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Editorial  |  06 agosto de 2020  |  06:30 AM

Segundo tiempo de Duque

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Este viernes, el presidente Iván Duque cumplirá dos años de su mandato y de esta forma iniciará el segundo tiempo de su periodo presidencial, el que ha estado muy ‘movido’ por las diferentes polémicas: Ñeñepolítica, incremento de los roces con el gobierno venezolano, las masivas marchas a finales de 2019, pugnas por el Acuerdo de Paz y las objeciones a la Jurisdicción Especial Para la Paz, JEP, entre otras, hechos que se han unido a diversas crisis políticas, sociales y sanitarias, como la que actualmente se vive por la pandemia del Covid-19.

Lejano se observa ya al carismático senador joven, que se abrió paso en el Congreso como una de las voces con más credibilidad de su partido Centro Democrático, CD, ante la opinión pública, lo que le sirvió para recibir la bendición del expresidente Álvaro Uribe -hoy en detención domiciliaria por orden de la Corte Suprema de Justicia-, para llegar a la presidencia de la República con una votación histórica.

Pero fue quizás esa misma ‘bendición’ la que lo ha condenado a tener una imagen de solo cumplidor de órdenes del ahora detenido senador Uribe, diluyendo el liderazgo que requiere un jefe de Estado, particularmente en un país que reclama, así el abstencionismo en las urnas siempre esté por encima del 50%, de gobernantes independientes y con sangre nueva, alejados de la malsana politiquería que por siglos ha estado en el poder.

Duque tuvo en junio de 2018 una votación histórica y el Quindío, departamento que identifican en el ámbito nacional como uribista, le aportó 156.973 votos, puesto que en todos los 12 municipios, el candidato de centro-derecha derrotó a su rival, Gustavo Petro, de forma contundente. Solo en Armenia, Duque contabilizó casi el doble de votos que su oponente Petro: 81.919 tarjetas, contra 46.726, respectivamente.

Es por tanto, que se esperaba del mandato del bogotano de 44 años, una mirada especial hacia este territorio, sin embargo y como se ha venido expresando en los análisis previos de estos dos años de gobierno, la administracion de Duque está en deuda, no solo con el Quindío sino con el país.

El presidente ha estado en dos ocasiones en territorio quindiano para desarrollar sus jornadas de Construyendo País, la primera en septiembre de 2018 en Filandia y la segunda en noviembre de 2019 en Armenia, en las que ha aprovechado para entregar obras como el Paso Nacional en Montenegro y la vía La Tebaida-Pueblo Tapao-Montenegro. En los talleres se ha comprometido a ejecutar obras y entregar recursos.

Asimismo, ha visitado en otras ocasiones la región, entre las que se destaca sus revisiones a las obras del Túnel de La Línea o la inauguración de la ampliación de la vía Armenia-Club Campestre, en febrero pasado, evento que los colombianos recuerdan como el paseo a Panaca, en el que se usó el avión presidencial para transportar a la familia del jefe de Estado y a varios de los amiguitos de la hija del mandatario, a quien se le festejó en el parque temático su fiesta de cumpleaños.

No se puede negar que se han cumplido compromisos, con los cuales se han logrado finiquitar obras que se iniciaron en el gobierno anterior y que por supuesto se han llevado a cabo ejecuciones como las del aeropuerto El Edén, que avanzan y se han perfilado como más beneficiosas para la terminal aérea quindiana, que las esbozadas por Aerocali, que aspiraba a tener la concesión del aerodrómono.

No obstante, en estos dos años del gobierno Duque, el Quindío aún espera de un real megaproyecto que impacte de manera positiva a la región, máxime en la actual situación de pandemia, que ha lastimado seriamente los aspectos sociales y económicos de un ente territorial sumido en crisis.

