Óscar Eugenio Ocampo es estudiante de último semestre y hace parte del Grupo de Investigación en Compuestos Organometálicos y Catálisis (GICOC), del programa de Química de la Universidad del Quindío, liderado por el docente uniquindiano Fernando Cuenú Cabezas, quien dirigió el trabajo de grado del estudiante. El proyecto de investigación consistió en estudiar compuestos para tratar el Alzheimer, el cáncer y otras enfermedades debilitantes. Ambos destacaron la innovadora investigación que podría revolucionar el campo de la medicina.

Ocampo se centró en la síntesis de hidrazonas buscando efectos contra una variedad de organismos patógenos, incluyendo hongos, bacterias e, incluso, contra el parásito toxoplasma. Estas hidrazonas tienen la capacidad de atravesar la hematoencefálica, una membrana selectivamente permeable que regula el paso de una variedad de pequeñas y grandes moléculas al microambiente de las neuronas, así como el transporte selectivo de moléculas tales como glucosa y aminoácidos que son cruciales para la función neuronal.

Hidrazonas

Las hidrazonas son una clase de compuestos orgánicos que se caracterizan por tener la estructura R2C=NNR2. Estos compuestos están estrechamente relacionados con las cetonas y aldehídos, ya que se forman mediante la sustitución del átomo de oxígeno en estas moléculas por el grupo funcional NNH2.

Aunque el nombre suene complicado, las hidrazonas pueden entenderse como una clase de ingredientes con los que se logran todo tipo de nuevos materiales y medicamentos. Para explicarlo mejor, con las hidrazonas lo que básicamente están haciendo los investigadores químicos es tomar una receta (en este caso, una fórmula química) y cambiar un ingrediente (un átomo de oxígeno) por otro (un grupo de átomos llamado NNH2). Este cambio puede parecer pequeño, pero puede tener un gran impacto en lo que finalmente se “cocina”.

Pureza

Inicialmente concebidos como precursores para reacciones más complejas, los compuestos estudiados por el estudiante uniquindiano, demostraron una notable actividad biológica, lo que llevó a Ocampo a enfocarse exclusivamente en su estudio. Mediante rigurosas técnicas de caracterización, como espectroscopia infrarroja, espectrometría de masas y difracción de rayos X, se determinó la pureza de las moléculas y su idoneidad para aplicaciones terapéuticas.

Lo que hace especial a estos compuestos en el trabajo de Ocampo, es su capacidad para atravesar la barrera hematoencefálica y dirigirse a las áreas donde se encuentran las proteínas responsables del desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y el cáncer. Según Ocampo, estas proteínas, compuestas por cadenas de aminoácidos, desempeñan un papel crucial en la activación o desactivación de estas patologías.

Acoplamiento

Uno de los aspectos más destacados en el trabajo realizado por el estudiante Óscar Ocampo, fue el acoplamiento molecular, un proceso computacional que reveló la afinidad de los compuestos con proteínas asociadas a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson y Huntington. Los resultados muestran un escenario prometedor para el desarrollo de nuevos fármacos.

Además de su impacto en el tratamiento del Alzheimer, los compuestos también muestran eficacia contra diversas formas de cáncer, así como contra infecciones bacterianas y fúngicas. Según Ocampo, estos compuestos pueden dañar las membranas de bacterias y hongos, afectar la mitocondria y generar especies reactivas de oxígeno, lo que conduce a la destrucción de las células cancerosas.

Este innovador enfoque no solo ofrece nuevas esperanzas en la lucha contra enfermedades debilitantes, sino que también abre la puerta a futuras investigaciones sobre una amplia gama de afecciones médicas. Con el potencial de transformar la terapia farmacológica, el trabajo de Óscar Eugenio Ocampo destaca el papel crucial de la investigación científica en la mejora de la salud y el bienestar humano.