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Región  |  17 febrero de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

El vocablo Chapolera, un arraigo de la cultura cafetera

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Por Miguel Ángel Rojas Arias

El vocablo chapolera proviene de la palabra chapola, nombre que los campesinos cultivadores de café del Quindío dan al árbol de café cuando es niño, es decir cuando todavía está en el almácigo, tiene apenas unas pocas pequeñas hojas y no mide más de veinte centímetros.

Estas chapolas eran muy famosas en toda la caficultura, pues había épocas de siembra en las que todos los campesinos se dedicaban a pasar las pequeñas matas de café a los terrenos definitivos del cultivo.

También se conocen como chapoleras a algunas mariposas que se dan en casi todo el mundo y que en el Quindío son muy comunes en los cafetales y tienen colores rojo, castaño y azul. Esas mariposas acompañan a los campesinos en las semanas de recolección del grano, pues su época de adultez coincide con la época de cosecha.

Tanto la pequeña mata en el almácigo como la mariposa que ronda los campos de café son seres vivos caracterizados por la ternura, como una mujer. Es por esta razón que los campesinos del Quindío, y muy especialmente los recolectores de café, le dieron el nombre de chapolera a la mujer que llegaba al cafetal con los alimentos o a recoger el grano con ellos.

El vocablo chapolera se popularizó en los años cuarenta y cincuenta en las Fondas Camineras, a donde llegaban los caficultores, los recolectores y las mujeres, a las que se les llamó chapoleras, a jugar el juego de la esgrima o de los macheteros que siempre tuvo como máximos contendores al Tuerto Felipe de la vereda El Caimo y a Jesús María Cardona de La Revancha en la antigua Armenia rural.

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