En el puerto de Barrancabermeja, a orillas del río Magdalena, siempre se escucha un grito de alegría y de aliento cuando en las pistas de patinaje del mundo compite Elimelec Ospino Viloria, el hijo de pescadores que llenó de medallas a esta tierra santandereana.

Elimelec viene de una familia de pescadores, con tesón y mucha dedicación ha salido adelante en el patinaje de velocidad, esfuerzos que ya se vieron reflejados en un título mundial y ahora en dos medallas de plata y una de bronce en los Juegos Nacionales.

A los cinco años inició a patinar en el Club Panteras, donde aprendió todas las bases de este deporte, su tiempo en el puerto barranqueño los dividía entre sus estudios, sus juegos y el ayudar a su padre en el trabajo. “Siempre llegaba al trabajo de mi papá a descamar los pescados, a picar y vender, recuerdo que todos los diciembres ayudaba en lo que fuera para ganarme 20.000 pesos para la Navidad”, recuerda Elimelec, con una sonrisa en su rostro.

A los 14 años asistió a un campamento para Juegos Nacionales en Bucaramanga, y con sus padres tomó la decisión de radicarse en la capital santandereana, aventura que pudo emprender gracias al trabajo que la Liga de Patinaje de Santander le dio a su señora madre en el patinódromo de esa ciudad.

Se unió al Club Proskate con el técnico Víctor Serrano, y desde allí empezó a marcar una serie de victorias en válidas nacionales para luego conseguir su clasificación a la Selección Colombia en 2021 y participar en su primer Mundial de Patinaje, donde consiguió una medalla de oro, una de plata y una de bronce, que lo convirtieron en uno de los más destacados de la delegación colombiana en el certamen celebrado en Ibagué.

A sus 20 años, Elimelec compite en sus primeros Juegos Nacionales con el ribete de campeón mundial, pero con la misma sencillez, entrega y paciencia de un pescador que se sienta a la orilla del río a capturar su botín.