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Cultura  |  31 octubre de 2023  |  04:29 PM |  Escrito por: Miguel Ángel Rojas Arias

Que no lo asusten esta noche: Leyendas de fantasmas en el Quindío

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El espanto de las discotecas de Armenia

Por Miguel Ángel Rojas Arias

Los mitos y leyendas del Quindío tienen una similitud con aquellos que se expresan en el ideario colectivo en casi toda Colombia, muy especialmente en las zonas rurales, y que también tienen su aparición en áreas campesinas de América Latina. Sin embargo, hay algunos mitos y leyenda muy locales, para el Quindío, particularizados en pueblos o en veredas, que han venido creciendo con el tiempo.

A continuación, haremos un bosquejo de las principales leyendas que se mantienen en el ideario colectivo de los pobladores del Quindío, tanto de aquellos de carácter universal, como de los más locales y particularizados.

En la vereda Murillo de Armenia

La Madre Monte en la vereda Murillo de Armenia

Angélica Díaz Sánchez relata que en la vereda Murillo, en la finca de don Fabriciano Cardona, en jurisdicción de Armenia apareció una noche la Madremonte. La esposa del agregado de la finca realizaba labores de cocina para dejar listas las viandas de trabajadores para el día siguiente, y envió a su hija de 8 años a buscar unas ‘chamizas’ para el fogón. La niña se negaba a obedecer a la madre, y esta le tocó que obligarla a realizar el oficio. Estando en el cafetal, la niña vio una mujer, a quien confundió con su madre, quien la llamaba, mientras corría por el cafetal. La niña la seguía, en obediencia y miedo a sus retaliaciones, pero la mujer no paraba y las dos corrían por entre los cafetales. De pronto, superaron los cultivos y llegaron al monte, una zona selvática, y allí el aspecto de quien creía era su madre, se le transformó, convirtiéndose en una mujer vieja, desnuda, de cabello tan largo que le cubría todo el cuerpo, del que se desprendían muchas hojas y ramas. La niña terminó con los pies ensangrentados por su carrera descalza en medio de guaduales y piedras, que le provocaron intenso dolor, llanto y gemidos. Por estos últimos, los vecinos corrieron en su auxilio y la hallaron sola en medio del bosque, desorientada y llamado a su madre. “Se le apareció la Madremonte”, decían las abuelas.

La Madremonte es reconocida como una mujer que representa y defiende la fauna y la flora de los montes.

En las discotecas de Armenia

El espanto de las discotecas de Armenia

El mito del Hermoso de la Disco es muy conocido en Armenia. Se trata de un hombre que frecuenta ciertas discotecas los fines de semana, va a ellas con dos o tres amigos. Toman licor, conversan y empiezan a buscar mujeres solas para invitarlas a la pista de baile y danzar con ellas. Uno de estos hombres, alto, trigueño, fornido, de cabello largo, al hombro, ojos verdes, nariz aguileña, y perfectamente afeitado, es el mayor bailarín. No se pierde una pieza y todas las damas lo miran, se le insinúan y quieren bailar con él. Cuando llega la media noche, la pareja con la que el Hermoso está bailando le mira los pies, y lo que descubre no son unos zapatos, sino unas enormes garras satánicas que se mueven en el piso. Ahí viene el grito, y el espanto de los demás bailarines que salen corriendo de la Disco. Cuando el propietario de la disco prende las luces y las demás personas empiezan a buscarlo, no lo hallan por ningún lado. Sin embargo, sus amigos están ahí. Cuando se les pregunta por él, dicen que no estaban con ninguna persona de estas características. Las apariciones fueron muy frecuentes en los años noventa en las discotecas ubicadas en la vía entre Circasia y Armenia. Muchas de ellas convertidas hoy en famosos restaurantes.

El Peludo en Pijao

El Peludo en la vereda La Mina, de Pijao

Este relato es conocido en la vereda La Mina, del municipio de Pijao. Cuentan los campesinos que se trata de un hombre que trabaja en esta zona y un atardecer se encontró en la carretera con una mujer muy hermosa, que lo convenció y lo llevó a la mina de oro que era explotada en años anteriores en esta montaña. Allí, lo enamoró y con eso se deshizo de un hecho que tenía, pasándoselo a él. En adelante, el hombre sale de la mina todas las noches, casi desnudo, con un cuerpo muy lleno de pelos largos, buscando a alguien que pueda llevar a la mina para deshacer su propio hechizo. Dicen los campesinos que arriba a las casas campesinas a pedir sal y que aquel o aquella que le dé la sal, queda embrujada y se va con él hasta la mina.

