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Cultura  |  20 noviembre de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

“Alegría Station”, teatro de múltiples formatos

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Una somera mirada a la nueva obra de Teatro Azul que se estrenó el pasado jueves 16 de noviembre en Madrid (España).

Por: David Stevens Vasco Arbeláez- Comunicador social y periodista quindiano radicado en Madrid

Al contemplar algunas expresiones del arte muchos nos vemos evocados a confrontar nuestras propias emociones y sensaciones. Y dependiendo de la intensidad de esos sentimientos podemos decir que el “arte”, propiamente dicho, es útil en nuestro quehacer diario. No por nada el arte es una dimensión sustancial de los seres humanos y conforme a nuestra propia “humanidad”, también el arte muta, se adapta y se reconfigura, para darle a cada quien lo que busca… o lo que necesita.

El pasado jueves acudí a uno de los auditorios de Matadero Madrid para presenciar el estreno de “Alegría Station” de Teatro Azul y, para entonces, no sabía que, además de presenciar un buen ejercicio teatral, también acudiría a un oasis de reflexiones que me refrescaría el alma y que yo no buscaba, pero sí necesitaba.

Además de ser una delicia para los sentidos, en “Alegría Station” percibí una profunda mirada al concepto de la alegría, un concienzudo estudio académico de una emoción cada vez más diluida en el trasegar de nuestras rutinas y en la que nos olvidamos de la importancia de un hecho muy simple: la tremenda casualidad de estar vivos.

A nivel técnico “Alegría Station” está constituida de una ejecución escénica muy ambiciosa, pero muy bien lograda, con la cual Teatro Azul pretende enriquecer el teatro tradicional bebiendo de narrativas propias del cine o la televisión, logrando así un formato poco común en las tablas de los escenarios.

“Alegría Station” es una historia en la que los planos se interponen e intercalan y que te llevan en un viaje a través del tiempo y del espacio, pasando de lo general a lo particular, de lo real a lo metafísico y de lo racional a lo espiritual en una travesía casi surrealista que pocas veces se logra concebir en el teatro, pero que Teatro Azul logra con precisión y sensibilidad emocional. 

Y es justamente allí, en la sensibilidad emocional, donde Teatro Azul apela para involucrar a los asistentes al teatro con una obra en la que el público mismo es protagonista, pues como por arte de magia la narrativa te lleva a interactuar de forma natural con la obra, enriqueciendo mucho más esta novedosa forma de hacer teatro.

Como bien su nombre lo indica, la nueva obra de Teatro Azul fue para mí una estación de alegría en el largo trayecto de la cotidianidad, un lugar en el que pude reencontrarme con mi propia naturaleza, con mis propios orígenes y con mi tierra. Ver los paisajes dibujados al fondo del escenario de aquellas montañas verdes de mi Quindío natal y a esos personajes tradicionales (y no tan tradicionales) encarnados por Ximena Escobar Mejía y Leonardo Echeverri Botina, me despertaron adentro una alegría que tal vez me quede corto en describir.

¡Viva Teatro Azul!¡Viva el arte! ¡Viva la alegría en los corazones!.

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