Cada 21 de septiembre se conmemora el día mundial de la demencia tipo Alzheimer, considerada como la enfermedad neurodegenerativa más frecuente en el mundo, que fue descrita en 1906 por el neuropsiquiatra y patólogo alemán Alois Alzheimer.  

Frente al tema Leonardo Palacios Sánchez, profesor de neurología de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario señaló que “Cerca de 55 millones de personas padecen demencia en el mundo y de ellos entre el 60% y el 70% tienen la enfermedad de Alzheimer”, que puede aparecer de manera esporádica, en la mayoría de los casos, o ser adquirida de forma hereditaria. Es posible que el incremento en los casos de esta enfermedad se deba al envejecimiento de la población, que ahora tiene mayor expectativa de vida.

Manifestaciones clínicas de la enfermedad

Desde el punto de vista de sus manifestaciones clínicas, la enfermedad de Alzheimer se caracteriza por un deterioro gradual en las funciones mentales. Frecuentemente, la primera en comprometerse es la memoria, presentándose olvido de eventos o conversaciones recientes. Luego, se comprometen otras como la orientación, el pensamiento, juicio, raciocinio, habilidades matemáticas y lenguaje, con afectación del comportamiento y las habilidades sociales.

Las personas que están en las etapas iniciales de la enfermedad “pueden olvidar claves de cajeros o contraseñas para acceder a plataformas, olvidar hacer cosas que antes hacían muy bien, como preparar diferentes platos, manejar el teclado del computador, desplazarse a pie por su barrio o, aquellos que conducen un vehículo por la ciudad donde habitan, perderse. En ocasiones, los pacientes presentan condiciones asociadas como trastornos de sueño, agitación, irritabilidad, alucinaciones y otros cambios que hacen necesario manejo interdisciplinario con psiquiatría y prescripción de psicofármacos.

En etapas más avanzadas, quienes padecen la enfermedad de Alzheimer no reconocen a personas conocidas e incluso a sus seres queridos. En el cerebro de las personas afectadas hay muerte neuronal, atrofia y depósito de dos tipos de proteínas: la TAU y beta amiloide. Lo anterior, hace que el cerebro pierda progresivamente parte de sus funciones. Desde el inicio de la enfermedad hasta las etapas más graves, pueden transcurrir de 8 a 10 años. Los medicamentos disponibles (rivastigmina, memantina, donepezilo y galantamina) pueden retardar la progresión de los síntomas. Existen programas de rehabilitación neurocognoscitiva que ayudan notablemente a los pacientes en los que intervienen terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, neuropsicólogos y otros profesionales”, comentó el profesor Palacios Sánchez.

Posibles vacunas y genes protectores para su prevención

Para el neurólogo y profesor Leonardo Palacios, es muy importante ilustrar en profundidad a los familiares sobre esta condición, advirtiendo que con frecuencia alguno de ellos será el cuidador de la persona afectada. Los cuidadores pueden presentar desgaste psicológico y físico, por lo que también requieren apoyo.

“En julio de 2023, la agencia reguladora de fármacos y alimentos (FDA) en los Estados Unidos aprobó un nuevo fármaco para el tratamiento de esta enfermedad, el lecanemab-irmb. Dicho producto aún no está disponible en Colombia.

Hoy día se desarrolla mucha investigación sobre esta condición y el futuro ofrece diferentes posibilidades prometedoras, entre ellas, disponer de una o varias vacunas para su prevención, terapia génica para insertar genes protectores en la cadena de ADN o reescribir el código genético para convertir el gen APOE4 (gen de riesgo para el alzhéimer) en un gen APOE2 (gen protector para el alzhéimer), medicamentos que tienen como objetivo reducir los acúmulos de proteína beta amiloide y de proteína TAU en el cerebro, e implantación de células madre a los pacientes afectados”, puntualizó el profesor Palacios.