¿Cuál es ese megaproyecto para el Quindío? En campaña, Duque vino a la región a hablar de agenda de emprendimiento, de crear nuevas, más y mejores empresas, de menos impuestos y más inversión para el mejoramiento de ingresos de los trabajadores, de generar equidad con más empleos formales, de cerrar las brechas, además de economía naranja con la promoción del patrimonio ancestral, de las artes, los medios, la publicidad y el diseño, lo que sería un aliado para el clúster del turismo en el Quindío. ¿Dónde está todo ello, o en qué proyecto se ejecutará?

Por décadas, Armenia ha sido de las ciudades con mayores tasas de desempleo, lo que se agravó con la emergencia por el coronavirus, panorama que debe merecer especial atención del gobierno nacional, porque esta región en décadas anteriores le aportó con el café al país de manera representativa, impulsando la economía y el desarrollo de las regiones. La deuda existe, señor presidente.

Hay que dejar claro que si bien el Túnel de La Línea es un megaproyecto ejecutado en tierra quindiana y tolimense, el que se espera entré en servicio el próximo mes, esta obra es para el servicio de todo el país, al reducir el desplazamiento entre el puerto de Buenaventura y Bogotá. Sí, le otorga potencialidades a la zona, pero también le trajo impactos ambientales y sociales, que se han tenido que solventar, además faltan obras complementarias, como la doble calzada Calarcá-La Paila, un sentir que por años ha expresado el Quindío al gobierno nacional y que aún no es atendido. Eso hay que tenerlo también en cuenta.

Es penoso reconocer a su vez, que parte del problema de no ser tenidos en cuenta con un megaproyecto es por nuestros decaídos dirigentes, unos poco conocedores o indiferentes de su labor y otros maculados por casos de corrupción o irregularidades. Armenia, especialmente, está inmersa en la ingobernabilidad generada por los ya conocidos hechos de sus mandatarios locales, escenario que entorpece la gestión de proyectos y la misma inversión. En tanto, pasivos congresistas hemos tenido, desarticulados y en ocasiones sin eco en Bogotá ante el Gobierno Nacional, por su carente liderazgo y carisma político.

Así, el balance de los dos primeros años de gobierno Duque para el Quindío no es del todo satisfactorio, porque reiteramos en estas líneas, aún no dilucidamos un proyecto de envergadura y de iniciativa de la actual administración central, para ayudar a dinamizar la economía y así contribuir a paliar los sensibles problemas sociales que golpean a la región como son el desempleo, la informalidad, el microtráfico, la inseguridad y la falta de oportunidades, entre otros.

Somos una región con vocación agrícola y turística, que goza de la declaratoria de Paisaje Cultural Cafetero por la Unesco, donde existen más potencialidades que falencias, pero aun así los indicadores de desempleo y desigualdad nos agobian.

En el segundo tiempo del presidente Duque, si el desea dejar una huella en el país, debe dar un viraje a su mandato, asumir el liderazgo de jefe de Estado y enfrentar el mayor reto que es reactivar una nación golpeada por una pandemia.

No puede extender el sufrimiento de sus ciudadanos con medidas fallidas, sino buscar recomponer el camino con estrategias que garanticen la protección de los ciudadanos, los empleos y el tejido empresarial, para no titubear en la recuperación económica.

La discusión del presupuesto en el Legislativo y que se proyecta en $314 billones es la primera parte para este reto, que involucra al presidente Duque y al Congreso. No pueden estar desconectados los congresistas quindianos ni los gobernantes de esta discusión, como en años anteriores, porque se anticipan grandes megaproyectos e inversiones y el Quindío no puede estar por fuera de ellos. Es esa la oportunidad para que se incluya al departamento en una línea macro que jalone la dinámica, al integrar nuestras potencialidades.

Presidente, el país está de pandemia, con un distanciamiento que llevará al colapso social y económico si usted no recompone el camino, ajusta su equipo, lidera un gran pacto y se sintoniza con la realidad nacional, mientras los quindianos exigimos ser tenidos en cuenta. En su segundo tiempo, el capítulo de su historia lo salvará o condenará.

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