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Región  |  26 diciembre de 2019  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

La Forcha: los estudiantes preguntaban: ¿cómo se hará la bebida que vende ese señor? (Última parte)

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La Forcha

Además de los quindianos en general, los más importantes sujetos consumidores de la forcha han sido los turistas y, sobre todo, los estudiantes de los colegios.

En la actualidad son muchos los adultos cuyabros que todavía recuerdan al señor que, cuando daban las 12, con una caja de icopor ubicaba la moto en la 19 con 2da, en ella llevaba, según Julio Tovar, “una caneca con cerveza fermentada y luego de un reposo la echaba en bolsitas de plástico junto con una pizca de frutiño, era la forcha”[1].

Pero, otro escritor recordante, Arturo Gómez Martínez, no sólo se acordó del consumo de la forcha que era “como acariciarnos por dentro”, sino de las preguntas que como colegiales se hacían ellos sobre la acariciante bebida,

“Para entonces, ya adultos, volvimos a interrogarnos cómo se elaboraba lo que él vendía. La suspicacia y los conocimientos dedujeron como ingredientes la malta, la cebada, el alcohol(¿), la materia prima de la cerveza, pero del proceso, del cómo, dónde, cuándo, ni idea. Sólo que le llamábamos forcha”[2].

De todas maneras, como ese contexto sicosocial en el que los estudiantes de antaño consumían la forcha nos parece haber tenido algo de “mágico”, nos parece oportuno recoger algo más del sabroso artículo “El Señor de la Forcha”,

“Jamás volví a verlo. Era pequeño, delgado, regordete. Siempre impecable. Siempre vestido de paño (gris), la corbata y la camisa almidonada. Nunca supimos su nombre. El sí conocía el de nosotros. Para él siempre fuimos niños. Lo buscábamos a la salida del colegio para comprarle un poco de esa crema agridulce. Nos sumíamos en la deleitación de aquel producto, como quien ingresa a un mundo de ensoñación, de brisa y nieve. El detuvo el tiempo que empezaba a acosarnos. Lo comprobé hace años, la últimas vez que hablamos cuando me preguntó por el niño Eudoro y por el niño Carlos, y no movió un músculo cuando le conté que el primero era médico y el otro un odontólogo….No recuerdo cuando descubrimos el secreto…pero para entonces volvimos a preguntarnos cómo se elaboraba lo que él vendía… Sólo sé que lo llamábamos forcha, que tomarla era como acariciarnos por dentro, aunque a veces cuando miro al cielo y descubro nubes redondas, plenas de algodón y crema, creo que alguien, tristemente, está vendiendo forcha en las alturas”.

La fórmula de Young

Pero, regresemos donde nuestro Informante Don Luis Edinson Young.

“En la fabricación de la Forcha hay infaltables cosas básicas y otras relativamente simples”: Don Luis Edinson Young.

Entre las primeras estaban, ya nos lo dijo, la presencia de los componentes básicos, la proporcionalidad en las mezclas y la atención a una adecuada fermentación; lo otro, lo relativamente sencillo nos lo describió así para 1 barril:

“en un colador se ciernen las 3 libras de harina y con 8 litros de agua se hace una colada poniendo especial cuidado para que no se produzcan grumos o porciones compactas; luego se le echan 4 panelas y una libra de azúcar; hecho todo esto, la colada se pone al fuego revolviéndola de modo continuo y sin dejarla ahumar; se debe esperar el hervor hasta que la colada esté lista. Ya tibia se vierte en el barril, que ya debe tener la capa bacteriana. Al día siguiente se prueba para verificar textura, sabor y dulzura. Si se la desea más blanca se disminuye la panela y se aumenta el azúcar y si se la desea más cremosa se le añade más panela. Al servirla se puede echar en el vaso agua con un colorante vegetal verde, azul o rojo y se le puede añadir cualquier licor o vino de cerezas o moscatel.

Recordar que al interior del barril está la forcha a alta presión, fenómeno producido por la fermentación de sus componentes y la fermentación se produce por efecto o causa de una bacteria similar a la que produce el yogurt. Esta bacteria es única y específica. Cuando se adquiere un barril nuevo se le debe echar la bendita focha para que quede impregnado formándose así la capa bacteriana”.

Mutis y la forcha

Cuando estaba más alegre, siempre lo estaba, el gran escritor y poeta Alvaro Mutis cantaba esta tonada: ¡la forcha! ¡la forcha helada! ¡Entona! ¡ ¡Chupa! ¡Aprieta” “.

