Teatro Azul de Armenia (Quindío) se encuentra en este momento en España cumpliendo una temporada que durará un mes, con la obra “Alegría Station”, creada en coproducción con el Teatro Español de Madrid y el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo. Es la primera vez que un grupo teatral colombiano hace una coproducción oficial con éste, que es el teatro más importante de España y el más antiguo de Europa.

Ximena Escobar y Leonardo Echeverri, directora ejecutiva y director artístico de Teatro Azul, son los actores de esta obra que, bajo la dirección de la maestra española Natalia Menéndez, pondrá en escena en la sala Max Aub de Naves del Teatro Español de la ciudad de Madrid, entre el 16 de noviembre y el 10 de diciembre próximos, la historia de una arquitecta que recibe el encargo de construir un espacio capaz de generar alegría.

¡Y qué paradoja! Mientras Ximena y Leonardo recibirán aplausos en España por transmitir desde el arte escénico, que se puede crear a partir de la alegría y que esta, más que un estado de ánimo es una necesidad, un regalo, una condición que todos podemos llegar a experimentar, la administración de la ciudad de Armenia (Quindío), cuna de Teatro Azul, enfila baterías para acabar con una institución que este año cumple 25 años de labor ininterrumpida en favor de la cultura.

En efecto, las Empresas Públicas de Armenia han demandado al Grupo Teatro Azul -entidad sin ánimo de lucro- ante un tribunal de arbitramento de la Cámara de Comercio, con el propósito de obtener la entrega inmediata del lote en el que está construida la sede del teatro, exigiendo adicionalmente la renuncia a la construcción y a las obras de arte que allí han levantado en todos estos años.

Esta acción se interpuso sin tomar en cuenta, en absoluto, que la sala de Teatro Azul está abierta a lo largo del año para la presentación de grupos artísticos de música, danza y teatro, que allí se han realizado ya 22 ediciones del Festival Internacional de Artes Armenia; que ofrece formación teatral para niños y jóvenes a través de laboratorios teatrales; que realiza de forma anual la Temporada de Teatro para la Vida, con la cual hasta la fecha ha beneficiado a 156.000 estudiantes de instituciones educativas públicas de Armenia y el Quindío, brindándoles la oportunidad de asistir de forma completamente subsidiada a funciones-foro de diversas obras de teatro, haciendo con todo ello las veces de teatro municipal, que no existe en la ciudad.

El lote fue entregado en comodato por la EPA a Teatro Azul en el año 2005, para la adecuación y ubicación de la sede del teatro, porque la entidad no poseía recursos suficientes para invertirlos en cualquier tipo de construcción tendiente a usar el lote, como reza en el texto del respectivo contrato. Y eso es lo que ha hecho el Grupo Teatro Azul a lo largo de estos 18 años: levantar con gran esfuerzo e incluso con apoyo comunitario, la edificación donde hoy funciona, y luego plasmar sobre su fachada la obra de arte “La explosión de las almas unidas” donada por el reconocido escultor Luis Guillermo Vallejo Vargas, uno de los artistas plásticos más importantes de Colombia, con lo cual, hoy por hoy el lugar es considerado por la ciudadanía como patrimonio arquitectónico, cultural y artístico de la ciudad.

Además, desde el año 2009, poco antes de vencerse el término del contrato de comodato, la EPA y Teatro Azul han venido hablando de la posibilidad de una compraventa del lote, previo desenglobe de uno de mayor extensión; y así consta en sucesivas comunicaciones al respecto, sin que se haya podido avanzar en la definición de un asunto que beneficiaría no sólo a las partes, sino a la ciudad.

Al tener que ausentarse de Armenia, justamente en el momento en que deben enfrentar el ataque jurídico de la EPA, los directores de Teatro Azul han depositado su confianza para que los represente, en la periodista y abogada Judith Sarmiento Granada, oriunda de la capital quindiana, quien ha aceptado el encargo en defensa de los derechos de la ciudadanía a disfrutar de este que, en la actualidad, es prácticamente el único espacio cultural con programación permanente con que cuenta la ciudad.

“Es este el típico caso en que la ley no puede ser la única respuesta a un problema social” sostiene Judith -quien es abogada-. “La tarea de cualquier alcalde -el de ahora o el que gane las elecciones- es poner el Derecho al servicio de la ciudadanía y encontrar los caminos legales para resolver en equidad cualquier dificultad jurídica que pueda poner en peligro la supervivencia de Teatro Azul”, escribió ella el pasado 5 de octubre, en columna del periódico El Quindiano, tras la celebración de los 25 años del teatro, con el concierto del maestro Valeriano Lanchas.

Por eso, ahora que James Padilla García ha resultado elegido como nuevo alcalde, le formularemos públicamente la pregunta: ¿Permitirá usted la muerte de Teatro Azul o tendrá la voluntad política para lograr que su ciudad siga contando con una institución que lleva 25 años trabajando -sin ánimo de lucro- por el arte y la cultura, haciendo las veces de teatro municipal, con el cual, inexplicablemente, Armenia no cuenta?”.