Este jueves se cumplieron las exequias del prohombre del Quindío César Hoyos Salazar, en la iglesia del Espíritu Santo de Armenia. César Hoyos Salazar fue alcalde de Armenia, elegido popularmente en 1989, y ocupó el cargo entre enero de 1990 y mayo de 1992.  Realizó una destaca labor, dejó saneadas las finanzas del municipio que venían de un déficit total. Formuló el Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado de Armenia, que se ha ejecutado desde entonces en la ciudad. Y, lo más importante, le imprimió a su gobierno una impronta de honestidad, que se convirtió en el mejor ejemplo, no solo para los funcionarios públicos de entonces, sino para la ciudad. Hoyos Salazar fue, además, el padrino y uno de los gestores del parque De la Vida de Armenia, el gran pulmón de la ciudad en el norte de la capital quindiana. A pesar de todo su trabajo y su buen ejemplo, la actual alcaldía de Armenia que dirige José Manuel Ríos Morales no emitió ninguna nota de duelo y pesar por la muerte del gran hombre, ni se hizo presente ninguna persona del gobierno municipal en sus exequias. Un acto de descortesía, por un lado, de desconocimiento histórico de la labor de un exalcalde y de mala educación de nuestros gobernantes.

Ausencia en el sepelio de un prohombre II

(Actual alcalde de Armenia José Manuel Rios Morales)

César Hoyos Salazar fue también concejal de Armenia, en varios periodos, en representación del partido Liberal. Sin embargo, al igual que en el caso de la alcaldía, el concejo municipal tampoco emitió ninguna nota de duelo por la muerte del gran hombre, exintegrante de esa corporación pública municipal. Ningún miembro del concejo se hizo presente en las exequias. Contrario sucedió con otras entidades, que enviaron notas y resoluciones reconociendo la labor que en vida hizo el doctor César Hoyos Salazar, como la gobernación del Quindío, la universidad La Gran Colombia que lo tuvo como profesor y la Sociedad de Mejoras Públicas, entidad a la que dedicó una parte de su vida y sus servicios. También se conocieron pronunciamientos del Consejo de Estado, de la Universidad Nacional de Colombia  y de otras corporaciones nacionales. El sepelio estuvo muy concurrido, acompañada la familia Hoyos Salazar y Hoyos Jiménez por amigos de la sociedad quindiana.

Un adiós sentido y sencillo

(César Hoyos Salazar y su amigo Camilo Cano Restrepo a quien nombró secretario de Gobierno en su administración (1990-1992))

En el momento de la despedida del doctor César, en la iglesia del Espíritu Santo de Armenia, habló una de sus hijas, Elsa Victoria. Con serenidad, dijo que había tomado un párrafo del discurso de su padre el 1 de enero de 1990 cuando asumió la alcaldía de Armenia. Y lo leyó: “Antes de pronunciar mi juramento invocando a Dios, era preciso testimoniar que creo en Él. Hoy, cuando se erigen como dioses el dinero, el poder, el éxito, el placer, entre otros, su amigo, el alcalde, les expresa su fe en Dios y que gobernará invocando la inspiración y fuerza de su Espíritu y la bondad de la palabra del Dios que se hizo hombre, para marcar el camino de la verdad y la vida. Todos, o la mayor parte de nosotros, hemos acudido a la Iglesia en momentos de inmensa significación: en el amanecer de nuestra vida, para recibir el agua bautismal; en nuestra madurez enamorada para sellar la unión matrimonial, y seguramente, nuestros amigos nos llevarán a ella en el silencioso adiós de nuestra vida. Esos imborrables momentos son comparables a este que me ha correspondido vivir y por eso decidí iniciar los actos de mi posesión concurriendo al templo de mis creencias”.