Jair Castro López

Para agregar a la sinopsis, en el almacén La Granja, donde permanecíamos gran parte del tiempo libre, conocimos a J.J. Rincón Cardona, El Mesías, en ese entonces, un párvulo que subía desde la calle 50 hasta la plaza, a realizar diligencias para su señor padre.

Al listado de clientes consuetudinarios, agregar a las parientes de Óscar Hincapié, servidoras de la Guardia Penitenciaria; recuerdo a la señora Nemesia y es posible que, con ellas, también arribara el sobrino. Las monjas de la Comunidad de los Pobres nos honraban con su presencia y en más de una ocasión, llevamos el mercado hasta la sede donde se encontraba Sendas.

En este recorrido, es justo hacer mención del ingeniero Orlando Tamayo, compañero de aulas en el colegio Rufino J. Cuervo, también emparentado con un reconocido funcionario, propietario de un granero en la mazana cuatro, donde laboraba los fines de semana y la tarde de los miércoles, buscando ingresos adicionales para contribuir al gasto familiar. 

En la primera entrega, el señor Pepe Jaramillo, lector de este diario, acotó sobre el Café Londres y el SIC en la segunda planta, con historia propia…, muchos lectores han buscado comunicación para entregar anécdotas de la época; por esas calendas, éramos chicos con responsabilidades de adultos.

Imposible ignorar la majestuosa iglesia de San Francisco, frente a la galería, calle 15, carreras 17 y 18, colegio San Luis Rey, en la misma cuadra y en la parte posterior, un coliseo para la práctica de deportes y actividades colectivas.

Continuando hacia la carrera 16… a continuación de la Isaza Cadavid, el granero El Titán, propiedad de Hernando Toquica; enseguida el depósito de Saúl Arias, con servicio de trilla. Más adelante la Feria de las Papas de la familia Londoño; el almacén de Manuel Cruz, la cafetería de Guillermo Galeano, un fanático religioso, como aditivo referencial; los almacenes el Marqués, El Trópico, granero Cachipay, antes de llegar a la carrera 16; superada la entrada doble por la carrera 17, de la cual nos ocupamos con anterioridad.

Aquí otra nota marginal:  en la zona, existían los almacenes Agrícola de la familia de Joaquín Suarez, comerciantes llegados del departamento de Antioquia, con productos y artículos apropiados para esta modalidad de clientela, dado que en muchos casos eran exclusivos; los hijos de Don Joaquín prosiguieron un periodo más, antes de liar bártulos, en un proceso final. Para Ilustración de los lectores, a esta familia Suarez, pertenecía el arquitecto más conocido como el Gordo Aguja, cuya vida y milagros, fueron y son de dominio público.

Por la calle 15 con carreras 16 y 17, frente a la plaza, parqueaban los vehículos de Rápido Wilson, carga de bajo volumen, camperos Willys de sucesivas locaciones, así, con el paso del tiempo, se ampliara a transporte propio de camionetas de mayor tonelaje; en ese andén se hallaba la Panadería Armenia, de Elías Trujillo, de tradición propia por muchos años; resaltar que esta empresa transportadora, era gerenciada por una dama de apellido Ruiz. 

De regreso a la galería, calle 15 con carrera 16, como referencia, acera oriental, parqueaban los vehículos que cubrían la ruta a Circasia y Salento, variedad de automotores, Ford 46 - 48, 54 y Studebaker de idéntico modelo. Un Mercury Monterey, transportaba los viajeros al municipio padre; todas las rutas por carreteras sin pavimentar, con tramos en pésimo estado.

Regresando a la portada transversal de la 16 con 15, rumbo a las calles 16 y 17, se encontraban otros graneros de la misma estructura de los mencionados en la portada principal; se agregaban, La Cosecha de los hermanos Orrego, El Oriente de Bernardo López, expendio de buena parte de provisiones para los pueblos y tiendas barriales. Pasando la precitada carrera 16 con calle 16, cerca de los dominios de doña Amelia, el café Caldas, en la esquina del cruce referido. Una caseta a las puertas del negocio, se encontraba todo lo pertinente para despacho de la empresa Trans Tebaida, con un parque automotor, semejante a los ya mencionados. Aquí la figura de un conductor que fue insignia por años: Tabardillo, apodo referente a su constante disposición a volar bajo, rumbo al Edén Tropical , en total divorcio con el pedal del freno ; conducía un auto sedán  , Ford modelo 54 , colores verde y habano, con exostos sin silenciador.

Más adelante, el Baltabarín, negocio de los hermanos Rodríguez y luego, la portada transversal para retomar el recorrido por la calle 17  a las carreras 17 y 18. El almacén Capital, La Primavera, de Luis Zuluaga, posterior comandante del Cuerpo Bomberos Voluntarios ; frente a la construcción , cruzando al otro lado de la vía, se levantaba imponente el almacén El Lobo , edificación de Francisco Gómez y hermanos, con existencias de ferreterías, expendio de especies importadas de La India y los restantes pisos para apartamentos , 20 en total...este edificio  levantado en 1956 , prevaleció al tiempo y a los embates de quienes terminaron cediendo espacios de superposición de otros comerciantes , en prolongado litigio legal . El Lobo, fue otra de las grandes inversiones hechas por el atractivo de la plaza, como lo fue el edificio Santa Fe. En esta esquina, la empresa de taxis Tax Páramo, luego tendría ruta a Calarcá. Recordando a César Pérez, el señor padre del periodista Elmer Pérez Zapata.

                                                            CONTINUARÁ