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Región  |  22 marzo de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Crónica del Toque de Queda. La primera noche

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Por Miguel Ángel Rojas A.

Salimos a las 7: 30 p.m. del 21 de marzo, el primer día del toque de queda total en Armenia. Las calles, evidentemente están solas, aunque se ven personas paseando perros, casi al frente de sus casas. Muchas tiendas de víveres permanecen abiertas, con uno o dos compradores, vecinos de los lugares. Bajamos por la carrera 19 con calle 8 norte y vemos muchos restaurantes, cerca al coliseo del Café, abiertos, pero sin público. Están atendiendo a su clientela a domicilio.

Al pasar, en sentido norte-sur, la rotonda de las Palmas o Bolo Club, nos topamos, cerca de las 8:00 p.m. a un indigente, con su costal al hombro. Dice ser de Cartagena del Chairá, pero vive aquí, en las calles de Armenia, hace más de 35 años. Y se acerca otro muchacho de la calle, un joven de Montenegro que relata ser abandonado por sus padres.

Estos son sus testimonios:

A pesar del toque de queda, son muchos carros y motos los que circulan por el centro de la ciudad. Un par de chicas en una moto nos informan que trabajan en la clínica del Café. “Allí aún no tenemos ni una persona con síntomas de la enfermedad, ni con ella, por supuesto”, nos dicen. Un carro de la Policía nos saluda y sigue despacio, vigilando.

El centro está lleno de misterios, son casi las 8:30 p.m., y en cada esquina hay un indigente, tirado en el piso, dormido por la droga, seguramente. En las esquinas hombre jóvenes y delgados, acechando. No hay nada qué hacer con ellos. El secretario de Desarrollo Social de Armenia Juan Carlos Patiño nos dice que el municipio está implementando una estrategia para ellos, durante este tiempo especial de toque de queda. Pero por hoy, ellos siguen ahí, todos consumiendo alucinógenos, muchos delinquiendo, pero, sin duda, todos ajenos al toque de queda y al posible contagio del coronavirus.

Regresamos al norte, por la carrera 18, y el panorama de la indigencia es igual. De vuelta en el coliseo del café, las luces de los restaurantes aún están prendidas. Siguen atendiendo los domicilios

Este es el testimonio de los dueños de los restaurantes

La gente se asoma por la ventana, las luces de las casas y los apartamentos empiezan a apagarse, en la calle, desolación y algo de frío, adentro, el calor del hogar y la esperanza de derrotar el coronavirus, arrulla ya los sueños de los armenios, en la primera noche del toque de queda. Aún quedan 23 días dentro de casa.

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