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Región  |  03 enero de 2021  |  08:52 AM |  Escrito por: Edición web

El volcán cerro de humo "Machín"

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Álvaro Hernando Camargo Bonilla

Toche, ubicado en una de las vegas del río San Juan, cerca al cerro volcán, antiguamente conocido con el nombre Cerro del Humo, y que Ospina, determino denominar: Pijao” Volcán de antigua formación que se levanta sobre las faldas conocidas con el nombre del Machín, sin duda, el mismo que refiere el cronista Lucas Fernández de Piedrahíta, que lo describe ubicado en la provincia de Quimbaya, entre las ciudades de Ibagué y Santa Ana de Anserma, y dice: “Su temperamento ni es frío ni cálido, pero tan favorable a los españoles, que en él se conservan muchos años libres de enfermedades. Hai (sic) en ella un volcán de humo, que respira en la gran sierra bien conocida por sus laderas nombradas de Toche en que por una barandilla de piedra que los españoles han labrado se hace tránsito de Ibagué á (sic) Quimbaya”.

Páramos

Según se deduce de las relaciones del cronista citado, los Quimbaya se extendían hasta el río San Juan; esto se infiere también de los vestigios que han encontrado por allí, muchos sepulcros construidos cada uno con seis lozas de esquito- micáceo exactamente ajustadas formando un perfecto rectángulo. Esto, no se miraba al oriente y sur de aquel río donde habitaban los pijaos, belicosa raza que tanta dificultad les causó a los conquistadores, pueblo nómada y más fiero que la de los Quimbaya. Hasta el tiempo de la conquista no había comunicación por dicho río del valle del Magdalena al del Cauca pues según dice Piedrahita “con este camino se escusó (sic) el que dé antes se hacía por las sendas intratables de recio páramos”. Se conocen actualmente en parte los vestigios de ese antiguo camino que partía de Coloya en el distrito de Peladeros y atravesaba los páramos pantanosos de Tolima para caer a Cartago Viejo.

Azufre

Hoy no se tiene noticia de aquella barandilla. El cerro volcán que se percibía desde Toche, seguramente fue explorado por individuos en búsqueda de azufre, a él subió el gobernado Ospina en compañía de otras personas con la intención de estar a la mira de los fenómenos que allí se presentaban y poder tener una visual de los terrenos vecinos que le permitieran establecer la dirección más adecuada del camino.

Vapor de agua

Describe el cono volcánico, calcula su altura en aproximadamente 500 varas; relata la cubierta de su cima que describe cubierta por un bosque antiguo y algunas desigualdades en la forma de su cono restos, sin duda, del antiguo cráter. Hacia el occidente sus laderas desprovistas de árboles y presencia de roca desnuda en partes cubierta de pajonal. Todo el sitio revelaba altas temperaturas y varias fumarolas, con una principal, que arrojaba la mayor columna de humo que se veía desde la parte baja del edificio volcánico; boca estrecha de donde salía con violencia y ruido una corriente de vapor de agua. No era posible mantener la mano ni por muy pocos instantes en la boca de la grieta sin quemarse. El terreno contiguo mostraba arcilla y rocas blandas que quemaban al contacto de manera que solo se podía andar de prisa y corriendo colocando los pies sobre los fragmentos de roca que había por allí esparcidos. Esas rocas así como las que constituían la base del camino desde la quebrada de Machín que entra al río San Juan por el occidente del volcán hasta la quebrada de agua caliente que lo limita por el oriente se exhibían constantemente al parecer producto las emisiones volcánicas antiguas.

Cal

Ospina describe la presencia de altos montículos de escorias y arenas que no correspondían al terrero primitivo y todo demostraba que la formación volcánica en aquella parte y que el Tolima fue seguramente su principal centro. Además, la presencia de calizas que cubrían casi toda la vega del río por donde pasaba el camino, esa caliza, dice, fue formada en las fuentes gaseosas que vierten los termales, la más notable de estas por su alta temperatura es la de la quebrada “Agua Caliente” en donde se habían formado depósitos calizos. Aunque no se había conocido esas rocas como calizas y por lo mismo se creía sería necesario llevar la cal desde Ibagué para construir el puente del río San Juan. Seguro Ospina de su aseveración dispuso la construcción de un hornopara cocinarla y obtener allí la cal a menos costo.

Siembra

Las vegas del río San Juan y las de Tochecito que desagua en él, en el mismo punto de Toche, no son muy extensas pero si son muy fértiles y también lo son las faldas y mesetas que las dominan. Esta fertilidad se ensayaría ese mismo año haciendo abrir grandes rosas donde sembraron maíz, arracacha, yuca y otras plantas cuyo producido se aprovecharía para la alimentarán de los presidiarios y los nuevos pobladores. Desde el Pijao se observan hacia las cabeceras del río San Juan, a poca distancia, terrenos limpios y tendidos que serían sin duda las últimas faldas de los páramos de Tolima muy propias para crías de ganados. Situación que llevó a Ospina a explorar aquella parte de la montaña.

El sitio de Toche por su situación, su fertilidad y su buen clima se estableció como el más indicado para ser el centro de la nueva población. Refiere Ospina que el volcán “ya no es terrible, pues sus emisiones datan de una época a que no alcanza la memoria del hombre y esas fumorolas del Pijao, no revelan de ninguna manera la verdadera actividad volcánica”.

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