Hace años el profesor vienes Yehezkel Dror preparó, para el Club de Roma, un catálogo con ocho mandamientos para los políticos, preceptos entresacados de su libro La Capacidad de Gobernar. El siguiente texto, que escribí en 1998 en el diario Portafolio, es un código de ética para congresistas y funcionarios, y creo que es oportuno el momento para dar a conocer de nuevo la versión de Dror adaptada a la situación actual cuando el país se está preparando unas elecciones y los candidatos nos ofrecen sus programas.

Si alguna alguna o alguno de sus candidatos en las próximas votaciones no sobrepasan una calificación del 80 por ciento en la calificación de estas pautas, suspenda su voto o busque otra opción. El voto de castidad, como se quiere hacerlo conocer, es una fidelidad a uno mismo y una abstinencia hacia lo anormal que sucede. Por lo tanto, si va a votar hágalo silenciosa y confidencialmente. Pero si tiene dudas, mejor absténgase.

“Consejos a los Candidatos:

1. Mira tú llegada a una posición de gobierno como un voto de confianza y como una misión sagrada. Es mejor perder el cargo, o renunciar a él, que perder la integridad subordinando los deberes como gobernante a tus propias consideraciones personales.

2. Por inteligente y preparado que seas, las tareas del gobernante requieren muchos esfuerzos: dedica bastante tiempo al aprendizaje y la reflexión, y contrata asesores altamente calificados a quienes animarás a trabajar en equipo y a compartir contigo las posiciones y las alternativas.

3. Una de tus principales funciones será la de servir de educador de los asuntos públicos, prestando especial atención a que la gente vea pedagógicamente los puntos de vista más globales y de más largo alcance (antes que los intereses particulares que desvían la atención de aquellos).

4. Tu vida privada debe servir de ejemplo: un hombre público tiene su vida en una vitrina y su conducta debe ser edificante. Es necesario frenar los apetitos sexuales y financieros.

5. Debes arriesgarte a exhibir públicamente toda la información que pueda ser relevante a tus actuaciones, incluida la edad, la salud, ingresos y problemas personales concretos. Y debes prepararte a renunciar cuando sientas que no estas a la altura de las circunstancias, o cuando los médicos te digan que empiezas a perder tus facultades.

6. Rechaza ingresos o prebendas, directos o indirectos, a no ser aquellos que se correspondan con el estricto cumplimiento de tus deberes y de tu cargo. Tras el retiro, evita los desembolsos importantes por concepto de actividades que estén relacionadas con tu posición anterior y prepárate para reconocer públicamente cualquier ganancia inesperada.

7. Considera que el traspaso de poderes a tus sucesores y amigos es uno de tus principales cometidos, pero ayuda a tu sucesor mientras dura el proceso de transferencia y, aunque se trate del peor de tus enemigos políticos, hazlo con honestidad y transparencia.

8. Para poder rendir cuentas y asumir responsabilidades, debes tomar nota de todas las decisiones importantes y de las actividades que así lo merezcan: de este modo más adelante tal vez puedas escribir unas memorias que tengan un valor histórico y que ofrezcan lecciones limpias de tu experiencia”.

Si aprecia este tipo de raciocino sobre el voto, circúlelo profusamente. La democracia se lo agradecerá.