociedad, un punto de inflexión para cientos de familias que quedaron atravesadas, literalmente, entre las
violencias de la guerrilla y del Estado.

Carlos Horacio Uran, un brillante abogado que se había formado en Uruguay, Bélgica y Francia, trabajaba como magistrado auxiliar en el Consejo de Estado. La tarde del 7 de noviembre del año 1985, salió vivo del Palacio de Justicia, pero luego fue introducido al edificio para hacerlo parecer muerto en el sangriento asalto del 6 y 7 de noviembre.

 

Ante el momento histórico que vive Colombia, Mi vida y el Palacio se trata de un documento de primer orden que narra, con gran belleza, la mirada de una víctima del conflicto.

«Helena Uran tenía diez años cuando su madre llegó al colegio de La Enseñanza de la
calle 72, de Bogotá, y le dijo, de manera perentoria, que algo muy grave estaba ocurriendo en la oficina de su padre, el magistrado Carlos Horacio Uran. Esa imagen de una niña subida en un carro, mirando pasar la ciudad ante sus ojos, aferrándose quizás a la esperanza de que eso “grave” no fuera más que un término exagerado, me ha perseguido desde que comencé a leer el extraordinario libro de Helena que parte de ese momento angustioso para contar cómo fueron esas 27 horas en el salón de una familia de clase media colombo uruguaya, primero, y cómo fueron los 22 años que sucedieron de ahí en adelante hasta que, en 2005, la fiscal Ángela María Buitrago decidió reabrir la investigación por los desaparecidos del palacio y en una bodega del Cantón Norte, usada por el B2 en el momento de la retoma, se encontró la billetera de su padre.

Veintidós años, dos décadas y dos años, en los que la vida corrió entre el silencio, el exilio, el intento de olvidar y la necesidad de seguir respirando a pesar de que los recuerdos como el de un tanque artillado que vio pasar desde la ventana de su apartamento en el barrio de La Macarena, de Bogotá, la torturaban día y noche. ¿Cómo olvidar a un padre? ¿Cómo soltar la mano de un hombre amoroso, dedicado, inteligente, que pensaba como muchos que esta esquina del mundo se merecía otra oportunidad sobre la tierra?

Para ese entonces Helena comenzó a romper una caparazón dura que había construido
para sobrevivir al duelo, la violencia, los traslados, los cambios de geografía y de lengua. Y cuando comenzó a entender, hace trece años, que su legado no era solo el de la pérdida sino el de alguien que podía ejercer una voz pública valiente e importante, comenzó a hacerse parte civil en procesos, entre ellos uno ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que condenó al estado por el asesinato a sangre fría de su padre.

Han pasado treinta y cinco años desde esa mañana. Leer este libro es no solo necesario e importante. Es quizás la manera de seguir insistiendo en que la voz de las víctimas, de
quienes no están conformes con la historia oficial, es un deber de muchos. Además de ser una gran reconstrucción de los hechos, Mi vida y el palacio es un libro que ha sido leído por miles de colombianos y acaba de ser reeditado por el sello MaxiTusquets para que tragedias como las de Carlos Uran no vuelvan a repetirse».

Juan David Correa
Editor

Sobre Helena Uran Bidegain:
Nació en Lovaina Bélgica, en 1975. Estudió Ciencias Políticas en Colombia. Posteriormente cursó pregrado y maestría en Estudios Latinoamericanos, Lingüística y Medios en Hamburgo, Alemania.

Ha trabajando en Colombia, Estados Unidos y Alemania en diversos ámbitos de la política, en cooperación internacional, investigación, advocacy, comunicación y periodismo, con especial atención a los derechos humanos, la justicia, la migración, memoria histórica y políticas de la memoria.

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