Lina Marcela Dussán tenía el destino escrito. Lo tenía incluso antes de que sus papás la llevaran a ver, con seis años, una competición de gimnasia rítmica de los Juegos Nacionales, que se realizaron en Bogotá en 2004. No tenía escapatoria: era una niña alta, delgada, con unas virtudes innatas para este deporte. Los genes, el ambiente, el talento… todo la ha empujado a ser una de las mejores gimnastas en Colombia.

Llegó a Armenia en un buen momento de madurez en su carrera deportiva. Con la experiencia de haber disputado este año los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador; y los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile, aprendizajes que la llevaron a tener una presentación idílica en el Eje Cafetero, con cinco medallas, todas de oro, con rutinas mágicas, que le valieron puntuaciones de más de 28.

En la final de este martes, sin embargo, la cinta fue su punto débil, si así se podría llamar, ya que fue la nota que más baja le quedó con 28.800. No obstante, fue una nimiedad en un mar de salidas de altísima calidad que abrieron los ojos de los jueces y se robó el aplauso del público, que emocionado y encantado siguió cada movimiento de la gimnasta que representó en estos Juegos a Distrito Capital.

A Lina Marcela Dussán, desde pequeña le gustan los retos. Una vez vio y se enamoró de la gimnasia rítmica en los Juegos Nacionales de 2004, comenzó a ser repetitiva con sus maneras de actuar: estilo, danza coordinada. A lo que le sumó split de piernas en cada descanso, mientras se encontraba en el colegio. Fueron formas que hicieron que sus maestros le recomendaran entrenar gimnasia y a pesar de su estatura, nunca bajó los brazos hasta lograr lo propuesto.

Los cinco oros en los Juegos Nacionales son el reflejo de esa repetición constante, que lleva realizando desde los siete años: la rutina de lo espectacular, combinado con gracia y armonía. Por eso, no es de extrañar que Dussán se haya convertido en toda una institución en Colombia para la gimnasia rítmica.

En Juegos Nacionales, es más que un cuerpo para el oro; es también una mente organizada que se enfoca en las prácticas de la carrera que estudió: Comunicación Social y Periodismo. Así se formó una campeona nacional, que a punta de determinación y entrega le muestra al país un deporte que no ha sido tan conocido a lo largo de la historia.