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Región  |  15 febrero de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: Edición web

Ramón Jairo, ciudadano ejemplar que sufría un amor tormentoso por Armenia

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Diego Arango M.

Si, así de sencillo, como un ciudadano ejemplar merece despedirse al amigo y compañero de muchas lides Ramón Jairo Gómez Jaramillo.

“Don J”, como coloquialmente le llamaba, mucha falta hará en las largas tertulias que tantas veces sostuvimos sobre temas atinentes a la ciudad, la actualidad política y el futuro de Armenia.

Sufría de un “amor tormentoso” por Armenia, pues recorriendo sus calles, sintiendo su abandono y desgreño administrativo, palpando la expoliación a la que estaba sometida su amada, se hundían en su corazón espinas que cada vez laceraban más su corazón.

Gran amigo, gran contertulio, reconocido profesional, hombre respetuoso como el que más agregaba a esas virtudes un civismo sin par.

Compañero de viajes por el mundo y por Colombia disfrutaba del paisaje y los amigos.

Las carantantas, las empanadas de pipián, los tamalitos eran su gran afición gastronómica heredada de su paso por la otra ciudad de sus amores: Popayán, donde se graduó como ingeniero civil bajo la tutela de su entrañable hermano Alberto.

Me acompañó en múltiples ocasiones en tareas que parecían quimeras: la creación del Gimnasio inglés de Armenia en compañía de otros prestantes ciudadanos, construyó algunas de las edificaciones del Parque Nacional del Café, como interventor en el desarrollo de parte de las obras de Ciudad Parque El Tolrá en Buenavista. Su impronta queda como ejemplo de gran profesional, de transparencia en el manejo de los recursos y de defensa de los derechos ciudadanos.

Quiso ser alcalde de su ciudad querida para servirle con la misma pasión con la que la amaba, pero su voz no tuvo eco entre esta maraña de corruptos y politiqueros. La Cultura Ciudadana siempre estaba a flor de sus labios cuando de hablar de Armenia se trataba. Su voz clara y enérgica se levantaba siempre que las amenazas se cernían sobre la ciudad y sus intereses.

Pierde ella un guardián en la heredad, cancerbero tan necesario en estos momentos.

Ante la imposibilidad de hacerte compañía al igual que a Ligia, tus hijos y nietos te dejo este mensaje en unión de mi familia como manifestación de mi profundo afecto y reconocimiento a tu amistad, mensaje al que se sumarán sin dudarlo incontables amigos y ciudadanos.

Hasta siempre amigo. Paz en tu tumba.

Armenia febrero 13 de 2021

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