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Región  |  03 septiembre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Rubiela Tapazco Arenas

Eje Cafetero, territorio de grupos armados ilegales y estructuras criminales que fortalecen economía del conflicto

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En Alerta Temprana la Defensoría del Pueblo llama la atención en torno al peligro que viven los habitantes del Eje Cafetero vulnerables con relación a factores de violencia y criminalidad.

En la alerta se analiza el contexto que explica la creciente violencia en la región por las confrontaciones entre diversos grupos armados que buscan consolidar formas de "gobernabilidad del crimen".

Revela el informe que en Armenia la población en situación de riesgo masculina es del 47.2%, mientras que en mujeres es del 52.8%.

Dice la Defensoría del Pueblo que, en los últimos 12 meses, de acuerdo con cifras de Migración Colombia, han llegado a la ciudad de Manizales 4.234 migrantes con vocación de permanencia de origen venezolano, 12.837 a Pereira, y 6.366 a Armenia, quienes con ocasión de su situación de vulnerabilidad socioeconómica se encuentran en riesgo de ser vinculados a los grupos delincuenciales locales y estructuras de crimen organizado.

Afirma que Redepaz en Armenia adelanta acciones de veeduría ciudadana y de defensa de los Derechos Humanos en los municipios objeto de advertencia, mientras la Asociación nacional de usuarios campesinos de Colombia- ANUC en Armenia, adelantando acciones para la asignación de predios administrados por la Sociedad de Activos Especiales –SAE- para el desarrollo de proyectos productivos.

Contexto

La importancia estratégica de estas tres ciudades para los grupos armados ilegales, se explica por su profunda interconexión, y que cada una desde su particularidad, se convierte en unidad funcional para el flujo y fortalecimiento economías ilícitas, el lavado de activos, el accionar de sus estructuras y el control sobre los territorios y poblaciones.

Dice que esto se favorece por configuraciones culturales compartidas, derivadas de la memoria del conflicto armado y de los poderes sostenidos por parte de estos grupos con posterioridad a procesos de desmovilización y reincorporación, así como con ocasión de la incidencia histórica que ha tenido el narcotráfico en ciudades como Pereira, Manizales y Armenia.

La Región del Eje Cafetero conformada por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío ha sido considerada como una región de importancia, por su ubicación en el centro del país y su localización geoestratégica para la articulación vial en el denominado “triángulo cafetero”, que conecta las ciudades de Bogotá, Cali y Medellín, en las que se concentra el 49% de la población colombiana.

Agrega que la región configura un punto integrador de mercados y funge como articuladora de rutas comerciales hacia y desde Antioquia y Bogotá D.C., el Magdalena Medio y el Pacífico colombiano.

Así mismo, alberga las principales concentraciones poblacionales de las cordilleras central y occidental, y las zonas de mayor proyección de inversión en infraestructura, proyectos de generación de energía eléctrica, extracción de recursos naturales y turismo a gran escala.

De acuerdo con las particularidades de cada territorio focalizado, es posible encontrar el valor geoestratégico del departamento de Risaralda para los actores armados ilegales, pues radica en su configuración como corredor de tránsito y de comunicaciones que conecta el centro del país, por los municipios de Supía, Riosucio, Anserma, Filadelfia y Neira, en Caldas, con el Pacifico colombiano, a través de los municipios de La Virginia, Apía y Pueblo Rico, por un lado, y Belén de Umbría y Mistrató por el otro, como parte de un corredor estratégico que une el Pacífico con el Magdalena.

Explica su importancia, por los factibles beneficios ilegales que se generan a estos actores por cuenta de la implementación de megaproyectos de infraestructura física para esta zona, con ocasión, por ejemplo, de las exacciones que pueden obtener de contratistas a cargo de las obras, o de eventuales alianzas que suscriben con políticos locales y empresarios, de manera que en la contradicción de intereses sobre los mismos, éstos entran a intervenir de manera coercitiva en los procesos de toma de decisiones de comunidades y organizaciones respecto a la ejecución de los proyectos.

Entre tanto, el Quindío comporta un rasgo articulador fundamental por cuanto, facilita la comunicación vial con el centro del país hacia el río Magdalena, y la Cordillera Oriental hacia la ciudad de Bogotá, favoreciendo además el acceso al suroccidente de Colombia –zona con alta presencia de cultivos de uso ilícito-, así como a Cali y Buenaventura, y el nororiente de Colombia, desde Medellín y la subregión del Urabá.

Esta caracterización geográfica posibilita la obtención de recursos en el mercado local y regional de narcóticos, además de otras actividades ilícitas con altas rentas, como el lavado de activos, la trata de personas y los préstamos de dinero a usura o “gota a gota”, razón por la cual representa un territorio importante, que es utilizado por diferentes grupos armados ilegales y estructuras de crimen organizado como parte de la economía del conflicto armado en Colombia.

Manizales, en cambio, es una de las ciudades del Eje Cafetero con menor número de habitantes y menor capacidad de articulación como centro urbano, si se le compara con otros municipios del departamento, constituye un territorio de poca expansión, conexión de mercados y rutas interregionales que, sin embargo, la convierte en lugar para el refugio y repliegue de miembros de estructuras de crimen organizado y grupos armados ilegales que operan a nivel macro regional, así como en sucursal de rentas ilícitas tales como el tráfico de estupefacientes y los préstamos a usura o “gota a gota”.

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