Los futbolistas argentinos Rubén Bihurriet y Diego Montenegro, y su representante Darío José Campagna, fallecieron en el terremoto de Armenia al venirse abajo el hotel Izcay ubicado en la esquina de la calle 22 con carrera 14, donde se hospedaban el lunes 25 de enero de 1999.

Campagna, uno de los ídolos en la historia del Deportes Quindío, había llegado como empresario con Bihurriet (27 años) y Montenegro (26) y descansaban en ese hotel a la espera de la hora de firmar ese día el contrato que los uniría con el equipo.

El señor Felipe José Campagna, padre del empresario y exfutbolista Darío José, tuvo hasta el último momento la esperanza de que su hijo fuera rescatado con vida bajo los escombros del hotel.

"Ustedes me están confirmando ahora la noticia de la muerte de mi hijo y esto hace que se me desplome todo, porque teníamos la ilusión de que Darío aún estuviera con vida. No tengo ahora palabras, imagínese cómo estoy", dijo compungido don Felipe a la cadena Caracol de Colombia.

Darío José nació en Rosario (Argentina) el 2 de febrero de 1962, murió a sus 37 años, e inició su carrera profesional como mediocampista en Rosario Central (1982-1984), de donde llegó al Quindío para ser figura y triunfar en el fútbol colombiano de 1985 a 1988.

Igualmente, Carlos Ignacio Montenegro, padre de Diego, indicó en tono que sonaba a desconcierto e intenso dolor que "estamos hechos pelota" cuando se enteró de la muerte de su hijo en el violento terremoto que sacudió a Armenia.

Era técnico del Deportes Quindío para la época el antioqueño Juan Eugenio Jiménez, a quien le sorprendió, como a todos, la muerte de los tres argentinos.

Jiménez no se podía explicar lo sucedido, más cuando ese día Rubén Bihurriet y Diego Montenegro practicaron hasta las 11 de la mañana y habían regresado al hotel para arreglarse y acudir a la cita que tenían con los directivos en la sede del equipo a las 2:00 de la tarde para junto a su empresario, Darío José Campagna, firmar contrato y jugar con Deportes Quindío esa temporada. Pero el terremoto sepultó sus aspiraciones.