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Cultura  |  18 diciembre de 2023  |  12:00 AM |  Escrito por: Administrador web

La doble moral de Harvard

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Gloria Chávez Vásquez

Harvard fue una de las universidades en EE. UU y el resto del mundo donde grupos de estudiantes celebraron los ataques al estado de Israel y la matanza de judíos por Hamas en octubre 7 pasado. Las manifestaciones, provocadas por estudiantes palestinos y grupos de izquierda, demostraron su odio desenfrenado, el apoyo delirante al terrorismo de Hamas y la injusta condena a Israel por defenderse.

El testimonio de la presidente de Harvard, Claudine Gay ante el Congreso, para explicar el brote de antisemitismo en la universidad, no dejó duda alguna de la doble moral de una institución, que por décadas ha discriminado a estudiantes asiáticos, judíos, cristianos y conservadores en favor de minorías politizadas y radicales. Hoy en día esas hordas mantienen secuestrado y atemorizado el mundillo académico.

Tras defender a los manifestantes que pedían aniquilar a Israel, y negarse a contestar si tal incitación a un genocidio violaba el código de conducta universitario, Gay respondió más bien, con una sarta cantinflesca. Su demagogia equivalía a la validación de la discriminación étnica y racial, especialmente viniendo de una persona de la raza negra que había obtenido su puesto pretendiendo luchar contra la injusticia social.

Un día después de que fuera interrogada por Elise Stefanik, congresista republicana que representa a Nueva York, Gay publicó una dudosa aclaratoria de su obvio antisemitismo. Pero a pesar del llamado de una multitud de indignados a su renuncia, más de 500 miembros de la facultad de Harvard firmaron una carta defendiendo a Gay y argumentando que la "independencia" de la universidad necesita ser protegida de las "presiones políticas". O sea, la antigua táctica del rodeo, utilizada habitualmente por los falsos demócratas: aférrate fuerte al caballo.

Discriminación a la inversa

Hablando en el programa de Larry Kudlow en Fox Business, el profesor de derecho en Harvard, Alan Dershowitz reveló que Claudine Gay había ascendido al puesto más alto de esa universidad, escudada en su raza y con el lema del movimiento Diversidad, Equidad e Inclusión.

El movimiento DEI (¿un plagio del Opus DEI católico? Dei significa Dios en latín, ¿recuerdan?) es la principal fuente de división universitaria hoy en día, porque separa a los estudiantes entre líneas raciales y religiosas: Si no estás con su grupo, estás a favor del contrario. La palabra diversidad, es exclusivamente racial, no política ni religiosa. Eso explica que menos del 3% de los profesores de Harvard sean conservadores. Y que se discrimine y matonee a todos aquellos estudiantes que no se sometan a su adoctrinamiento.

Con equidad, la izquierda pretende una igualdad ficticia, porque la equidad de que ellos hablan es exactamente lo contrario de igualdad. Es el tipo de discriminación a la inversa que ha movido la Acción Afirmativa por más de medio siglo: Bajo la equidad, si te atreves a citar la frase de Martin Luther King de un mundo en el que las personas no sean juzgadas por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter, estas cometiendo, según ellos, una microagresión. Ridiculez ideológica al máximo. ¿Qué clase de educación universitaria es esa?

El de la diversidad, continúa explicando Dershowitz, es un concepto fraudulento y peligroso. Es la manera de aislar a las personas que no piensan como ellos, evitando así que tengamos alguna influencia en Harvard o en cualquier otro campo universitario. Sus cabecillas se niegan rotundamente a responder los cuestionamientos legítimos de personas como Bill Ackerman, el inversionista que retiró su donación anual de 100 millones de dólares a la universidad, porque sus directivos no asumieron responsabilidad en la discriminación actual en Harvard.

"Las escuelas, los colegios y las universidades no son solo la facultad, ni los estudiantes, sino los ex alumnos y los futuros estudiantes; son grandes instituciones. Conceptos como DEI están destruyendo estas instituciones y la presidente Gay es un producto de DEI", dijo Dershowitz a la cadena Fox. "Gay llegó a la presidencia de Harvard como símbolo de DEI, pero ese símbolo ha fracasado y Gay debe reconocer su responsabilidad en ese fracaso".

Plagio, trampa y desvergüenza

Pero la hipocresía de instituciones educativas como Harvard no termina ahí. La Corporación encargada de supervisar la otrora universidad, cubrió la espalda de la presidente Gay tras las evidencias de plagio en su tesis doctoral, así como en varios artículos académicos, y aun cuando las normas de la institución incluyen la expulsión de estudiantes o profesores por plagiar sus trabajos.

La Corporación Harvard argumentó que había revisado el trabajo académico de Gay en octubre y que, aunque había encontrado "algunos casos de citas inadecuadas", eso no violaba "los estándares de Harvard de mala conducta en la investigación". Ironicamente, dos de las obras anteriores de Gay están siendo corregidas.

La conclusión de la corporación contradice el historial de la universidad en la lucha contra el plagio. Históricamente, Harvard ha expulsado a los estudiantes que violan esas reglas: Los estudiantes que, por cualquier razón, envíen trabajos que no sean suyos o sin una atribución clara a sus fuentes estarán sujetos a medidas disciplinarias, que pueden incluir el requisito de retirarse de la Universidad". A los estudiantes que violen estos estándares no se les permite presentar una evaluación del curso en el que ocurrió la infracción.

La institución, reconocida como una de las más elitistas y exclusivas del país ha sido estricta, con anterioridad, en sus políticas de plagio. En el año lectivo 2020-2021 solamente, la universidad expulsó a 27 estudiantes que cometieron fraude. Documentó, además, 138 casos de violaciones de integridad académica entre estudiantes y profesores, incluidos 47 incidentes de plagio y 60 casos de trampas en los exámenes.

Harvard ha tenido otros escándalos relacionados con las trampas y el plagio. En 2013, la universidad expulsó a 100 estudiantes de una clase de ciencias políticas, acusados de   trampa, plagio y colaboración inapropiada.   

Otras universidades tienen una política similar de cero tolerancias al plagio, el fraude y la trampa. Pero, en la actualidad y bajo la politización académica, el resultado depende de quien los comete. En 2008, la Universidad de Columbia despidió a una profesora de psicología y educación después de concluir que había plagiado su trabajo académico. Obviamente la mujer no era una temida radical de izquierdas.

El olvido o desconocimiento de académicos como Claudine Gay incluye el del crucial apoyo de la comunidad judía en la lucha por los derechos civiles de los de su raza. El hecho de que Harvard ignore o excuse su comportamiento racista o discriminativo, deja mucho que decir respecto a su propia actitud ética y moral. ¿Temen a la influencia de Gay entre sus seguidores? ¿Previenen revueltas raciales como las de California, Chicago o Michigan? En ese caso DEI no es más que una pandilla y la universidad está siendo chantajeada o sus directivos actúan cobardemente.

Por siglos, Harvard (1636) se ha jactado de ser modelo de calidad educativa universitaria en el mundo. A pesar de sus muchos desbarajustes en la historia, su reputación seguía incólume. Hasta ahora, cuando su código moral tambalea peligrosamente. 

Gloria Chávez Vásquez escritora, periodista y educadora reside en Estados Unidos desde 1970. Es autora de las novelas Mariposa Mentalis, la trilogía de Akum, la magia de los sueños y varias colecciones de cuentos.  

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