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Columnistas  |  25 agosto de 2021  |  12:00 AM |  Escrito por: ÁLVARO MEJÍA MEJÍA

QUINDÍO, TIERRA DE POETAS (OCTAVA ENTREGA)

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ÁLVARO MEJÍA MEJÍA

POR: ÁLVARO MEJÍA MEJÍA

Según datos referenciados en la página literaria de Fernando Sabido Sánchez (GUILLERMO SEPÚLVEDA SEPÚLVEDA (16.012) POETAS… enlace: https://poetassigloveintiuno.blogspot.com › 2015/05), Guillermo Sepúlveda Sepúlveda nació en Caldas, el 24 de junio de 1928. Después llegó a Montenegro, Quindío, según relato del propio Sepúlveda.

Sus padres fueron Eduardo Sepúlveda y Ana Ligia Sepúlveda, oriundos de Rionegro, Antioquía, quienes eran primos hermanos, razón por la que tuvieron que obtener la dispensa papal para poder contraer matrimonio.

Su abuelo paterno, Silverio, tenía propiedades en Rionegro, pero decidió viajar a la provincia del Quindío, en ese entonces perteneciente al departamento de Caldas. Estando allí, compró fincas en Montenegro y reclamó tierras baldías.

La abuela de Guillermo contrató un maestro, procurando darle continuidad al estudio de sus hijos. De esa forma, Eduardo, padre del poeta, terminó la primaria. Como sus demás hermanos, este tenía que trabajar en las labores de la finca. Con el escaso dinero que recibía compraba libros, lo que le sirvió para complementar su escasa escolaridad y ocupar, más tarde, cargos públicos, como corregidor, juez, notario y secretario de un magistrado del Tribunal Superior. Eduardo también fue poeta y escritor.

Por su parte, el poeta Guillermo Sepúlveda fue un buen estudiante en las materias de su predilección, pero deficiente en las otras. Sin embargo, desde temprana edad leía los libros que conformaban la biblioteca privada de su padre.

Cuando terminó el bachillerato, se dejó influenciar de los poetas denominados de “Piedra y Cielo”. A los 18 años publicó en un periódico de Armenia su primer poema denominado “Así eres tú”. Luego, 9 más en La Patria de Manizales, gracias a la colaboración de un tío suyo que, a la sazón, ejercía como presidente del Tribunal Superior.

Según lo referencia de manera detallada el profesor Diego Alejandro Bustamante Castillo (Aproximación crítica a la poética de Guillermo Sepúlveda, enlace: http: // repositorio.utp.edu.co › dspace › handle), cuando Guillermo tenía 19 años se publicó su primer libro, “La tarde y Ella”, editado en la imprenta oficial de Manizales en 1947. Esta obra consta de 30 sonetos y 11 poemas.

Cuando tenía 55 años, salió a la luz pública su segundo libro, “Sonetos y Poemas”, edición de Impresores del Quindío, con 24 sonetos y 32 poemas.

En Nueva York, en el año 1992, se editó su tercer libro, “Sonetos”, que tiene 44 de estos.

En diciembre del 2003, con motivo del centenario de la ciudad de Sevilla, Valle del Cauca, lugar donde falleció el poeta, Ediciones Llevo publicó “Selección Poética”, su cuarto libro, que recoge buena parte de su obra, aunque no toda.

La poesía de Sepúlveda es romántica. Sin duda alguna, se trata de uno de los mejores sonetistas del Gran Caldas. Versos musicales, rítmicos, bien medidos y con un hondo sentido humano.

En su poesía está la voz sinfónica y la coherencia conceptual. La estructura de sus versos es la que dejó el Siglo de Oro español. Los temas que trata son los consustanciales a la poesía: el amor, el desamor, la muerte, la angustia, la esperanza, la fe, todo aquello que pone al hombre con los pies en la tierra, pero mirando la eternidad.

En el año 2011, ya con 88 años, Sepúlveda publicó “Historia de una vida. De caminos y andares”, de escasa circulación, que contiene las memorias de su vida. En este último de sus libros publica tres breves cuentos: “¡Santa Bárbara Bendita!”, “El copartidario” (1949), y “El viajero”, confesando que no tiene la suficiente inspiración para este difícil estilo literario, como bien lo anota el profesor Diego Alejandro Bustamante Castillo en el interesante ensayo antes citado.

