Invitación a la cordura, a la serenidad de los corazones y a la fraternidad, formuló el Obispo de la Diócesis de Armenia, Monseñor Carlos Arturo Quintero Gómez, quien felicitó a los que han salido a protestar mostrando finura, civismo y respeto por la vida, al tiempo que llamó a hombres y mujeres que, con un corazón desalmado se muestran irreverentes e insensibles ante el dolor del hermano, a que depongan las armas de la violencia.

Dijo el prelado del Quindío "No podemos seguir desgastándonos, mirando al otro como si fuera un enemigo, somos hermanos y juntos podemos salir airosos, no solo de esta pandemia que ya ha cobrado miles de vidas, sino que podemos salir victoriosos de esta crisis en la que hoy nos encontramos.Qué importante reconocer que la violencia genera más violencia".

Indicó que las manifestaciones como expresión del inconformismo social y  la protesta, son un derecho de la ciudadanía, pero, no se puede permitir que los desmanes y el vandalismo opaquen el deseo de reivindicar los derechos.

Pidió no convertir las calles, las plazas y veredas en campos de batalla; afirmó que detrás de cada rostro hay un drama humano, detrás del rostro de un policía, de un militar, de un joven estudiante, de una madre de familia, de un trabajador, de un comerciante, hay una familia, una historia, hay dolor, sufrimiento, gozos y esperanzas y, desafortunadamente, muchos de los proyectos de vida se ven truncados por la violencia y las múltiples pobrezas sociales.
 

Aseguró que el camino para construir consensos no es bloqueando calles e impidiendo el paso de ambulancias y ocasionando una crisis por el desabastecimiento de alimentos; indicó que el camino es el diálogo conciliador y fraterno, donde debe haber lugar para el perdón y la reconciliación.

Invitó Monseñor Carlos Arturo Quintero, a la fuerza pública y a las autoridades a mantener la calma y a no excederse y extralimitarse en el control del orden público; invitó a los ciudadanos a despertar en sus corazones el sentido patriótico y el respeto por la autoridad.

Dijo que la solidaridad que evidenciada en cada catástrofe, en cada acontecimiento de dolor, como expresión de la pujanza y tesón, no pierda su esplendor por los lunares de la desinformación y la violencia.

Se refiere el prelado que el retiro del texto de la reforma tributaria del Congreso de la República es una gran victoria, pero la mayor victoria es la paz y reiteró la invitación a todos a serenarse, a pensar en el otro como un hermano y a construir, desde la esperanza, caminos de paz y de justicia, afianzando en el corazón el perdón y la reconciliación.

Señaló que la Iglesia diocesana de Armenia, en su compromiso con la paz, está dispuesta a servir de garante en los diálogos que sea necesario propiciar y si es necesario, a servir de mediadora y  conciliadora para que los enfrentamientos cesen en beneficio de la comunidad.
 

Manifestó su preocupación por el índice de contagios en el departamento del Quindío y la ocupación de las camas UCI e instó a todos al uso de los elementos de protección personal, a cuidar la vida y la de los semejantes.

Afirmó que en unión con todos los obispos de Colombia, convocó a la comunidad católica a la Jornada de oración en todas las parroquias, para el próximo viernes 7 de mayo, primer viernes de mes, para unirse en una sola plegaria por la paz y la reconciliación del pueblo colombiano.

Convocó a las doce del día a rezar el Ángelus y en horas de la tarde se tendrá la Hora Santa, pidiendo por el fin de la pandemia y la paz de Colombia.