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Región  |  22 enero de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Se salvó de morir en el terremoto, pero tuvo que sepultar a cinco de sus compañeros bomberos

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El capitán Ciro Antonio Güisa, comandante del Cuerpo Oficial de Bomberos de Armenia en 1999, momento del terremoto hace 20 años, revivió sus sufrimientos por el derrumbe de su institución, la pérdida de sus compañeros y la fuerza que tuvo que sacar de su interior para enfrentar la tragedia, rescatar a su familia de los escombros de su casa y dirigir las operaciones en medio de la crisis por la desaparición de Armenia y el Quindío.

Experiencia inolvidable

Recuerda que vivió una experiencia inolvidable, un momento muy duro, se sintió entre la espada y la pared ”tenía mi familia en riesgo, yo vivía detrás de la sede del cuerpo de bomberos, entonces, primero atender mis seres queridos, rescatarlos de los escombros y luego al cuartel a buscar a los compañeros que en el momento estaban bajo montañas de lo que era la edificación”.

El capitán Güisa sintió una soledad difícil de describir al observar el panorama de lo que minutos antes era el cuartel del Cuerpo Oficial de Bomberos y luego una montaña de destrozos, con seres humanos en su interior.

“En mi casa al lado del cuartel, estaban esperándome para almorzar, mi señora Blanca María Tabares, mi hija Claudia Güisa, el yerno Alejandro Gutiérrez y mi nieta de dos años de nacida, quienes quedaron bajo la casa que parcialmente se derrumbó con el fuerte movimiento de tierra. En familia habíamos diseñado un plan de contingencia, que debíamos seguir en caso de una emergencia como esta, he sido preventivo por el conocimiento que tengo de desastres, entonces ellos siguieron las instrucciones y se ubicaron en el lugar más seguro del primer piso, cerca de las escalas de acceso al segundo piso el cual se cayó casi todo, por eso se salvaron milagrosamente"

Hospital improvisado

Cuenta el veterano Capitán Güisa que, una vez rescató a los suyos, acudió a un médico vecino para armar en el parqueadero del almacén La Candelaria, aledaño al cuerpo de bomberos, un hospital improvisado en el que se ubicaron sus familiares y junto al médico se dedicaron a prestar servicios en forma ininterrumpida a centenares de heridos que llegaron una vez ocurrido el movimiento.

Sus compañeros

Regresó el comandante de bomberos al desaparecido cuartel, al recordar estos momentos 20 años después, le cambia el semblante a Güisa, quien se queda en silencio y cierra sus ojos, para contar que debajo de la montaña de escombros quedaron sus compañeros los tenientes Gómez, Gámez y los bomberos Hernández, Hoyos y Uchima, con quienes minutos antes conversó animadamente mientras ellos disfrutaban del almuerzo.

Agrega que demás de los integrantes de los bomberos que quedaron bajo la edificación derribada, también se encontraba Ruth Mary Gallego, quien se desempeñaba en servicios generales, la esposa del bombero Amaya y otro señor cuyo nombre no fue establecido. Todos perdieron la vida.

Es decir, ocho personas que se encontraban en el Cuerpo de Bomberos de Armenia, el 25 de enero de 1999 a la hora del terremoto dejaron de existir, se perdieron también los equipos, Armenia no tenía institución bomberil para atender semejante desastre. Ante ese panorama, el Capitán Güisa solo atinó a cubrir su cara con las manos por la impotencia, dolor y tristeza, ocasionados al percibir la pérdida de sus amigos y la tragedia en la que estaba sumida su ciudad.

Instantes después, entendió la magnitud de lo sucedido y la obligación de buscar salidas, de tal manera, que pidió auxilio a través del radio de comunicaciones e inmediatamente, recibió respuesta de muchos bomberos del país, mientras recorría caminando rápidamente la ciudad para percatarse del nivel de destrucción.

Apoyo

Los primeros bomberos que llegaron a prestar su servicio fueron los de Zarzal y Buga, luego aparecieron otros grupos, en total 553 acudieron en las primeras 12 horas de la tragedia para responder al llamado de Güisa.

En la noche del 25 de enero, llegó un carro hospital facilitado por bomberos Colombia, el cual se encontraba en Anserma, Caldas, para sumarse al equipo médico que trabajaba intensamente en La Candelaria y con el cual, fue posible la realización de más de mil procedimientos quirúrgicos de primeros auxilios.

Trabajó cinco días con sus noches sin descansar y sin darse cuenta del tiempo que llevaba en la frenética actividad sin comer y sin parar, solo concentrado en la atención a los heridos, emergencias y toda clase de situaciones que se presentaban en una crisis nunca antes vivida en la región.

Recursos

Además, debió ocuparse en la búsqueda de recursos para atender todo el personal que llegó de las ciudades vecinas a brindar su apoyo, al que debía suministrar comida, alojamiento y todo lo necesario para el cumplimiento de su labor.

Después de semejante experiencia, el capitán Ciro Antonio Güisa está pensionado, pero sigue prestando su servicio como voluntario de bomberos, apoyando a las instituciones, reconoce la capacitación que han recibido los integrantes de los cuerpos de bomberos, advierte que falta mucho, que no están preparados, no hay equipos suficientes para atender emergencias, aunque hay buenas sedes.

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