Según los datos recolectados por Bustamante Castillo, el padre de Guillermo tenía un periódico en Armenia, desde donde ejercía una fuerte crítica política que obligó a la familia a buscar refugio, primero en Bogotá y luego en Chile. Tiempo después regresó al país y se estableció en Manizales. Posteriormente, viajó a los Estados Unidos y se radicó en Nueva York. Vivió en Colombia en las ciudades de Manizales, Medellín y Salamina entre otros.

Falleció en Sevilla Valle del Cauca. En este último municipio, según lo afirma Edgar Alzate Díaz en un artículo publicado en El Ciudadano, titulado “La poesía de Guillermo Sepúlveda Sepúlveda”, agosto de 2017, este “(…) se instaló en una finca cercana al pueblo. Allí permaneció 30 años, acompañado de algunos amigos, tertuliando en el café Casablanca, enamorando y escribiendo. Un poeta más reconocido en el exterior que en Colombia, cultivó amistades literarias muy importantes como Pablo Neruda, Huidobro, León De Greiff, Vidales y muchos más, que respetaron y gustaron de sus versos.”

Sepúlveda, además, como lo explica Bustamante Castillo, ejerció el periodismo. Fundó y participó en un radio-periódico, y, tiempo después, publicó el semanario Pluma de fuego, de breve circulación. Trabajó en los diarios La Mañana, La Patria, Diario de Colombia. Fue corresponsal especial de El Tiempo y socio y fundador de la PAM Periodistas Asociados de Manizales. Sus versos han sido publicados, entre otros, en periódicos como El Quindiano, El País, La Nación, La Mañana, El Pequeño Periódico, La Patria, Diario de Colombia, El Tiempo. Fue consagrado por el Círculo de Periodistas del Quindío por la Resolución 001 del 7 de febrero de 1986 por sus aportes a la cultura, las letras y el periodismo.

Fue autor de canciones que fueron musicalizadas por compositores reconocidos.

Veamos uno de sus bellos sonetos, titulado “Amor verdadero": Tu indiferencia aumenta mi deseo; / cierro los ojos yo por olvidarte, / y cuanto más procuro no mirarte / y más cierro los ojos, más te veo. /

Humildemente en pos de ti rastreo, / humildemente sin lograr cambiarte / cuando alzas tu desdén como un baluarte / entre tu corazón y mi deseo. /

Sé que jamás te alcanzará mi anhelo / que otro feliz levantará tu velo / ¡y estrechará tu juventud en flor! /

Y, en tanto, crece mi pasión y avanza: / es medio amor, amar con esperanza, / y amar sin ella, ¡verdadero amor! /

Humberto Senegal dijo sobre Sepúlveda: "(…) alcanza un grado de calidad insuperable en el soneto. Lo suyo, además de perfección formal, de ritmo musical, es sustancia poética sobria y humana".

José Jaramillo afirma que la calidad de Sepúlveda está al mismo nivel de los grandes sonetistas de la lengua española: Buenos lectores de poesía y poetas muchos de ellos opinan que Guillermo Sepúlveda puede mencionarse, sin ningún complejo, al lado de los grandes sonetistas de la lengua española, por el rigor de la forma, la fuerza del concepto y la riqueza de las imágenes (cit en Sepúlveda, 2003: 14, referenciada por Bustamante, atrás citado).

Francisco Arango Quintero -Pacho Pipa- dijo sobre la poesía de Sepúlveda: “Los sonetos de Guillermo Sepúlveda tienen el encanto de las cosas elementales, el sabor limpio y grato del idioma parnasiano, la presencia inconfundible que nos llega del Olimpo. Unos sonetos clásicos, revestidos de inspiración profunda, hechos de la más fina madera del idioma, porque es que, en Guillermo Sepúlveda, sin lugar a duda, tenemos sino el último, el primero de los sonetistas colombianos (cit en Sepúlveda, 2003: 10, referenciado por Bustamante, atrás citado).

Veamos este soneto al estilo de Quevedo, denominado “El amor solamente”: Yo nací para amar y amando vivo. / Yo nací para amar y muero amando. / El amor, con su amor, me está matando / y del amor, constante, soy cautivo.

Buscando más amor yo me desvivo / y siempre a mí el amor me está faltando. / Con más amor, más muerto voy estando, / con menos voy viviendo menos vivo.

Con el amor, en fuego estoy ardiendo, / sin él, me voy de frío consumiendo / y vivo entre dos muertes colocado.

Y, como fiel amante, siempre muero: / dulce tormento del amor, prefiero / morir entre tus brazos abrasado.

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