Sobre esta afición del extraordinario escritor y poeta encontramos dos importantes testimonios.

El primero lo aportó la periodista Pilar Castaño. Cuenta que estando ella niña, Mutis venía a Bogotá y pasaba temporadas en su casa; entonces por la mañana Mutis, ya en el baño, de modo repetido tarareaba esta tonada: “¡la Forcha! ¡la Forcha helada! ¡Entona! ¡ ¡Chupa! ¡Aprieta” “[3].

Por su parte, al cumplir sus 90 años Alvaro Castaño Trujillo le hizo una Entrevista a Mutis en la que narra:

“La última vez que tuvimos la oportunidad de viajar a Ibagué, Mutis conducía el automóvil y como le gustaba hacer bromas, sacaba la cabeza para convertirse en pregonero de la forcha- masato fermentado que sólo se consigue en el Tolima (¿?) -y comenzaba a cantar de manera desaforada: “¡la Forcha! ¡la Forcha helada! ¡Entona! ¡ ¡Chupa! ¡Aprieta”, ¡A Dios Gracias! “[4] , mientras la gente empezaba a agolparse en torno nuestro y a preguntarnos por la forcha”.

Recordar que el poeta Alvaro Mutis, muy cercano a García Márquez, nació en Bogotá en 1923 y murió en Ciudad de México en el 2013. Pues bien, de acuerdo con Antonio García Angel a Mutis le fascinaban los destilados y los cocteles; en sus novelas, sus personajes, sobre todo los principales, frecuentaban bares, cafés, tabernas donde consumían esas bebidas como había sido el caso de su obra cumbre Magroll El Gaviero[5]. Aunque García Angel en su artículo crítico[6] sobre Mutis no habla de la Forcha, entre los destilados que fascinaban al gran poeta, su fascinación por éstos refuerza la validez de los dos testimonios traídos a colación. Pudo haber sido que para Mutis la Forcha fuese una especie de destilado.

No es que con esta apreciación estemos afirmando que el alcohol sea uno de los componentes finales de la forcha, pero las fascinación de Mutis- un amante de los destilados- por la forcha, la todavía no hecha comprobación empírica de que la fermentación de la forcha no sea una forma específica, muy dosificada, de fermentación alcohólica y la insistencia de muchos forcheros en asociar la forcha con el vino y la cerveza, dejan , por lo menos, pendiente una importante duda por resolver: ¿posee la forcha, como substancia final, cierta pequeña dosis de un componente etílico?

Para nuestro informante más importante, Don Luis Edinson Young, el alcohol no es uno de los componentes básicos del producto; sólo dice que, ya hecha la forcha, el fabricante puede, si lo desea, echar en el vaso en que se sirve algún licor o vino de cerezas o moscatel; pero eso es “a posteriori”, una vez la substancia ya fabricada.

CONCLUSIONES

Al respecto, nos quedamos con lo que nos dijo Don Luis Young:

“En un colador se ciernen las 3 libras de harina y con 8 litros de agua se hace una colada poniendo especial cuidado para que no se produzcan grumos o porciones compactas; luego se le echan 4 panelas y una libra de azúcar; hecho todo esto, la colada se pone al fuego revolviéndola de modo continuo y sin dejarla ahumar; se debe esperar el hervor hasta que la colada esté lista. Ya tibia se vierte en el barril, que ya debe tener la capa bacteriana. Al día siguiente se prueba para verificar textura, sabor y dulzura. Si se la desea más blanca se disminuye la panela y se aumenta el azúcar y si se la desea más cremosa se le añade más panela. Al servirla se puede echar en el vaso agua con un colorante vegetal verde, azul o rojo y se le puede añadir cualquier licor o vino de cerezas o moscatel.

NOTAS

[1] . Tovar, Julio “Yo también comí mango a la salida del colegio”, www.elcronista.co, 02-10-2017.

2 .Gómez Martínez, Arturo, “El Señor de la Forcha”, www.la2orillas.co/

3 . Castaño, Pilar “Recuerdo conmovedor de Alvaro Mutis, Revista Cromos, www.elespectador.com/ , 06-10-2013.

4 . Millán, Juan Carlos, “Última Entrevista de Alvaro Castillo” www.las2orillas.co/ 16-10-2016.

5 . Mutis , Alvaro, Magroll, el Gaviero”

[1] . García Ángel, Antonio, “Cata del libro: Jumma de Magroll el Gaviero, una lectura etilica”

 

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