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Región  |  23 abril de 2018  |  11:38 AM |  Escrito por: Edición web

Ley de Regiones a primer debate en el congreso

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Por Eddie Polanía R.

El viernes de la semana pasada la RAP Pacífico, realizó en Cali, la Primera Mesa de Trabajo de las Regiones Administrativas de Planificación. La temática del encuentro giró alrededor del enunciado “La descentralización y las RAP: cómo fortalecer la integración y el desarrollo de los territorios. Desde todo punto de vista la reunión fue interesante, en buena medida por la concurrencia de delegados de todas las RAP, del DNP, de la Federación Nacional de Departamentos, de la Secretaria de la Comisión de Ordenamiento del Senado de la República, y del ponente de la Ley de Regiones, senador Juan Manuel Galán. Un aspecto importante a resaltar, además de las discusiones técnicas sobre la ley y sobre los informes acerca de cómo van las RAP y qué requieren para fortalecerse, fue el apoyo ofrecido a la RAP del Eje Cafetero para que pueda consolidarse prontamente.

Por supuesto que las Regiones Administrativas de Planificación ya conformadas, y las próximas a serlo, entre ellas la del Eje Cafetero, se mantienen en la tarea de impulsar la Ley de Regiones, que empezará a debatirse este martes 24 de abril, en la Comisión Primera del Congreso de la República. Como que su interés obedece fundamentalmente a dos razones: primero a la necesidad de introducir algunas modificaciones a la ley 1454, de Ordenamiento Territorial, en particular a desbloquear la posibilidad de acceso a los recursos de financiación, pues recordemos que la LOOT estableció que las RAP no podrán participar de los recursos del presupuesto general de la nación, ni del sistema general de participaciones ni del sistema general de regalías. Absurdo total, pues si el objetivo de los esquemas asociativos es dinamizar el desarrollo de municipios, provincias y regiones de Colombia remediando sus brechas y problemas ¿cómo hacerlo sin fuentes de financiación? Alguna vez decíamos, y no sobre repetir la irracional cifra, que el 82% de los impuestos van para la Nación, el 13% para los municipios y el 5% para los departamentos. La segunda razón ―más estructural que la primera― tiene que ver con la necesidad de fortalecer el proceso de descentralización y autonomía municipal y regional, frente al gravoso dominio del centro sobre el resto del territorio nacional, otro pesado lastre que se suma a los muchos existentes que debilitan los escasos impulsos que genera la asfixiada periferia. Inadmisible que el Estado Central ―en razón de sus disfunciones e intereses particulares― sea uno de los principales factores de atraso del país.

Sin embargo el camino de la pareja RAP-RET, -Región Entidad Territorial, Art. 307CN- no está peripuesto de rosas, pues tanto en el senado como al interior de las regiones también prosperan los atascos. Muchos políticos y mandatarios ven las dos figuras como un factor de competencia, debilitamiento y amenaza contra los departamentos y contra los viejos poderes clientelares. Solo que el desarrollo regional y junto con él la población, no pueden seguir sacrificándose. Las vías alternativas como la gobernanza, la asociatividad y la integración territorial hacen parte de procesos de modernización política, social y cultural, llamados a imponerse ―en un verdadero pulso histórico― a las anquilosadas relaciones devenidas de supervivencias coloniales y caciquistas, ancorados en el pasado. Es cierto que los departamentos han perdido peso específico en el enmarañado mundo de los intereses, las competencias y el reparto de los recursos, pero su sobrevivencia ―contrario a lo que se puede pensar― no depende de su encerramiento en el pretérito sino ―precisamente― de su apertura a las corrientes democráticas y modernizadoras del territorio, de la política y de la administración pública, necesitadas de generar estructuras dinámicas que promuevan el cambio, la seguridad social y la paz.

La contradicción entre el Federalismo y el Centralismo, entre Bogotá y las regiones, sigue aún viva. Pero su resolución no está en las guerras como en el periodo de la Patria boba, del cual pareciera que no hemos salido. La ruta debe ser el consenso y el trabajo asociativo e integrado de las administraciones departamentales, lo mismo que la participación de la sociedad civil en este interesante proceso de construcción social del territorio.

Caldas, Quindío y Risaralda formarán la próxima RAP, gracias a la convicción de sus gobernadores, de que es menos duro y complejo acceder al futuro, planificada, solidaria y asociativamente, que individualmente, de tumbo en tumbo como se pretendió en el pasado. Y también gracias al apoyo de las demás RAP.

 

 

 

 

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