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Columnistas  |  19 abril de 2024  |  12:00 AM |  Escrito por: Roberto Estefan-Chehab

Que sea amor

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Roberto Estefan-Chehab

Roberto Estefan Chehab

El amor de pareja existe, es real, es sublime ¿por qué negarlo? ¿Por estar atravesando un momento de desilusión, un fracaso o la consecuencia de una confusión, un duelo? Un valor tan superior debe tratarse al nivel que merece y es en la manera como se asume, donde descansa el fondo de las cosas. No es afortunado construir una relación en la fantasía intentando forzar las cosas para creerse a sí mismo que algo es amor. Una de las decisiones mas importantes en la vida, generalmente de personas jóvenes, es la elección de la pareja con quien se aspira a compartir el camino. Si no se tienen los parámetros esenciales, claros, el riesgo a equivocarse es grande y, después vienen los lamentos y la errada tendencia a culpar a todo lo de afuera cuando la falla descansa en los cimientos inadecuados de lo que, a partir de ellos, se edificó. La sociedad lo sabe, pero también lo ignora muy bien: el frio concepto de “un buen partido” y el dolor están muy cerca de las parejas que se constituyen a partir de la “conveniencia”. El amor se siente sin necesidad de ataviarlo y a partir de esa mágica comunicación emanada desde las almas y proyectada a través de los sentidos que materializan en la realidad las emociones, se vive. Si aceptamos que el amor es el motor, será más fácil entender que las prioridades en el devenir del camino van sufriendo una metamorfosis condicionada por las situaciones que van exigiendo más o menos atención. Las parejas van envejeciendo, por ejemplo. Los niños pequeños demandan más dedicación, los retos y compromisos, el trabajo, la salud, los momentos difíciles, exigen: tantas variables condicionan el comportamiento y así mismo ameritan revisión y dialogo constantes, pero es seguro que donde el amor es el motor, todo se irá armonizando. Si la motivación esencial, al conformar la pareja no fue el amor, cualquier crisis puede ser destructiva, no del amor pues nunca existió, aunque haya cariño, sino de la esencia que falló. Sin embargo, cuando alguien amado desaparece, por cualquier razón, y ya no es posible la correlación “material”, perdura una relación anímica. El amor como radiación no es egoísta y por eso, si alguien amado renuncia o muere, la vida sigue y así mismo la posibilidad de conquistar algo inexplorado. Aunque la cualidad que concebía la relación fue valiosa, así mismo su energía se libera: el potencial para construir emociones e ilusiones, en un nuevo espacio amoroso, siempre está para una nueva semilla. No hay que luchar con lo de ayer, solo respetarlo y soltarlo sin temores ni equivocados conceptos de lealtad hacia algo que ya no es: los conceptos que paralizan deben neutralizarse. Antes de decidir compartir, tenga claro en que el primer amor es hacia Usted mismo: si tiene una adecuada autoestima no habrá química con nadie que lo pueda maltratar, dañar o usar: antes de cualquier cosa, trabaje bien su autoestima y elija bien, no se deje escoger. [email protected].   

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