EL Pollo Maligno en La Tebaida

El Pollo Maligno que aparece en fincas de La Tebaida

Este es uno de los antiguos mitos de la Colombia campesina que aún permanece en el Eje Cafetero. En fincas del Quindío dicen que aparece mucho en Semana Santa, pero también en cualquier otra época del año, como la noche de Halloween, pero con menos recurrencia. Es el piar de un pollo pequeño, que se oye en las noches en el cafetal. Dicen que, si el sonido es cercano, se va a morir algún vecino que vive lejos, pero si es lejano el sonido, el muerto es una persona muy cercana a quien lo escucha. Cuando se va a buscar el pollo que pía en el cafetal, nunca se halla, por eso dicen que no se puede uno dejar llevar por el sonido, porque lo va enredando en los caminos hasta hacerlo perder.

En Peñas Blancas

El Carlacá que vigila en Peñas Blancas el Tesoro del Cacique Carlacá

Este es un mito que proviene de un reconocido indígena, a quien llamaban El Carlacá. Esta era una dignidad que se le daba a quien comandaba las huestes indígenas en la guerra contra los españoles, en los siglos XVI y XVII. Cada que moría en la guerra este comandante, se elegía otro con ese título, El Carlacá. Dicen que el último de ellos escapó de los arcabuces y lanzas de los españoles, reunió su familia y sus tesoros y se refundió en Peñas Blancas, una enorme piedra blanca que resalta en la cordillera central, en el municipio de Calarcá. Y que allí, se suicidó para evitar ser apresado por sus enemigos. Quienes han tratado de llegar a las cuevas de Peñas Blancas a buscar el tesoro, se encuentran con el espanto de El Carlacá, que se les aparece con su lanza y los obliga a desertar de su aventura de conseguir el tesoro guardado en esas montañas.

La Taconera de la Gobernación

La Taconera que asusta en el piso 18 de la Gobernación del Quindío

En el edificio de la gobernación del Quindío, piso 18 crece un mito llamado La Taconera. Las personas que se quedan trabajando después de las seis de la tarde oyen el taconeo de una mujer por los pasillos, salones y escaleras. Cuando van a mirar de quién se trata, no encuentran a nadie. Algunos dicen que han visto una mujer elegante, de porte pequeño, de falda, de tacones, merodeando el lugar después de las seis de la tarde, pero no se le ve la cara. Ha sucedido en los últimos diez años con los funcionarios y contratistas, así como con las señoras de servicios generales que a la hora prima de la noche aún están en el edificio y que relatan haber oído el taconeo o visto la dama de tacones y minifalda. Hace poco ese piso fue remodelado y entre las paredes encontraron una especie de tina-jacuzzi, que un gobernador o gobernadora hizo instalar en el sitio para las horas de relax.

La Viejita del Ferrocarril

La Viejita del Ferrocarril, que aparece en las madrugadas en la vieja estación

Una de las leyendas que crecen en el Quindío es La Viejita de la estación del Ferrocarril. Cuentan los vigilantes del edificio republicano y lugares cercanos, que, en las noches, cerca a la madrugada, se oye el tren, a lo lejos, se abren las enormes puertas del edificio y de las bodegas y se ve la figura de una mujer anciana, con una maleta, cruzando por los andenes. La historia cuenta que, en una época, quizás los años cuarenta, en la efervescencia de este transporte, una mujer trató de cruzar las líneas paralelas de la estación del tren y fue arrollada por La Negra, la máquina del ferrocarril. Era una mujer adulta, con una maleta de viaje. Los que la han visto dicen que toma los grandes andenes, atraviesa la calle y luego se dirige a la boca de entrada del túnel que está en el sector de los puentes. El misterio no ha sido descifrado, y quienes la han visto sostiene que es frecuente su presencia en la noche de Halloween y en Semana Santa.

Se recomienda, esta noche, no visitar estos lugares, y quienes lo hagan, bajo su propia responsabilidad, corren en riesgo de tener un gran susto, como de ‘infarto’.

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