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Región  |  19 octubre de 2020  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Montenegro o la montaña negra, a propósito de su fundación, un día como hoy

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Por Miguel Ángel Rojas Arias

Hay diversas versiones sobre el nombre del municipio de Montenegro, que incluso hacen parte del imaginario colectivo de la gente en todo el Quindío, dentro de la promoción turística de la región. Esa versión relata que el topónimo proviene de una observación que durante mucho tiempo hicieron María Antonia Granada y sus cuatro hijos desde el recién creado pueblo de Filandia, donde vivían. Cuentan que los dos hijos varones se adentraron en la espesura del bosque que se divisaba desde Filandia, y jamás regresaron.

Ante dicho suceso, María Antonia y sus dos hijas se adentraron en el mismo bosque a buscarlos y los hallaron en una pequeña mejora que habían abierto, dentro del monte. Allí, ellos explicaron que ese era el monte negro que se veía desde Filandia. Las cinco personas, María Antonia Granada y sus cuatro hijos: Noé, David, Isabel y Encarnación, tomaron parte en la fundación del nuevo pueblo, con Miguel y Martín Duque y un grupo de diez personas más y dejaron como nombre aquel que provenía de la versión de la familia Granada, Montenegro, en un hecho que tiene como fecha el 19 de octubre de 1890. A ellos se unió Eleázar Arias, que provenía de Calarcá, y según el fundador de Armenia Jesús María Suárez, con el propósito detener los progresos de la hoy capital del Quindío.

Con una versión parecida fue bautizado el hoy país de Montenegro, ubicado en el sudeste de Europa en la península balcánica, a orillas del mar Adriático. La denominación de Montenegro es mucho más étnica –religiosa que geográfica, aunque es una montaña, negra, la que le da su denominación.

De acuerdo con la tradición Balcánica, el nombre en serbio de este estado es Crna Gora, que se traduce en español, montaña negra, como referencia al color con el que se ven los Alpes Dináricos desde el mar Adriático, debido a la oscura tonalidad de los bosque que cubren dichas cumbres, según lo relata la enciclopedia Wikipedia. Dice también que el nombre proviene de la traducción en veneciano, durante la hegemonía que ejerció sobre ella la República de Venecia. De allí pasó al inglés y al alemán y luego al español sin cambiar la denominación de Montenegro.

La historia de María Antonia Granada es muy parecida a la de los primitivos habitantes del actual país balcánico. Sin embargo, es necesario mencionar la popularidad que tenía el nombre de Montenegro en el mundo religioso cristiano del siglo XIX, que como otros de la región, seguramente, sonó en los oídos de muchos fieles de la iglesia, a través de las voces de los sacerdotes, incluso desde lugares diversos de Antioquia y de los pueblos que fueron creados luego en lo que hoy es Caldas y Risaralda.

Esa historia está relacionada con las invasiones a la región de Montenegro, en los Balcanes, y las guerras, especialmente de carácter religioso. No hay que olvidar que el Principado de Montenegro se inició en 1516 bajo la influencia de Venecia, que hizo de ese principado un Estado Teocrático, eminentemente católico, liderado por el príncipe obispo de Cetinje o Vladika. En 1852, cuando ya se había iniciado la colonización del Quindío, el príncipe Danilo II convirtió el país montenegrino en un estado secular. En 1860 asumió como príncipe Nicolas I, que declaró la guerra al Imperio Otomano en 1861.

Enseguida, Servia y el Imperio Ruso, vecinos del principado de Montenegro, se convirtieron en sus aliados en 1877 en la llamada Guerra Ruso-Turca, logrando la victoria en 1876. Tras el Congreso de Berlín, en 1878, Montenegro aseguró la independencia de los otomanos y su territorio prácticamente se duplicó. En el mismo Congreso, Armenia, el país euroasiático, quedó en el imperio Otomano.

En adelante, la religión cristiana tomó auge en Montenegro, que después se denominó como Iglesia Ortodoxa Serbia, de origen cristiano. Era evidente que en el año de 1878, cuando se presentó la independencia, las noticias se multiplicaron en América, vía la Iglesia y, evidentemente, llegaron esos nombres a las mentes de los colonizadores: Armenia, Montenegro, Albania, Samaria, Alejandría, Canaan, Palestina, Circasia, etc., palabras que utilizaron para bautizar sus granjas y, evidentemente, los pueblos que fundaron.

El Municipio de Montenegro, Quindío, tomó, siete años después de fundado el pueblo, el nombre de Villa Quindío. A pesar de que sus fundadores habían nombrado al caserío con la denominación Montenegro, un acto oficial del municipio de Filandia, al que pertenecía la nueva aldea, ordenó en 1897, mediante el acuerdo 08, designarla como Villa Quindío.

Sin embargo, la tradición se hizo más fuerte que la ley, y en el año de 1911, luego de que Villa Quindío había pasado al territorio de Circasia, una ordenanza de la Asamblea de Caldas lo erigió en municipio, regresándole, por petición de sus gentes, el nombre tradicional de Montenegro.

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